¿Por qué obedecemos las leyes y costumbres?

Jesús Millán Muñoz.- A raíz del artículo de Javier Gomá Lanzón, ¿Por qué obedece la gente?, en El País, de 03 de marzo del 2012 nos planteamos el problema de la autoridad y la obediencia a la ley, de la anomia legal moral o de la amoralidad legal o… 

Podríamos, indicar, entrando sin rodeos y sin tapujos a la esencialidad, que el ser humano es un ser gregario, es decir, de las doscientas especies de simios que existen, de las cuatro o cinco de primates dentro de los primates, una es la del ser humano, que ha ido pasando por distintas escalas evolutivas, desde los homínidos, anteriores al homo, y todas las especies de homo. Todas estas especies son animales que forman grupos, y por tanto, ningún grupo puede funcionar, salvando las distancias, sin diríamos leyes-normas-mandatos-costumbres

Podemos inducir-deducir, de los datos que disponemos de todas las especies de homo que han existido, desde el homo habilis, hace dos millones y medio, aproximadamente, que sería la más antigua conocida, a la actual, denominada homo moderno o homo sapiens sapiens o Cromagnon, que todos los individuos han vivido en un grupo, y en ese grupo, existían leyes-normas-costumbres-hábitos sociales, de diversos tipos. 

El ser humano es herencia, heredamos, no solo códigos fisiológicos-neurológicos-genéticos, sino también, heredamos cultura-tecnología-técnicas, heredamos costumbres-hábitos-actos-aptitudes-actitudes, heredamos un complejo de realidades del mundo, de cómo enfrentarnos al mundo, de cómo enfrentarnos a nosotros mismos… 

Se ha dicho durante siglos, que el ser humano es una mezcla-combinación a partes desiguales de naturaleza y cultura, o si se quiere indicar de otro modo, de determinismo e indeterminismo, es decir, de Biología-Física y de libertad. Por consecuencia, por lo general, la mayoría de procesos humanos, pueden realizarse con un grado o gradiente diverso de libertad, de posibilidades, de indeterminaciones en parte o en gran parte. Un cocido o una paella o un estofado o una tortilla puede tener diversos ingredientes, y disponerse de múltiples modos. 

Salvando las distancias, la antropología-psicología-sociología-jurisprudencia-religiones y todas las ciencias sociales, nos muestran, que ante una misma cuestión, los humanos la han abordado, por lo general de diversos modos. Con esto, no me encuadro en un relativismo o agnosticismo o escepticismo o posibilismo moral y ético. Es decir, no creo que todas las respuestas éticas y morales, al mismo problema, sean todas o tengan todas el mismo grado de libertad y bondad y bien y verdad y veracidad y eficiencia y utilidad… Es decir, no todas las respuestas morales o aptitudinales o actitudinales frente a las mil realidades del ser humano, frente a la misma cuestión, no creo que todas sean iguales, es decir, sean todas convenientes y buenas y verdaderas, en el mismo grado

De muchos modos, se podría indicar, que obedecemos para no sufrir, para aceptar las reglas del grupo, para integrarnos en la sociedad, de ahí, el refrán-máxima musulmán, que indica. “un hijo se parece más a su tiempo que a su padre”. Esto es lo que durante milenios hemos ido realizando los seres humanos, obedecer las reglas sociales y morales y hábitos sociales, de alguna manera, o de muchas formas, pero al mismo tiempo, ir cambiándolos, es decir, saltándonoslos, en parte o en determinadas maneras o formas

Cada uno, según sus circunstancias, su ideología, su forma de pensar, sus deseos, sus pasiones. Esa mezcla de racionalidad e irracionalidad que somos, pero no solo individual o personal, sino que la sociedad es un combinado de racionalidad e irracionalidad, y todo lo que toca-hace-siente-piensa el ser humano, es también una combinación de racionalidad e irracionalidad. 

Se obedecen a multitud de entidades y entes, personas, en algunos aspectos, a leyes, en algunos aspectos, a normas sociales, en algunos aspectos, a teorías-concepciones culturales, en algunos aspectos. Podríamos decir, que todos obedecemos y todos desobedecemos, a y en, distintos grados o maneras o formas o realidades o entidades. Diríamos, que estamos en ese juego alternativo como la electricidad, de obedecer y desobedecer. Cierto es, que por cuestiones o mandatos morales, o religiosos-espirituales, o jurídicos o por temor al castigo-sanción, la mayoría de seres humanos obedecemos a todo o a casi todo

Porque de lo contrario, la sociedad, todo entraría en una especie de anomia moral o anomia jurídica o anomia social, es decir, se destruiría el precario orden social, o el orden social moderado. Cosa que ocurre, como hemos visto a lo largo de la historia, en muchos aspectos, en tiempos difíciles, es decir, revoluciones-contrarrevoluciones-guerras-epidemias masivas, etc. Incluso ocurre en determinados grupos, que no aceptan o desean cumplir la ley, la ley en general, grupos delictivos organizados, sectas, etcétera, en determinados temas o cuestiones o áreas. Aunque no en todas…. Ya, que el ser humano sin la sociedad, no puede sobrevivir, incluso el ermitaño solo y solitario que está en una isla, lleva la sociedad dentro de si mismo, igual que lleva la biología humana en su ser… 

Pero el ser humano, no obedece en todo, ni desobedece en todo, ni en la misma proporción. Ni al padre, ni a la autoridad jurídica de su sociedad, ni a la autoridad moral de su entidad social, ni a la autoridad religiosa de su creencia, ni a la autoridad política de su tiempo… Es decir, no obedecemos, en general, a y en todo, pero si, diríamos que en una gran parte, de lo contrario, la sociedad-Estado, incluso la vida humana saltaría por los aires. Simplemente, nos extinguiríamosSi no hubiese leyes, nos destruiríamos a nosotros mismos, no habríamos llegado hasta aquí. Esta es la realidad, guste o no guste. 

Todos los grandes códigos morales de la humanidad, que son la base de la mayoría de códigos esenciales sociales y jurídicos y políticos, son el fundamento de todos los sistemas sociales y sociedades, desde que tenemos datos documentales, Hammurabi, hasta el de Noé, Moisés, y, todos los grandes reformadores religiosos del mundo, han buscado la esencialidad de la ley, en definitiva, la esencialidad de la obediencia, expresada en forma moral o religiosa o social o política o jurídica o cultural o costumbres. 

La costumbre hace la ley, la ley hace la costumbre, según el adagio antiguo, y, ambas están esencializadas-fundamentadas en los códigos morales-religiosos de la humanidad. Somos ley, y por tanto, en muchos sentidos, somos obediencia. En tiempos, que la Autoridad y Autoridades se pone, demasiado en crisis, hay que recordarlo. Hay que evolucionar y progresar en la ley, y que esta ley sea lo más verdadera y bondadosa posible, lo más moral posible, para que el ser humano sea lo más feliz posible, lo más verdadero y bondadoso y útil posible. Que el ser humano sufra lo menos posible, porque el sufrimiento-pena-angustia-traumas-heridas es la sembradora de nuevos sufrimientos-penas-angustias-traumas… 

Podríamos indicar, que obedecemos para vivir y sobrevivir mejor, y, que guste o no guste, está, diríamos, en nuestro código genético y desde luego histórico. Ahora bien, la humanidad tiene que ir buscando que las leyes-normas son y sean las más verdaderas y bondadosas y eficientes posibles, porque es la manera, de que el juego del vivir-existir se desarrolle de forma correcta. Podamos continuar evolucionando correctamente hacia el siguiente paso de la Humanidad… 

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