George Orwell: Sin blanca en París y en Londres

Antes de venirse a nuestra guerra civil a matar españoles como miembro de las Brigadas Internacionales, el señor Orwell anduvo rulando por París (y por Londres) como laborioso obrero sin cualificar y agregado a las más bajas escalas del lumpenproletariado.

Esto es, que Orwell vivió en sus propias entretelas los rigores de no tener un panizo. Con los bolsillos repletos (de pelusilla y telarañas, las más de las veces), el señor Orwell trabajó en lo que pudo, se alojó donde le dejaron y convivió con las clases esas que ahora, en la TV, los que tienen estudios llaman personas en riesgo de exclusión. Vaya carajotada. Excluido se quedó el señor Orwell los días que no podía echar, por ejemplo, catorce horas de friegaplatos en un hotel de lujo a cambio de un sueldo de miseria. Sin esa magra paga, esto es sin trabajar como esclavo de la hostelería parisina, Orwell se veía abocado, y así fue, a pasarlas canutas. Más hambre que un perro en un esportón, dicen que pasó Orwell por el solo pecado de, como decimos, no tener un panizo.

A diferencia de otros antropoides terrícolas y humanos que conocieron los padecimientos de la pobreza, el señor Orwell toleraba a los ricos (o eso, o es que disfrazaba muy bien sus fobias y hasta sus odios). La tolerancia de Orwell para con las clases privilegiadas se deduce de la lectura de estas páginas, en las que podría haber puesto a las clases altas a caer de un burro. Y no lo hizo. Así, su literatura gana en elegancia y en clase, por si hiciera falta.

No, señores y señoras, Orwell transige con las gilipolleces de las clases pudientes y se aplica aquello de Delante de personas importantes no te toques las partes colgantes. Orwell no los insulta, no la toma con ellos e, incluso, muestra cierta simpatía por su aparato digestivo (el de la gente de pasta) cuando cuenta que un compañero suyo de hotel hacía —a escondidas— ciertas cochinadas a la comida que había de ser masticada o rumiada (o engullida, pero siempre digerida) por miembros de las clases altas parisinas que acudían a uno de los restaurantes de alto copete en el que Orwell —y su guarrillo compañero— destrozaban su salud laborando en sofocantes e interminables jornadas a cambio de un sueldo de poca monta. Y eso cuando les pagaban, que esa es otra.

 Por otra parte, no queda mucho sitio para el buen rollo en el jodido mundo de los que trabajan en empleos. Vean si no: en uno de esos restaurantes de postín, los camareros y los empleados de la cocina exhibían una especie de xenofobia que hoy estaría mal vista en esta  parte del ecúmene (y a Orwell y su basca de curritos de saldo, creemos, les iba a dar igual): se designaba la categoría de un establecimiento por el número de extranjeros que acudían a él a comer. Si no había más que extranjeros en un restaurante, eso era señal inequívoca de que el local gozaba de poco prestigio. Si, por el contrario, se trataba de un comedor donde abundaban los franceses, la deducción era otra: ese era un sitio al que había que ir. Así se calificaba la calidad de la comida: por la nacionalidad de quienes la digerían, no por la de los que la servían.

Un efecto que Orwell observó del trabajo duro y prolongado sobre las psiques de quienes quedan condenados a él es, por supuesto, el envilecimiento de las personas, la transformación de estas, de antropoides dotados de cierta bonhomía, en seres egoístas aquejados de un cansancio crónico que les impide cualquier abstracción más allá de los pensamientos relativos a lo más cercano: el horario, el sueldo y sus propias chinches, piojos y parásitos varios. Otro efecto del embrutecimiento proletario es la pérdida de solidaridad, si alguna vez la hubo. El chismorreo, la maledicencia y aun la delación son moneda común entre los abonados al jornal conseguido a base de sudar hasta por los dientes. Los camareros y empleados de cocina son trabajadores que no guardan la menor consideración con sus iguales, no digamos ya con los que quedan por debajo de esos obreros sobreexplotados que solo piensan en qué van a comer ese día, o en si van a comer ese día.

De esta manera, concluye Orwell, quien nace pobre muere pobre.

Advertimos que esto lo escribió Orwell hace mucho tiempo y muy lejos de por aquí.

Es una suerte que ya no pasen cosas así.

Emilio Morote Esquivel.

Relacionados

22 COMENTARIOS

  1. Para que luego digan algunos o algunas que este digital depende ideológicamente del PSOE y de UP…

    Tertulianos como Ángel Manuel, y ahora este nuevo, demuestran la libertad de expresión en este medio digital.

