Adiós, alcaldesa; hola, alcalde

Manuel Valero.- Ya tenemos alcalde a falta de su legitimación por el plenario inminente. Adolfo Muñiz, cuarto de la candidatura socialista.  Sea cual haya sido el dolor del parto, si lo ha habido, lo importante es que el vacío de poder tras la brevísima alcaldía por accidente de Felix Calle, ha durado apenas unos días y la ciudad contará con un nuevo regidor, que habrá fajarse lo que queda de mandato con los mismos problemas, proyectos y compromisos que sobre la mesa ha dejado la anterior alcaldesa y hoy ministra, Isabel Rodríguez.

No voy a relatar aquí, de nuevo, la sensación de decadencia de una ciudad hasta hace poco bulliciosa y empleadora. Ni los asuntos pendientes. Ni tampoco que en estos dos años pasados de legislatura pandémica también se ha llamado a multitud de puertas, y se ha removido todo lo removible para que tengamos la suerte de vislumbrar un remonte de la situación. Tal y como pintan los tiempos, me da que ser alcalde hoy ya no es solo la púrpura sino el esparto y la carga. De modo que el nuevo alcalde Adolfo Muñiz, habrá de vestir los dos ropajes.  

Pero hay un dato que a mi entender será vital para encarar lo que queda de mandato con dosis racionales de esperanza, a poco que se aplique y se pise un poco el acelerador. No es otro que por primera vez el regidor de Puertollano tendrá en el Gobierno de España a su antecesora, Isabel Rodríguez, que ya aludió a la política municipal en su toma de posesión. La agenda de la nueva ministra tendrá compromisos hasta en los márgenes de la libreta y en el canto de las hojas pero apuesto a que en la medida que pueda será un factor de influencia a tener en cuenta a la hora de atraer proyectos nuevos o acelerar los comprometidos. Ningún alcalde, aunque todas las administraciones fueran del mismo partido -Ayuntamiento, Diputación, Junta y Gobierno Central- ha contado con un aliado con acceso directo y personal al presidente. Adolfo Muñiz, sí. Y eso es una garantía.

Isabel Rodríguez no ha firmado dos años visiblemente rutilantes aunque haya puesto los cimientos. Lo que no acabó como alcaldesa puede contribuir a hacerlo como ministra. Desde el punto de vista de la ciudadanía sería un logro: un buen gobierno y una buena gestión contribuyen a mejorar el bienestar ciudadano. Y desde el punto de vista político al PSOE le es vital para su supervivencia acabar con el decaimiento motor que se detecta en la calle.

Es cierto que el PSOE pasó la anterior prueba en unas condiciones endiabladas merced al tirón de la candidata pero no creo que pudiera revalidarla si al final de la legislatura no se visibilizan proyectos comprometidos –se me ocurren dos: el Hospital (que ha sido como un comodín al que recurrir una y otra vez) y la Variante Sur-que aporten dinamismo y empleo. Los socialistas necesitan una ración vitamínica doble para salvar la legislatura y afrontar las elecciones de 2023.  

A Adolfo Muñiz le espera en el atril de mando una complicada partitura  con una infiltrada en el Consejo de Ministros. Dado el carácter y la querencia terruña de la ministra Rodríguez, es seguro que buscará un hueco en los márgenes de su agenda y en el canto de las hojas (2) para atender los asuntos del pueblo. En caso contrario, cuando toquen urnas, puede que el PSOE lo haga a rebato.

De buenos demócratas es otorgarle al nuevo alcalde, la acostumbrada confianza y un margen razonable para valorar su gestión. Así que, suerte.

Adiós, alcaldesa; hola, alcalde.       

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3 COMENTARIOS

  1. Mientras gestione y no suba los impuestos tales como el ibi y el agua de la ministra como inútil, inepta e incompetente gestora pública ya sería un logro.

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