Pendenciero enemigo de Putin

Manuel Fuentes Muñoz.-En el último siglo, no hay dictador ruso que se precie, que no haya tenido dignos contrincantes que acaben convirtiéndose en sus enemigos más acérrimos. Así le ocurrió al sanguinario Iósif Stalin con su correligionario político ucraniano León Trotski, al que persiguió durante años hasta que el español Ramón Mercader, por encargo suyo, acabó con su vida en Ciudad de Méjico en 1940.

Y Vladímir Putin no podía ser menos. El conocido sátrapa y actual mandatario ruso, ha tenido muchos enemigos entre políticos, periodistas, ex miembros de la KGB o, simplemente, ciudadanos de a pie, sobre cuyas muertes violentas —consumadas o frustradas— penden las sospechas de que se hayan llevado a cabo por encargo de este siniestro personaje.

Fuente: Wikipedia

Es el caso de la periodista Anna Politkovskaya, de ascendencia ucraniana, que en 2006 fue asesinada a balazos en Moscú —curiosamente el mismo día del cumpleaños de Putin— tras sobrevivir a una ejecución simulada del ejército y a un envenenamiento por sus denuncias sobre los abusos cometidos en la guerra de Chechenia.

Aleksandr Litvinenko, ex miembro de la KGB, fue envenenado en Londres en 2006 con una sustancia radiactiva —el polonio 210— que acabó con su vida en pocos días, tras denunciar acciones y ataques de los servicios secretos para favorecer el ascenso al poder de Vladímir Putin.

Y, por citar solo otro caso más, está el del banquero nacido en Ucrania, Alexander Perepilichnyy, que fue envenenado con una extraña planta de origen asiático que le causó la muerte en 2012. En ese momento colaboraba con el Reino Unido —país en el que estaba exiliado— para aclarar el lavado de dinero del régimen ruso.  El veneno utilizado, en estos asesinatos, ha sido usado en algunos casos posteriores con críticos y opositores al régimen de Putin, lo que aumenta las sospechas sobre su autoría.

Emmanuel Carrère, autor de la prestigiada novela Limónov, reconstruye en esta obra la vida de una persona real —Eduard Limónov— que se enfrentó políticamente a Putin, y llegó a estar preso en un gulag. Se trata de un personaje excéntrico y desmedido que permite al escritor francés trazar lo acontecido en la URSS y después en Rusia durante los últimos cincuenta años.

Limónov, nació en Rusia, pero, desde los tres hasta los veinticuatro años, residió en la ciudad ucraniana de Járkov, en la que fue delincuente juvenil, trabajó como obrero metalúrgico y fue sastre, además de poeta. Se integró en grupos intelectuales de disidentes de la Unión Soviética en Moscú, por lo que tuvo que exiliarse. Primero a Nueva York, donde vivió como pendenciero, escribió novelas, fue chapero, ejerció de mayordomo de un multimillonario y perteneció al movimiento punk.

Luego se trasladó a París y allí fue reconocido como articulista político y por una novela en la que recogía sus andanzas por el mundo underground de Nueva York. Después pasó a los Balcanes, donde apoyó como mercenario —metralleta en mano— la causa serbia. Para volver a la Rusia postsoviética en la que fundó el Partido Nacional Bolchevique, luego prohibido, pero que refundó después con el nombre de La otra Rusia.

Acusado de intento de golpe de estado y de tráfico de armas, fue condenado y encarcelado durante varios años. Cuando salió de prisión, se convirtió en uno de los líderes de la oposición a Putin. Pero siempre iba rodeado de matones que lo protegían y dormía cada día en un lugar diferente por temor a ser eliminado por el régimen ruso.

Este hombre, entre romántico y pendenciero, tuvo una vida polifacética y sorprendente. Fue un escritor irreverente para unos y, uno de los grandes novelistas de los últimos tiempos en su país, para otros. Además de convivir con otras mujeres, se casó cuatro veces. Con la última de sus esposas, treinta y un años menor que él, tuvo sus dos hijos a una edad que casi era tardía para ser abuelo. Murió en Moscú en marzo de 2020.