  2. Escribe usted muy bien. Orwell es un autor de máxima actualidad, buen conocedor del comunismo desde dentro y de sus abominaciones.
    En su obra ‘Rebelión en la granja’ la casta queda muy bien reflejada en esos cerdos que explotan al resto de los animales de la granja después de su revolución. Son el mismo perro con distinto collar.

    Cualquier parecido con la realidad es mera casualidad.

    Esta es la película en versión animada. Intemporal.

    https://youtu.be/GeVavquVu9c

  3. Este personaje,Enrique Santiago,secretario gral del Partido Comunista,dijo que lo primero que haría si triunfa la revolución sería ir a La Zarzuela y acuchillar al Rey y a la princesa Leonor:Mañana será nombrado secretario de Estado por Sanchez,sueldo 120.000€ anuales. https://t.co/H5snkIRksB

  4. El Zendal es un hospital público de emergencias diseñado para hacer frente a pandemias y liberar así al resto de la red hospitalaria, pero, sobre todo, especializado en el tratamiento del coronavirus. ¿Qué proponen los comunistas? CERRARLO. Son maestros de la miseria y la muerte

      • Rondil dice:

        25 octubre, 2020 a las 21:52

        Plomo para el macho cabrío mayor voxtrenco y saetas, muchas saetas, para sus adláteres en el Cerro de los Palos de Peralvillo.

      • Que va, dejó la valentía y se pasó a la cobardía de los nicks, quienes lo conocemos ya le hemos contado nss de una docena de cobardes nicks anónimos. Y repito lo de cobardes nicks, porque el elemento en cuestión despreciaba a quienes utilizaban el anonimato, jajaja, y mira por donde es quien más lo utiliza ahora, el muy cobardica.

  5. Si la libertad significa algo, será, sobre todo, el derecho a decirle a la gente aquello que no quiere oír.

    En tiempos de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario.

    La Libertad significa libertad para decir que dos más dos son cuatro. Si eso se admite, todo lo demás se da por añadidura.

    Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros.

    Quizás uno no deseara tanto ser amado como ser comprendido.

    Pueden forzarte a decir cualquier cosa, pero no hay manera de que te lo hagan creer. Dentro de ti no pueden entrar nunca.

    Es imposible fundar una civilización sobre el miedo, el odio y la crueldad. No perduraría.

    Hemos caído tan bajo que la reformulación de lo obvio es la primera obligación de un hombre inteligente.

    La cordura no depende de las estadísticas.

    Toda la propaganda de guerra, todos los gritos y mentiras y odio, provienen invariablemente de gente que no está peleando.

    Ya de joven me había fijado en que ningún periódico cuenta nunca con fidelidad cómo suceden las cosas.

    Cuanto más se desvíe una sociedad de la verdad, más odiará a aquellos que la proclaman.

    Lo importante no es mantenerse vivo sino mantenerse humano.

    El poder no es un medio; es un fin en sí mismo.

    El poder radica en infligir dolor y humillación.

  6. Madre mía, ¿todavía sigue por ahí ‘el escritor de aquí’?
    Pensaba que se había cansado de ser un homófobo, que vive de una paguita del estado porque tiene diagnosticado no sé qué enfermedad y que va dando la brasa a la gente bien bebido y puesto de lo que toque ese día.
    Por utilizar palabras biensonantes se cree que tiene más cultura, y es un pobre muerto de hambre que se cree importante, en fin de todo hay en la viña del señor, lástima que falten vendimiadores y sobren señoritos…

  7. Incendian la sede de Podemos en Cartagena.

    Los responsables son:

    A) Ayuso

    B) Abascal

    C) Emilio

    D) Ángel Manuel

    E) Marcelino

    F) Ellos mismos pero ha sido Franco

  8. La izquierda siempre reviste con una capa de indignidad a todos aquellos que viven de la hostelería o del turismo.

    Insultan a los camareros al mismo tiempo que construyen un país de burócratas inútiles y «ninis» subvencionados despreciando al trabajador que los mantiene.

  9. Hoy Iglesias ha despertado en Galapagar y ha desayunado mirando, a través de los ventanales del salón, la piscina, el muro que rodea la casa y, mas allá, los árboles del parque natural. Luego ha venido a Madrid y ha pedido el voto de los “barrios humildes”

  10. Lo de votar a favor de llevar mascarilla a pesar de guardar la distancia de seguridad o estar al aire libre pero luego hacerse una foto de grupo todos sin mascarilla es muy de Podemos.

ESCRIBE UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí


spot_img
spot_img
spot_img
spot_img