Con o contra la Constitución

Emilio Nieto López, primer decano de la Facultad de Educación de Ciudad Real.– Desde la atalaya que me dan los años, puedo contemplar con mucha más serenidad el mar, a veces embravecido y otras  mucho menos, como si de una gran llanura se tratara, el panorama político – social en el que se encuentra  España, en estos primeros años del siglo XXI.

Miles de hechos acuden a mi mente porque en ella dejaron su huella indeleble para recordarme las causas de estos hechos y sus consecuencias con diferentes matices y multitud de colores.

Viví de lleno la transición y pensaba que ésta, con la puesta de largo de la democracia,  nos traería  todos los bienes y beneficios del mundo, y pensaba que atrás quedaba el infierno de la duda, del sacrificio, del esclavismo y por supuesto de la sumisión por la gran falta de libertad que por todos los poros de la piel de toro se respiraba. La gloria nos visitaba, la libertad nos daba alas para volar por encima de nuestras conciencias. El esclavismo había desaparecido y ya todos podríamos vivir a nuestro libre albedrío. El sacrificio se iba a convertir en un bien casi infinito de tal manera que todos los ciudadanos podríamos disfrutar de todos los bienes sin necesidad de romper nuestras cinturas bajo el peso del trabajo.  Por fin iba a terminar la explotación del hombre por el hombre y la mujer por la mujer, las condiciones de trabajo iban a ser dulces, que digo dulces, dulcísimas y el maná del desierto vendría todos los días a nuestras viviendas para ser recogido sin más trabajo que guardarlo en nuestros estómagos ávidos de la necesidad.

Todo este idílico panorama, que por doquier, se vociferaba en las calles por los diferentes partidos políticos,  más pronto que tarde, se convirtió en la dura realidad en la que vivimos desde ese primer momento en el que comenzamos el camino de la libertad. Las mañanas eran igual de duras a la hora de levantarse para emprender el trabajo de todos los días. Las relaciones con los vecinos se fueron haciendo cada vez más insoportables porque cada uno quería imponer su voluntad y su criterio sin dejar hablar al otro porque lo estaba haciendo él. Los políticos, antes dulzones y prometedores del bienestar de todos, se volvieron rápidamente en  usureros, ladrones,  dictadores  con todos pero muy especialmente con aquellos que no les habían dado su apoyo y por supuesto su voto. Proliferaron las leyes que se aplicaban muy desigualmente y casi siempre dependiendo del dinero que tuvieras en el banco o el nivel social que hubieras podido conseguir también con el apoyo económico del poderoso o del político de turno.

La manta de la paz fue hecha pedazos y  la convivencia empezó hacerse girones y se convirtió en diez y siete trozos con vida propia y con intereses totalmente diferentes porque los gobernantes de turno, con tal de conseguir el poder son y fueron  capaces  de vender su identidad, no digo su ideología, ya que ésta,  ya hacía tiempo, que había desaparecido, y se dedicaron a conceder dádivas a aquellos que menos lo necesitaban pero de los que podría depender su estabilidad de poder. La manta se llenó de agujeros porque por doquier nacían politiquillos  y asesores que solamente servían y sirven para corromper las bases de sus partidos y repartirse el poder en el grado que a cada uno le podía pertenecer. Se repartieron casi todas las competencias que tenía el gobierno central porque era preciso distribuir la riqueza y el poder a cuantos más mejor, no importaba si esto era bueno o malo para los ciudadanos. Los panfletos electorales decían: os vamos a acercar las instituciones  casi hasta vuestra casa. Casi todo lo tendréis resuelto. Llegó el momento en el que un consejero catalán o vasco tenía más poder que un ministro del gobierno central y por supuesto el presidente de una autonomía ganaba más que el presidente del gobierno de España. Muchos se hicieron millonarios a base de construir mucho más que era preciso y muchos robaron lo que no era suyo sino de los demás y muchos también se hicieron pobres por la avaricia  de unos pocos que inflaron las viviendas a precios desorbitados y todo esto con el beneplácito de los gobiernos de turno.

Estalló el sistema, hizo aguas por todos los rincones, la manta siguió agujereada, los sueldos de los políticos siguieron subiendo, los pobres se hicieron más pobres pero nadie ponía remedio, todo lo contrario desde el gobierno se negaba la mayor, no pasaba nada, todo era una tremenda mentira, más pronto que tarde los campos se llenarían de flores, ya iban creciendo los tallos verdes, esto es un problema de los bancos, de las empresas en definitiva de los americanos que todo lo hacen mal. No os preocupéis que esta nube se pasa rápidamente y  la tormenta nos traerá la bonanza y la calma. Pero no fue así y en la Puerta del Sol acamparon los del 15 M y convirtieron a la capital en un estercolero, fueron capaces de rodear el Congreso  con total impunidad y poner en jaque a los señores diputados que de puro aburrimiento soñaban con una manta nueva sin tantos agujeros.

