La Diputación de Ciudad Real mantiene la colaboración con Cáritas Diocesana en “La Casa de Abraham” y el Centro Siloé

“La Casa de Abraham”, creada en 1997, o el Centro Siloé (1992) son dos de los proyectos puestos en marcha por Cáritas Diocesana en Ciudad Real a través de los que, solo en 2020, han atendido a 280 personas sin hogar o con problemas de adicciones superando las 13.000 atenciones.

Las ayudas que la Diputación provincial de Ciudad Real proporciona a Cáritas van destinadas al desarrollo de ambos proyectos, “contribuyendo a garantizar el acceso a los derechos de personas que se encuentran en situación de exclusión con acciones para grupos de personas con una problemática muy específica a la que no se da respuesta desde ningún otro recurso de la provincia”, destaca Carmen Nieto, coordinadora del área de inclusión. De ahí “la importancia de ambos proyectos en la atención de personas sin hogar y con problemas de adicciones para su recuperación e inclusión social”.

Los fondos que aporta la institución provincial van destinados concretamente a financiar el coste de los educadores y monitor de actividades, que son los encargados de acompañar a las personas en la recuperación de sus hábitos sociales y laborales. “Una labor fundamental para cumplir con la finalidad del proyecto, que no sería posible sin estas ayudas de la Diputación”. Ayudas por valor de 30.000 euros para el proyecto Siloé y 20.000 euros en el caso de “La Casa de Abraham”, una contribución económica en el marco de una colaboración mantenida en el tiempo, desde hace años por la institución provincial.

En ambos proyectos, según puntualiza Carmen Nieto, la persona es el centro de la intervención y no el “problema”, lo que comporta un estilo de acción y de ayuda que responde a una consideración global de la persona en la búsqueda y solución de sus problemas, con lo que se pretende movilizar sus energías y posibilidades, y no crear dependencias.

La principal actuación en el Centro Siloé es acompañar a personas con problemas de adicciones, “facilitándoles pautas que logren integrar hábitos educativos a través de la convivencia y el acompañamiento personalizado y dando pasos hacia la plena autonomía”, señala.

La Casa de Acogida/ Centro de Día, subraya, no es un fin en sí mismo, sino un medio que proporciona a los participantes un ambiente que facilita el crecimiento, la motivación y la toma de decisiones, favoreciendo así su proceso educativo o reeducativo.

“Se trata de ofrecer un apoyo o referente que suponga dar pasos hacia la reinserción e integración plena, a través de un trabajo personalizado de acompañamiento individual y grupal en el marco de la participación en la búsqueda de una vida plenamente autónoma”.

En “La Casa de Abraham” se trabaja igualmente con la persona de forma individualizada, y aquí el papel que juegan los talleres es fundamental para trabajar hábitos saludables, habilidades sociales y formación profesional en las materias que se imparten, destaca Nieto.

“Talleres en los que se trabaja de forma activa y participativa en grupos con puestas en común y debates para fomentar las actitudes de colaboración y participación. Todo ello, en coordinación permanente entre los equipos profesionales para el seguimiento de los casos de cara a la recuperación integral de los residentes”.

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