La descendiente

Jesús Millán Muñoz.-En estas semanas últimas, meses últimos, tomamos-bebemos-materializamos el carrillo y el ser que no llega a dos años, ambos, abuelo y nieta, recorremos la ciudad. 

Existen ciudades y provincias y comarcas, que para desarrollar-incentivar-promocionar el turismo, enbuenahora, enbuendía, enbuenasemana, enbuenmes, se les ha ocurrido, crear concursos periodísticos, de artículos casi siempre, y, distintas instancias Asociaciones de Prensa Provinciales, Diputaciones, Ayuntamientos y otras entidades, preconizan un concurso-premio, sobre su temática particular. Y, allí, multitud, muchos o pocos, de escribientes-polígrafos-observantes cada año van dirigiendo sus palabras, para concurrir a esa finalidad. 

Pienso que dicha idea-sugerencia-concepto es pertinente, especialmente, para multitud de ciudades/comarcas/provincias/regiones que están/estamos fuera de los circuitos turísticos masivos, y, también, tenemos-debemos respirar algo de ese aire, en forma de economía y autovaloración. Aquí, dejo, aunque las sugerencias siempre las describo al final, hoy, hoy, estarán en el intermedio de la columna-artículo-crónica-comentario de/sobre/en/para/desde/con la realidad de esta ciudad que nos habita-cobija y habitamos-cobijamos. Existen, al menos, una treintena de ciudades en este mar de tierra y cielo, denominados Mancha, que podrían promocionar sus lugares, de esta manera y forma. Artilugio asequible de marketing, con un precio-coste pequeño, ya que el laurel, pueden fijarlo cada entidad organizativa en distinta cantidad de maravedíes. 

Paseando, los dos, una con/en carrito, otro con los pies ya cansados, hemos ido recorriendo esta ciudad –también, realiza la descendiente, otros viajes, ya con otros miembros de la familia, cada uno con sus finalidades, acompañando a las compras, de camino a la guardería-escuela infantil, recorriendo algún rato de descanso con los progenitores, con los abuelos-abuelas-padre-madre-tio-tía en esos tiempos de los ecos del mundo-. 

Paseamos/paseando, en concreto, con este abuelo/nieta, rellenando un tiempo, para que después, de esta cueva-gruta-caverna, de Platón, que hemos sufrido, por esta enorme epidemia mundial –que deberíamos ser conscientes, que de haberse sufrido hace un siglo o hace diez, la población se habría restringido, posiblemente entre un diez o treinta por ciento, a nivel mundial, y, que de esta manera y forma, la tecnociencia y otros cambios/recambios sociales, parece, que sin negar el dramatismo, nosotros que la hemos padecido, de multitud de formas, pues parece que se va controlando-. 

Hemos recorrido como pájaros a vuela pluma, palomas entradas en el paisaje humano, los monumentos que se han unido a la ciudad desde hace décadas o siglos, y, que han ido evolucionando en obras y en funciones a lo largo de décadas. Un viaje por la ciudad en carrito de bebé o niño/a pequeño/a: Museo de la Merced, Museo del Prado, El quijote que emerge de su guardia en la Plaza del Ayuntamiento, Iglesia de los Jesuitas, Museo del Quijote, Museo Diocesano –que de paso, recuerdo que existe, y que me temo, que la mayoría de la población autóctona que deja cada día su sombra entre estas paredes/alquitrán, todavía no conoce que existe-, y, el resto de monumentos o realidades, para no mencionarlos todos, y, algunos que faltan, se recorrerán en los días/semanas/meses siguientes-. 

Me pregunto como concibe y se concibe en un cerebro-mente-conciencia infantil, todo ese conjunto de realidades sociales-culturales-naturales-humanas simbólicas-reales-materiales-culturales, llenas de formas y maneras, que recorren los tiempos, -porque al final, cuántas generaciones de humanos habrán pasado por la Iglesia de San Pedro, a lo largo de los siglos, cuántos epidemias grandes y pequeñas, ese templo, que se ha ido reformando a lo largo de siglos, ha soportado, cuántos cientos de miles, millones de personas, a lo largo de años bisiestos que se rodean a sí mismos, han ido atravesando sus puertas, llegando a esos buques del espíritu y la cultura, que son las iglesias, para pedir-rogar-agradecer-alegrarse de multitud de acontecimientos personales y colectivos-. 

Decíamos, para intentar superar realidades concretas, para superar la vida. Me digo, a mi mismo, puede que no conozca apenas nada de mis abuelos, bisabuelos, tatarabuelos…, pero algunos/as de ellos/ellas alguna vez, pasearon por estas calles, que serían de piedra o tierra, con sus alegrías y sus penas, algunos, alguna vez, pasaría por estos lugares-edificios, en tiempos de paz-fiestas-guerras-crisis-hambres. Nosotros, que hasta donde sabemos, la mayoría de los ascendientes de una línea de dos,  habitamos/habitaron esta Comarca-Campo de Calatrava, desde hace varias generaciones en el tiempo-espacio… 

El misterio de los niños/as pequeños/as, siempre, salvo por alguna discontinuidad en el tiempo-espacio, siempre con la alegría-sonrisa permanente, bien, nos recordó el Maestro de Nazaret, “dejad que los niños se acerquen a mí”, y “quienes escandalicen a uno de estos pequeñuelos…”. Y, el abuelo/nieta vuelven a su cobijo-casa-hogar, para seguir-volver con el existir diario-rutinario-necesario para vivir-existir-vida-realidad. Dentro de ocho décadas, pequeña, quizás, quede alguna fotografía de estos viajes-turismo-conocimiento que hemos ideo realizando por una ciudad y por tu cerebro, que se está formando. El Buen Dios tenga misericordia y piedad y te cobije bajo sus alas, durante toda tu existencia. Paz y bien. 

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