Pronto se extendió por todas las ciudades  y pueblos de España que el bipartidismo  había sido el culpable de tanto desafuero, de tanta   desgracia y de tanta ruina. Con esa atmósfera socio-política unos nos trajeron la viejísima política del Este Europeo, arruinado y sin ilusión por causa de los comunistas, eso sí con vestido roído  y con barbas en sus rostros, como si de salvadores se tratara. No podemos olvidar que Jesucristo tenía barba y fue nuestro salvador. Ellos llenaron las calles de viejos slogans de reparto, de quitar al rico, de robar a los bancos de distribución de lo que no tenían de conceder a todos un sueldo y de promesas que nunca podrán cumplir, pero muchos deseosos de creer sus promesas, se echaron en su brazos porque  como, ocurre siempre, los desesperados se agarran al primer clavo aunque éste esté ardiendo. Otros aprovecharon el sistema educativo entregado por el Estado Central  y el dinero público para montar su chiringuito independentista tanto a nivel regional como europeo. Sembraron sus campos de odio a todo lo español y los altavoces de su televisión lanzaron a las calles el famoso slogan: España nos roba, mientras ellos iban robando a los españoles no solamente el dinero sino hasta el poco poder que sobre ellos tenía el gobierno central. Llenaron de embajadas catalanas a Europa y en ellas colocaron, a hombres y mujeres de confianza como la hermana de Guardiola. Compraron el Estadio de futbol del Barcelona y lo convirtieron en la mayor de las tribunas posibles de propaganda contra España.

Pero la manta, de tanto estirarla, se desquebrajó porque los independentistas al igual que los nacidos del 15 M unieron sus fuerzas para romper la Constitución de 1978. Todos salían ganando unos porque estaban seguros de conseguir la independencia y los otros porque después de dos grandes derrotas históricas, podrían vociferar  que España se rompía en trozos y de esa ruptura ellos se podrían aprovechar, como siempre, para sus intereses partidistas. Pero, es curioso que después de tantos avatares, de tantas conspiraciones y de tantos y tantos malos pensamientos  el agujero de la manta no fue a más y ni los independentistas, ni los que quieren romper a España consiguieron su objetivo.

Como decía mi paisano  Unamuno, hoy si me duele España porque sus enemigos viven dentro de ella y todos los días están  ideando el cómo destruirla eso sí solamente con el engaño y con la mentira porque de otra forma nunca podrán conseguirlo. La gobernabilidad de España  no es hoy mejor que ayer y la ruptura del bipartidismo no ha servido para que la cosa pública funcione mejor. Hoy hay más intereses personales  que sociales en la nueva política y a ellos que cobran cada día más no les importa mucho que muchos cobren menos. Están muy atareados con implementar nuevas leyes que posibiliten el cambio de género a los jóvenes, que el feminismo alcance el rango de ser superior al hombre, que las fiestas de los diferentes  tengan todo el respaldo económico posible  que la memoria histórica de unos siga viva pero la de los otros no importa, es preciso reescribir la historia para acomodarla a lo que nos interesa  y no a la realidad de los hechos………….y así van las cosas en este país en el que a pesar de todo se sigue viviendo bien, casi todos.

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4 COMENTARIOS

      • Desde que se aprobó la Constitución española en 1978, se han hecho dos reformas (1992 y 2011). Esto resulta una anomalía en los países de la Unión Europea. Por ejemplo, Suecia ha modificado su Constitución 34 veces y Portugal, siete.
        Puede ser que algunas de las razones sean la falta de voluntad política y los procedimientos excesivamente gravosos y complejos para llevar a cabo la reforma.
        Deberían actualizarse los derechos fundamentales, el régimen de sucesión de la Corona, la manera de gestionar la organización del Estado, el “hiperdimensionado” Consejo General del Poder Judicial, la representación del sistema electoral, etc., etc…..

        • Salvo la preeminencia del varón sobre la mujer en la sucesión en la corona, cosa que es irrelevante por cuanto que el rey tiene sólo hijas, Ninguna de esas supuestas necesidades legislativas requieren reformar la Constitución.

          Únicamente las leyes orgánicas que regulan tales objetos de legislación.

          Por eso mismo la Constitución apenas se ha reformado….porqye para actualizar la normativa a las necesidades del momento, en cosas importantes, quedan configuradas mediante leyes “orgánicas”

          Como siempre ni Puta idea…y demagogia que no falte

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