La romería de la Virgen de Alarcos y su persistencia en el tiempo

Julián Plaza Sánchez. Etnólogo.- Ciudad Real y otras poblaciones cercanas a la fortaleza de Alarcos, celebran la festividad de Nuestra Señora de Alarcos el segundo día de la Pascua de Pentecostés. La devoción de los habitantes de la capital por la virgen de Alarcos, seguramente se puede atribuir a que muchos de los habitantes de la fortaleza se trasladaron a vivir a la recién fundada Villa Real por el rey Alfonso X.

            La imagen de la virgen se ha transformado con el paso del tiempo, llegando a desaparecer la originaria. Se adquirió una nueva imagen en 1949 a cargo del Gobernador Civil de Ciudad Real, don Jacobo Roldán Losada. Desde el año 1985, al celebrar esta festividad, se llevó en romería el domingo de Pentecostés a la sagrada Imagen desde la Iglesia de San Pedro de la capital, hasta la ermita de Alarcos. La trasladaron a hombros de una cuadrilla de portadores conocidos como los de la “blusa”. Desde entonces la imagen es trasladada en romería por los fieles de Ciudad Real, Valverde, Poblete y Alcolea.

            Como consecuencia de la falta de documentación, es difícil concretar desde cuando se venera a la Virgen de Alarcos. El investigador Jorge Sánchez Lillo, expone que al final del siglo XII, reconquistada la fortaleza de Alarcos a los moros, fue repoblada por la Orden de Calatrava. Es en este momento cuando probablemente los pobladores se vieron en la necesidad de construir un templo donde dieran culto a la imagen de la Virgen. Durante la Edad Media había una ferviente devoción a la Virgen y en este caso la llamarían con el nombre que se conocía la fortaleza.

            Pero la inseguridad de esta tierra para los cristianos no se resolvió hasta la victoria de las Navas de Tolosa en 1212. Los asentamientos cristianos fueron creciendo y tomaron consistencia tanto en lo material como en lo espiritual. De esta forma, según la tradición, Ciudad Real celebra todos los años una romería organizada por el Concejo, contando con la asistencia religiosa de la parroquia de San Pedro, a cuya collación se había agregado el sitio de Alarcos.  Esto fue cayendo en el olvido y la ermita se fue deteriorando, como se constata al comienzo del siglo XIX. Hasta que el Ayuntamiento de la capital en el año 1859, decidió reparar la iglesia. Esta construcción quedó definitivamente salvada con el Real Decreto 3095/1980 declarándolo Monumento Histórico Artístico Nacional el Santuario de Nuestra Señora de Alarcos.

            El culto a la Virgen María, desde el inicio del cristianismo, ha sido uno de los fenómenos más importantes e intensos de la religiosidad popular. En el ámbito medieval podemos afirmar que las imágenes marianas se definen como auténticas señoras feudales que ejercen su poder y jurisdicción sobre un territorio y sobre un conjunto de vasallos. Se comportan como una imagen auxiliadora que se manifiesta en la protección de la virgen hacia sus devotos. El santuario en donde está depositada la imagen es un espacio sagrado. Es aquel donde se pone en contacto lo divino y lo humano, lo material y lo espiritual. Esta construcción se convierte en una proyección del más allá sobre la tierra. La comunidad acude a solicitar su protección ante cualquier peligro que les aceche.

            Por otra parte nos encontramos en un lugar sagrado, pues tenemos constancia de otros asentamientos como el ibérico que dedicó un espacio a lo sagrado. A través de la historia hemos observado la gran importancia que adquiere el mundo religioso y divino en la vida de la sociedad. La religión responde a sus preguntas, realizaban peticiones y ofrendas para mejorar la vida. Es muy complejo conocer a fondo una cultura pasada, pero aún es más difícil introducirnos y comprender el mundo de sus creencias a través de los restos materiales que nos han llegado. En todas las sociedades humanas la religión y las creencias han desempeñado un papel muy importante. A través de las creencias la sociedad se relaciona con el mundo divino constituyendo una importante señal de identidad y de cohesión social. Las sociedades siempre han necesitado poder explicar lo que les rodea y para ello recurrían al mundo espiritual para buscar respuestas a sus incógnitas. Esto ocurría en época ibérica donde se recurría  a la divinidad para asimilar los fenómenos naturales y para intentar cambiar los efectos negativos que ocurren durante las estaciones como malas cosechas, enfermedades etc…         

Esta vida espiritual se continúa claramente en época medieval y se va transformando con los nuevos tiempos. El avance tecnológico y el desarrollo de la ciencia nos han permitido modificar nuestra vida espiritual. En este contexto las romerías son una de las manifestaciones más representativas de lo que se ha dado en llamar religiosidad popular. La romería de la Virgen de Alarcos se encuadra dentro de la expresión de la religiosidad popular. Aunque no está claro a que se refiere el término o concepto de religiosidad popular. Para algunos investigadores tiene una falta de contenido real. Lo que sí parece claro es que la religiosidad popular parte de la distinción entre religión oficial y religión popular, estando ésta última ligada a creencias y prácticas pre-cristianas.

Las romerías son fenómenos culturales que aúnan en sí aspectos religiosos, lúdico-festivos, de identidad, morales, económicos, estéticos… También se pueden concebir como manifestación de los valores sociales de la comunidad, lo cual da cohesión al grupo social y reafirma los lazos de identidad de las personas con su grupo sociocultural. De esta forma, ese acontecimiento anual pone en marcha toda una serie de mecanismos simbólicos que recrean la identidad colectiva e individual.

La romería de la Virgen de Alarcos aúna todo lo descrito anteriormente. La fiesta comienza con un Festival Folclórico denominado Virgen de Alarcos y el desfile hasta la iglesia de San Pedro para realizar la ofrenda a la virgen que se encuentra ya en este templo. El domingo, tras la función religiosa, se procede al traslado en romería de la Virgen desde la mencionada iglesia hasta la ermita. Una serie de  asociaciones y hermandades son las encargadas de llevarla a hombros, hasta en donde espera el carro tirado por una reata de mulas. Así llega hasta la parte baja del cerro y desde aquí la suben a hombros los mozos de las poblaciones próximas.

Seguirán los actos con ofrenda floral y repertorio gastronómico a base de viandas manchegas. El lunes, día de la Virgen, se comienza con el Rosario de la Aurora, después el almuerzo y a las once de la mañana la solemne función religiosa en honor a la Virgen Santa María de Alarcos. Una vez finalizada se realiza una procesión alrededor de la ermita.

Esta romería recoge  la tradición festiva, la religiosidad popular y la continuidad en el tiempo. El componente tradicional está en constante adaptación, se va adaptando a cada generación. Aunque pueden cambiar las circunstancias económicas, políticas, sociales o religiosas. Estos cambios  no restan vigencia a la tradición, sino que la reactiva en cada momento socio-histórico concreto.

Ciudad Real, mayo de 2022.

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