La casa de los horrores de Puertollano: Sacan 3.000 kilos de basura de un piso habitado y ayudan a su propietaria enferma

Santos G. Monroy.- El olor es nauseabundo. La basura se acumula desde el portal a la alcoba, en barricadas de bolsas negras, desde el suelo hasta los marcos de las puertas. Apenas queda espacio para caminar. La inmundicia y los enseres inservibles tapan el mobiliario original, incluido un gran piano, enterrado como un tesoro en el fondo de un mar de desperdicios, entre perros y gatos muertos, ratas y cucarachas.

Lo relata el concejal de Sanidad del Ayuntamiento de Puertollano, Jesús Manchón, que no ha podio evitar calificar el lugar como una «casa de los horrores». Él personalmente, y los técnicos y operarios de Sanidad, Servicios Sociales y limpieza municipales llevan más de un año, desde enero de 2020, trabajando para ayudar a una vecina de Puertollano enferma de síndrome de Diógenes, que ha acumulado toneladas de basura en su céntrico piso, muy cerca de la popular plaza del antiguo «Pilancón de los Burros» de la ciudad minera.

El caso es impactante, y podría haber supuesto un gravísimo problema de salud pública, especialmente para los vecinos del bloque. Desde ayer los servicios municipales han sacado toneladas de basura, y la previsión es que se lleguen a extraer hasta 3.000 kilos de desperdicios y enseres.

La actuación es compleja, pero encarna la esencia del servicio público municipal como factor de apoyo a los vecinos, más allá de las actuaciones de relumbrón político.

El equipo de Manchón y él especialmente, concejal de Izquierda Unida en coalición con el gobierno local socialista, llevan trabajando en este caso desde que tuvieron conocimiento de los hechos, a principios de 2020. Desde entonces se ha trabajado en todos los flancos, con la dificultad añadida de las restricciones por la epidemia de COVID-19.

Primero hubo que ganarse la confianza de la vecina, septuagenaria, de origen argentino, culta y profundamente religiosa. El acercamiento dio lugar a curiosas anécdotas, como la de Jesús Manchón, comunista hasta la médula, citándose con la mujer en «tierra sagrada», la iglesia de la Asunción, y adoptando un discurso casi sacerdotal para tratar de convencerla de que dejara que actuaran los servicios municipales.

Después vinieron las tortuosas, complejas y dilatadas gestiones con la Justicia y con la Fiscalía provincial, para solventar los condicionantes de la legislación que protege los derechos fundamentales y la intimidad. Finalmente, la actuación de limpieza, que ha requerido desde este martes la presencia de personal municipal, viajes constantes de un camión de basura y presencia policial. Este miércoles prosiguen los trabajos para aliviar el inmueble de desperdicios, y proseguirán con la desinfección y desinsectación del piso.

Aún quedará la atención a la propia persona como medida humanitaria. Manchón ha apuntado que a partir de ahora habrá que seguir trabajando para conseguir que los servicios sociales declaren la incapacidad de la mujer, de modo que pueda ser atendida correctamente.

Manchón concluye su relato desde la empatía y la satisfacción moral y política: «Jamás vi algo parecido ni tan impresionante, pero el trabajo ha merecido la pena, aquí está la esencia de servicio público, tal y como lo entendemos desde IU, fuera de los artificios, como ayuda directa a los vecinos y protección de los mas desfavorecidos», concluye.

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