El saber y la belleza del Museo de Cuenca

Jesús Millán Muñoz.- Podríamos haber titulado como los misterios y enigmas de los museos provinciales, museos de tamaño medio que contienen piezas que no se valoran lo suficiente. 

Hasta dónde sé y conozco, procedentes del Antiguo Museo Provincial de Cuenca, como otros, de su origen, están o suelen estar formado por distintas secciones, en el de Cuenca, por una sección Arqueológica, otra Etnológica y otra de Bellas Artes. 

En esta serie de artículos-columnas que voy modestamente redactando de y sobre entidades culturales de la Mancha, le ha tocado el turno-azar-suerte al Museo de Cuenca. Hasta dónde sé y conozco, los museos provinciales y arqueológicos, ya con ciento cincuenta años la primera iniciativa, la idea de la creación, empezando denominándose museos arqueológicos, con diversos fines, entre todos, el ir recogiendo los materiales arqueológicos que se iban encontrando o coleccionando o acumulando de las excavaciones arqueológicas, en mayor o menor grado, de corte empirista o científico. 

Dichos museos, con distinta suerte, desarrollo, riqueza de material acumulado, según regiones y provincias, pues han ido recorriendo las distintas décadas y generaciones y los distintos acontecimientos históricos que esta Piel de Toro ha ido atravesando, además, de todos los componentes sociales, culturales, educativos, universitarios, políticos, económicos que nuestra sociedad y país y Estado han ido remando por los mares del tiempo. 

Tengo la sensación y percepción, que por lo general, que cuando uno atraviesa los muros de estos barcos de cultura provinciales, sea de un lugar de esta península o del otro, por lo general, suelen ser visitados por muy pocas personas. Puede, que esté en el error, puede que existan algunas excepciones, pero por lo general, el público en general, vive con cierta distancia estos buques de cultura acumulada, por lo general, de sus propias provincias. Siempre, suelen existir otros al lado, que con propio mérito se llevan todas las ganancias y laureles y visitas. Pero, si nos fijamos bien, estos medianos museos, contienen material de valor. Material que representan la microhistoria de los territorios, por todos los vaivenes que han ido pasando esas tierras y esas generaciones de seres humanos que nos han precedido… 

Se decía entre los bastidores de la cultura, en los foros-plazas-cantinelas del mundo de la creación cultural, realidad y aserto que desconozco si es verdad, que algunos grandes marchantes del mundo occidental, algunos grandes artistas plásticos, algunos grandes críticos, todos venidos de fuera de este pentágono-cuadrado de nuestra península, que cuándo venían-viajaban-turisteaban por nuestro territorio, no solo iban a los grandes centros de Arte, sino que visitaban los pequeños y medianos museos del ramo, porque creían que es dónde podían encontrar ideas y sugerencias y estilos y tendencias, que ellos, sean artistas, sean marchantes, sean directores de grandes museos, después, podrían incentivar y buscar en sus respectivos territorios, fuesen Gran Bretaña, Alemania, Estados Unidos… No sé, si este enunciado tiene una base real, pero por los toriles de los fracasados de la cultura se menciona o recordaba de vez en cuando… 

Pienso que este Museo, y otros, semejantes, que están y son en todas las provincias de la Mancha y de España, podrían tener más recorrido, quizás, los sectores de la educación, deberían, sistemáticamente, realizar visitas a los museos de su entorno, de su propio pueblo o de su propia ciudad, o de su propia provincia o de su propia región. Quizás, el profesorado que tanto se mueve y remueve de un lugar a otro, deberían ser más consciente y tener más consciencia, de amar lo propio, lo pequeño o mediano, porque es el reflejo de la propia autoestima colectiva. Los grandes faros de los grandes museos de España, de Europa, de Norteamérica, siendo esenciales, pero son como las luces de las libélulas. Apreciamos tanto, con razón, los grandes emporios museísticos del mundo, y, quizás, olvidamos, los medianos y modestos museos que están a unos cientos de metros o unos miles de metros de nuestra residencia… 

Este museo de Cuenca, contenía un Libro-Arte o Libro de Artista, un Quijote, que era uno de los más grandes del mundo, tamaño cartulina, con pinturas figurativas y abstractas del momento actual… 

Quizás, si se créase, como en otros artículos he indicado, redes de museos provinciales de España, redes de museos de la Mancha, y, se creasen sinergias entre ellos, entre los equipos directivos, entre las actividades que se realizasen, entre convenios entre estas entidades, creación de exposiciones itinerantes entre ellos, sea a nivel regional o nacional, quizás, sería un acicate para ser conscientes, que al lado de nuestra casa, tenemos pequeñas o medianas o modestas joyas de nuestra historia, a nivel documental, a nivel histórico, a nivel artístico. 

Quizás, deberíamos ser más conscientes del valor de lo que tenemos, del valor de lo que somos, para aumentar la propia autoidentidad y la propia autoestima de nosotros mismos, como individuos, como colectivos, como grupos, como personas que vivimos y existimos bajo un trozo del paraguas del mundo

Usted, estimado lector o lectora, que habrá viajado posiblemente, a muchos lugares de este mundo, ¿ha visitado este museo que estamos narrando, ha visitado museos de su ciudad, de su provincia, de su región…? ¡Si no lo ha hecho, como decía un escritor, no recuerdo el nombre, cuándo alguien le indicaba que todavía no había leído el Quijote, y le contestaba, algo así: “buena suerte tiene usted, porque todavía puede leerlo”! ¡Todavía usted, puede y debe visitar-sentir-percibir-meditar-pensar el Museo de Cuenca…! ¡Paz y bien…! 

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