Analizan ejes de comunicación inspiradores para que el vino trascienda más allá de las páginas de economía

Volver a las historias de valor, recuperar la afición al vino y difundir su diversidad y su vinculación al territorio son algunas de las ideas que han surgido hoy en el diálogo “¡La economía, estúpido! ¿O no? Valores, más allá del valor”, una actividad celebrada en FENAVIN con el objetivo de abrir diferentes ejes de comunicación más allá de la economía.

Organizada por la Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas (CERCRV) y presentada por su coordinador, Jesús Mora Cayetano, en la mesa se han sentado Luis Antonio Sáez, profesor de Economía Aplicada en la Universidad de Zaragoza, director del Centro de Estudios sobre Despoblación y Desarrollo de Áreas Rurales, CEDDAR; Sandra Sutherland, periodista de RTVE de amplia trayectoria que dirigió y presentó el programa Agrosfera durante 8 años (2012-2020) y Ana Iris Simón, periodista y escritora, autora de ‘Feria’, que ha intervenido online.

En esta acción, concebida con el objetivo de “inspirar una mirada diferente sobre el mundo del vino” para encontrar ejes nuevos de comunicación “que no están tan presentes en la agenda pública y que puedan conseguir que el vino trascienda más allá de la sección de economía de los diarios generalistas”, según ha dicho Jesús Mora en la presentación, se han puesto sobre la mesa cuestiones reveladoras que pueden ayudar a los operadores a dar una visión diferente del mundo del vino, más allá de su valor como producto.

De este modo, los tres panelistas han coincidido en resaltar el aspecto cultural del vino y su parte emocional. “Lo importante en el vino son sus intangibles, sus invisibles como diría El Principito; el vino es importante en la medida que refleja una cadena de compromiso de las personas, desde que se vendimia la uva hasta que se vende en la tienda y también lo es en la medida que propicia el encuentro y la conversación”, ha explicado Luis Antonio Sáez.

Para Sandra Sutherland “el vino tiene que volver a estar en la vida de las familias porque tiene el valor de celebración y nos ha acompañado desde toda la historia de la Humanidad. Tenemos que volver a la copa de vino en las comidas como hacían nuestros abuelos, al tintorro en la nevera y a los chatos porque ha habido un momento en el que se pensó que para beber vino se tenía que saber de vinos y que era una bebida sofisticada solo al alcance de algunos cuando lo cierto es que el vino siempre ha estado presente en las casas como bebida principal”.

Finalmente, la escritora Ana Iris Simón ha considerado que una de las razones “por las que nos hemos alejado del mundo del vino, sobre todo los jóvenes, puede ser el cambio en el modelo de ocio y el paso de lo cualitativo a lo cuantitativo”. Su recomendación es explotar el concepto de diversidad del mundo rural y reivindicar lo local frente a lo global poniendo el acento en lo que supone el legado del vino, que forma parte de la idiosincrasia de la cultura mediterránea.

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