La marioneta de Bellido en el cortijo de las Cortes

Lola Merino. Portavoz parlamentaria del PP-CLM.- Qué ha sido de Pablo Bellido, aquel presidente de las Cortes de Castilla-La Mancha que prometía una legislatura abierta, que afirmaba que la participación y la libertad de los grupos parlamentarios en la cámara iban a ser una realidad. Dónde ha quedado aquella ilusión proclamada de ser un presidente ejemplar, con un talante abierto, de consenso y negociador.

La verdad es que Bellido ha convertido las Cortes De Castilla-La Mancha en un cortijo, el cortijo de Emiliano García Page. Un cortijo en el que su dueño, el señorito, está ausente, pero con la tranquilidad de que ha puesto al frente a un capataz obediente que ejecuta sus órdenes sin cuestionarlas, sin el menor reproche, al más puro estilo ‘marioneta’.

Y es que la personalidad abierta y conciliadora que pregonaba, Pablo Bellido, en junio de 2019 se ha ido tornando gris, oscura y sombría, como demuestra su anuncio más reciente de “limitar los temas” que se van a poder debatir en las Cortes Regionales.

Quiero pensar que esta propuesta no será una imposición más del socialismo haciendo un mal uso de su mayoría absoluta. ¿Nos van a prohibir defender la PAC que merecen los agricultores y ganaderos de Castilla-La Mancha por tratarse de un asunto europeo? ¿Nos prohibirán hablar de Agua o de la política hídrica, por ser un asunto nacional?

Entiendo que el señorito del cortijo, Page, quiere evitar que se debatan en la cámara regional todos los asuntos que le resultan incómodos y ante los que se ha mostrado impasible, casi en letargo en sus largas vacaciones, como la subida histórica de la factura de la luz, la bajada de impuestos que están llevando a cabo las autonomías gobernadas por el Partido Popular, o los pactos que ha materializado su jefe, Pedro Sánchez, con la flor y nata del independentismo nacional.

Lo cierto es que este despotismo que sigue con la prohibición de hablar de ciertos temas en las Cortes Regionales, ha tenido pasos previos muy preocupantes  en estos dos años de legislatura. De hecho, comenzó limitando el número de iniciativas que los grupos parlamentarios podíamos llevar a Pleno, luego echó el candado en la sala de prensa, limitando las personas que podíamos dar ruedas de prensa y puso freno al trabajo parlamentario, sometiendo a las Cortes a un ritmo lento, adormecido, a merced de lo que Page dictara en cada momento.

Como decía, un proceso que ha transformado a las Cortes Regionales en el cortijo del señorito Page y que han convertido, tristemente, al presidente de la cámara, Pablo Bellido, en la marioneta oficial socialista.

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