Caín y Abel

Podría haber titulado este artículo: Cómo las largas sombras y negruras del ser humano. Es decir, analizar los genocidios, los campos de concentración, las guerras del siglo XX. 

Existen medias noches, que el sueño se aleja de la conciencia, se despierta antes del alba, media noche, no te deja dormir el silencio, ni el ruido interior. Y, mirando y, remirando por los azules-negros-verdes ojos de la historia y de la conciencia humana, surgen temas, y, ésta noche ha renacido uno de los antiguas preocupaciones, ya de décadas, sobre el mal y el bien, pero cada resurgir, diríamos que fluye con distinta matización. 

En ese viaje interior que he ido realizando media noche por genocidios-campos de concentración-exterminio-guerras masivas del siglo veinte, ¿qué podemos indicar, para intentar analizar-sintetizar, quizás un matiz-sugerencia-boceto-idea que pueda aclarar algo, no solo para entender y comprender, sino para que comprendiendo la enfermedad, hallemos la cura, como en los sistemas biológicos…? 

No citaré ninguno de esos masivos acontecimientos, ni de un lado de un continente, ni del otro, ni siquiera entidades oficiales que estudian y analizan, que recuerdan o desmemorializan, ni siquiera bandos ideológicos o sociopolíticos o culturales o religiosos, ni cifras de fallecimientos-muertes-enterramientos-fusilamientos-espadazos… Porque, ya sé, porque la vida va pasando, si citas equis, enseguida saldrán los del grupo zeta o eme o uve doble, indicando que no es así, que esas realidades no existieron, o que tantas cifras no surgieron, o tienen otras explicaciones aquel fenómeno… 

– Lo primero, que puede ser décimo, es que un grupo de personas-ideología-poder desea imponer a otro, por la fuerza una medida-ley-norma-conducta. La realidad, es que se produce una lucha entre dos o tres bandos, unos desean una realidad futura, otros, o no quieren, o no desean que se desarrolle. Y, empiezan a moverse los hilos del poder y de la presión. En definitiva, diríamos la dialéctica de la lucha-enfrentamiento-confrontación, imponer algo al otro, y el otro, individuo o colectivo, no tenga más remedio que claudicar. Pienso, que aquí, esta uno de los meollos del mal, y de Caín y Abel… 

– De esa confrontación dialéctica y lingüística, y de hechos y actos, en mayor o menor medida, se puede llegar a la “extenuación o intento de la extinción o aniquilamiento” del otro. Literalmente hablando, utilizando unos mecanismos u otros. La normativa de la defensa justa, pero racional y con medida, por lo general, esa línea-concepto se supere con creces. Y, entonces, se convierte, se produce una acción o conjunto de acciones, siempre dirigido por un pensamiento y sistema de acción, que conduce, de forma más sistemática o menos, a la solución final, sea de un tipo o sea de otro. Porque esas masivas muertes, rápidas o largas en el tiempo, de semanas a meses o años, son causadas por todas los medios intermedios que se ponen en toda la evolución de la crisis. Utilizando la palabra crisis, como eufemismo muy débil. Ya en este estado entran a formar y conformar parte de todo este tinglado teórico y práctico multitud de razones-motivos-causas, actos-actuaciones, recursos humanos. Se combinan multitud de motivos-fines para una misma realidad, es decir, ese “mal radical”. 

– Aunque alguien, individuo o colectivo, sea ateo o agnóstico, debe reconocer la Biblia, entonces como libro secular y material, por tanto, al menos, como libro de literatura. La Biblia como literatura, entonces, y demás explicaciones filosóficas, sobre el mal, al plantearlo en la “narración-relato-leyenda-historia-mito” de Adán y Caín, habla de “diferencias y problemas entre agricultores y ganaderos, y además, la avaricia en medio y la envidia en medio de toda esa cuestión”. 

Este “mito-leyenda-historia-relato”, nos explica la esencialidad de esos conflictos, distintos puntos de vista ideológicos, distintos puntos de vista de intereses, mezclados con una combinación de pasiones-deseos-pulsiones, negativas o desordenadas, y con una serie de fines-intereses, también desordenados. Entonces, la solución, es “la extinción de la faz de la tierra, del otro, sea un individuo, como en Adán, sea de un colectivo equis o zeta o uve doble”. 

– En un texto escrito, en un artículo creo, expliqué, que antes de haberse producido esos masivos genocidios-crímenes-muertes-hambrunas adrede-guerras, etc. No podrían los dirigentes, como mal menor, haberlos dejado salir de sus territorios. Puede parecer y es, una solución incorrecta, pero como mal menor, es mucho mejor, que atravesarlos por la espada-fuego del hambre adrede o los campos de concentración o provocación de guerras o genocidios de una manera o de otra. Nadie se rasgue las vestiduras, pero qué es mejor, un millón de personas muertas, o un millón de personas que lleguen a otros lugares del mundo –si es que los acogen-. Sé, que es una medida irracional y cruel y contra todos los derechos humanos… Pero ante tanto mal, acéptenme, este “argumento con piedad y por piedad”. Nadie debe ser expulsado de su tierra, de su nacionalidad, de sus bienes, de sus trabajos, de su historia, de su realidad sociopolítica… 

La única solución que percibo en el horizonte, para que esto no se vuelva a repetir, de una manera o de otra, y solo me refiero al siglo veinte. Es la aceptación de la democracia, en sentido estricto. Segundo, la aceptación de los Derechos Humanos de 1948. Tercero, la aceptación del inmenso e infinito e ilimitado valor de cada ser humano, cada persona o individuo, sin negarlo de ninguna manera. Cuarto, la separación de Religión y Estado, en la forma moderada occidental. Quinto, caminar hacia un único Estado Mundial o Autoridad Mundial, de mutuo acuerdo, tolerancia, en paz. Sexto, crear sistemas y programas de investigación mundial, que analicen, cientos y miles de cuestiones culturales y sociales, que diferencian a los hombres, por ideología o filosofía o cultura o religiones, que son, demasiadas veces, la leña que hace arder el fuego, de tal modo, que se busquen las respuestas más racionales y más ortodoxas, según el saber más demostrado de todas esas problemáticas latentes, siempre presentes. 

El mal y la maldad, no olvidemos, son grados de mal y de maldad. Que como el agua se puede ir calentando y convirtiendo en vapor, hasta que estalla la caldera, como un volcán-huracán-seísmo… 

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