Valdepeñas incluye el control ecológico para reducir la presencia de la procesionaria

El Ayuntamiento de Valdepeñas ha incluido el método biológico en el control de la procesionaria para minimizar su presencia en los pinos de los parques y jardines del municipio, que son tratados con feromonas, bolsas-trampa y endoterapia, recurriendo a la nebulización en espacios más amplios como El Peral o el Cerro de San Blas. 

“Lo que queremos conseguir con este tipo de trampas es ir a los métodos más ecológicos posibles”, manifestaba el concejal de Medio Ambiente, José Antonio Sánchez Elola, durante su visita  este miércoles el Parque Amapola donde se han instalado una de estas bolsas, “con las que se consigue parar el proceso biológico de la propia oruga, impidiendo que llegue al suelo cuando desciende del árbol”.

El consistorio destina 15.000 euros anuales para el control de la procesionaria, que ha logrado reducir su presencia considerablemente en los últimos años. La atención prestada hacia este tipo de plagas ha conseguido hasta ahora “que no tengamos queja ninguna que pueda originar la oruga, que desprende unos pelillos que producen urticaria, que se puede complicar si uno es alérgico, y en mascotas puede derivar en problemas más graves”.

La ingeniera técnica industrial Paula Artime precisaba que “la procesionaria del pino es una plaga complicada de controlar porque tiene mucha movilidad y tiene un ciclo muy largo, además con productos fitosanitarios solo se pueden controlar en unos estadios muy determinados”. En este sentido ha señalado que “Valdepeñas lleva apostando por la gestión integrada de plagas mucho tiempo y lo que hacemos con la procesionaria, y el resto de plagas, es utilizar todos los medios para su control, utilizando el químico como último recurso”.

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