En contraste con esta vida aventurera y heterodoxa, Vladímir Putin, antes de ser presidente, solo fue un espía gris de la KGB que ejerció su cargo en la Alemania Oriental.                                                       

 En Limónov, suautor utiliza una cita del actual mandatario ruso que dice: “el que quiera restaurar el comunismo no tiene cabeza; el que no lo eche de menos no tiene corazón”. Con ella no engaña a nadie. Nos viene a decir que ahora no es estético defender el comunismo públicamente; para manifestar después su necesidad como ideología inspiradora de autócratas como él.

Y con estas ideas, el dictador ruso, actúa por encima de cualquier principio cuando invade Ucrania y con el obsesivo objetivo de recuperar un más que dudoso esplendor de la extinta Unión Soviética que, supuestamente, tenía en los años anteriores a su desaparición. 

Al final, el excéntrico y pendenciero Limónov, fue un más que digno contrincante político del presidente ruso. Aunque, como Putin, era un nostálgico que añoraba el resurgimiento de la Gran Rusia.

Manuel Fuentes Muñoz
En otoño


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9 COMENTARIOS

  1. Yolanda Díaz, que se crió entre panfletos revolucionarios comunistas, recuerda con cariño como Santiago Carrillo le cogió una mano con las suyas y se la besó cuando tenía 4 años. Con esas mismas manos Carrillo estranguló a su primera mujer, Asunción, y la enterró en un jardín.

  2. Esto nos da una pista de cómo acabará España si la ultraderecha toca poder. Esa ultraderecha SUBVENCIONADA por » El conocido sátrapa y actual mandatario ruso» que describes.

    Ese que ahora hace recular a los fascismos europeos, que callan como putas una vez que se saca de la hemeroteca sus fotos con Putin.

    Como Abascal era aun cero (como ahora) cuando se hicieron esas fotos, no sale, pero si pudiera, seguro que estaba. Todo por hundir Europa.

    Y, de paso, vamos a mentir con gilipolleces tipo Yolanda Díaz es Comunista (como si el Eurocomunismo tuviera algo que ver con la URSS).

    Buen día a la buena gente.

    • Tú no eres buena gente hobbes, no presumas de lo que no eres. Qué manía tenéis los progres (los comunistas de toda la vida) de justificaros de manera adolescente con buenos sentimientos que no son acompañados con buenas acciones. Sois fariseismo ateo y dictatorial.

      Todas las dictaduras se entienden y ayudan, Putin con China, Irán, Cuba y Venezuela, Venezuela y Cuba con los que tú votas: Podemos, el PSOE también en buena parte.

      Los demás como buen comunista que eres, son ultra derecha. Putin dice que los ucranianos son nazis, el gobierno que los transportistas en huelga son de ultraderecha…los que no votamos ni pensamos mucho menos lo que tú somos fachas, ultraderecha y lo que diablos diga esta panda de ignorantes sectarios. Ya.

      Pues a mucha honra.

      • RAE «Progre»: 1. adj. coloq. progresista (‖ de ideas avanzadas). Un grupo estudiantil progre.

        Lo anterior para aquellos ignorantes que quieren utilizar la palabra «progre» como insulto. Pobres ignorantes.

        Progre a mucha honra.

  3. Alguno se piensa que los de Podemos van a dejar el gobierno porque el PSOE los está humillando. La mayoría no tiene dónde caerse muerto, y no va a cobrar un sueldo así en su vida. No van a renunciar a las poltronas ni hartos de vino. Son puros PARÁSITOS.

  4. Tengo una dudilla: ¿por qué es tan sumiso el PSOE con Marruecos? A ver si va a ser por algo que empieza por 11 y termina por M…

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