Retórica y ornato en Navidad

En esa proximidad que otorga el calendario otoñal –puro Adviento, no más– a la onomástica de San Nicolás del 6 de diciembre –el Papá Noel de los Países Bajos– se componen y comportan nuestras sociedades occidentales de forma pinturera y exagerada.

Algo parecido vivía mi madre, en llegando el 8 de diciembre.

Solicitando ayuda para desembalar las figuras –más veteranas que yo mismo– del Nacimiento de sus cajas de corcho secular.

Desembalar y despertar del sueño anual de altillos y cajones.

De la celebración y ornato familiar –no tan alumbrada, pese a todo– hemos pasado a una manifestación de ornato abstracto y luminoso.

Ya es un lugar común lo de la ornamentación competitiva de las ciudades, a base de consumo energético incongruente, en forma de calles y plazas iluminadas.

Como si los Ayuntamiento y las ciudades que representan, disputasen alguna competición de vanidad y de confeti.

Y no valorasen el precio de la energía eléctrica, que acabaremos pagando la comparsa civil

Una pugna con tintes comerciales y aspavientos mercantiles, que creo abandera ente nosotros el Ayuntamiento de Vigo.

Presidido, curiosamente, por el que ejerce de Presidente de la Federación de Municipios y Provincias.

Como si con ello, con ese gesto, marcase tendencias al rests de Ayuntamientos federados.

En un empeño por adelantar al Madison Square neoyorquino y al Picadilly londinense em la premura de las luces.

Es difícil por ello, encontrar una población por modesta que sea y por pequeño que sea su presupuesto que renuncia al aspaviento sonoro y luminoso.

Como aquí ha afirmado entre nosotros, la alcaldesa Eva María Masía, sobre la llamada con pompa Campaña de Navidad, que dará comienzo con el encendido del alumbrado en zonas centrales, el próximo día 7.

A caballo de San Nicolas y la Inmaculada.

A lomos del comercio engalanado y de los salones urbanos iluminados.

Pero con la matización de que todo será: “un espíritu navideño en la ciudad, con unas fiestas entrañables, sin grandes alardes como en otros municipios, pero que cuentan con la gente de aquí, de nuestras asociaciones, nuestros músicos y nuestro folclore”.

Incluso, y para evitar reproches se han dispuesto –fuera de Rondas– unas banderolas ornamentales y retóricas –como si de una Campaña electoral se tratara–.

Los textos iluminados de las banderolas que no iluminan por lo evidente de sus contenidos prolongan la retórica de estos días azules y amarillos.

Días de temperaturas desiguales en los lugares desiguales.

La Navidad llega a Ciudad Real’.

Cosa evidente, se quiera o no se quiera.

Lo diga el Ayuntamiento de Ciudad Real o el porquero de Agamenón.

Y es que no se puede luchar contra el tiempo del calendario.

Y la Navidad, –como tantas otras cosas, deseadas o no deseadas– acaba llegando con puntualidad de metrónomo.

Pese a algunos intentos de ocultación de su carácter, que se despliega desde  la lógica de la inclusión.

De igual forma que la otra afirmación de que ‘Nuestro mejor regalo eres tú’, tiene un indudable tufo comercial.

El tercer eslogan en litigio de las banderolas al viento frío y otoñal, combina las verdades del mantra comercial-navideño: Amor, Magia e Ilusión.

Dicen los estrategas del márquetin que con ello –con el despliegue musical, sonoro y luminoso– y con la retórica decorativa de abetos verdaderos y falsos, crecen las ventas y aumentan los deseos de fraternidad civil.

En 2016 ya comentaba estos desvaríos, en el texto publicado en Miciudadreal el 22 de diciembre, Bodegón navideño.

De aquí que la iconografía navideña, haya cambiado de la austeridad de un paraje agreste del Medio Oriente, al reino de la abundancia difundida desde los Estados Unidos, victoriosos y poderosos de la segunda Guerra Mundial, en 1947 y años siguientes”.

Esa iconografía ha pasado de la palmera oriental al abeto canadiense y occidental”.

Ha pasado de una esquemática pobreza decente, a un arcoíris saturado de posesión y regodeo”.

 Un arcoíris iluminado y muy retorico.

Y es que: “Frente a la vieja Voluntad de Representación, la vana Voluntad de Posesión”.

“Por eso mismo, el Bodegón Actual y Desnaturalizado, no deja de ser un anticipo excrementicio del orden venidero”.

Pura retórica decorativa.

José Rivero
Divagario

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9 COMENTARIOS

  1. Es que no hay nada más importante que inaugurar belenes y luminarias. Eso,y cruzar ríos a saltitos. Y si no, que se lo digan a la bobalicona Isabelita y al caballerete del buen talante José Luis, que, mientras se enterraba a la madrileña más ilustre, la enorme Almudena, ellos se dedicaban a inaugurar, una ,y a saltar el otro como si no hubiera un mañana.

    «La alabanza justa regocija al hombre bueno y molesta al envidioso», dice José Martí. Que bien lo hemos visto estos días en Madrid y en…MCR.

    • Tienes toda la razón. Pero desde aquí le doy las gracias a Paco Doblas, el único que ha honrado mínimamente a este diario. Coño, si hasta la muy conservadora Tribuna , a través de Manuel Julia y algún colaborador más ha rendido modestos homenajes a la imprescindible escritora.

    • El mejor homenaje se lo hacemos sus lectores. Quienes hemos leído casi toda su torrencial obra. En este momento estoy con la relectura de El lector de Julio Verne, seguiré con El corazón helado y con Los aires difíciles, tres de las mejores obras literarias escritas en España en los últimos 60 años.
      La pena, la gran pena, es la muerte de una mujer alegre y todavía joven. Otra pena menor, comparada con la anterior, es que esperábamos con ilusión el último libro de los Episodios, Mariano en el Bidasoa, y no podrá ser. DEP, querida Almudena.

  2. Yolanda Díaz se intenta desvincular de la manifestación masiva feminista que exacerbó la primera ola de la pandemia y contagió a medio gobierno. Asegura que ella ya sabía que el desastre se avecinaba y que presentó al Gobierno una guía días antes del 8M.

  3. A mi personalmente, siempre me ha gustado la Navidad y me sigue gustando, en lo que se refiere a la conmemoración del nacimiento de Jesús.
    Sí, ya sabemos, que es muy probable que naciera en otra época del año, pero lo importante es dedicarle un día a dicho acontecimiento.
    Me gusta también los abetos y las luces, pero no el despilfarro absurdo del Alcalde de Vigo, y otros tantos, que eso no es celebrar la Navidad, sino que efectivamente es una competición a ver quien se gasta más.

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