Diana Rodrigo: “Lo que más amo es vivir en la Poesía. Siempre está presente, en cada hora, en cada segundo de mi jornada”

Diana Rodrigo, siendo una niña ya jugaba a las rimas y a los versos. La poesía la atrapó desde el primer momento, es su forma de vida y le alumbra sus momentos. En su día a día vive y respira poesía, con ella expresa su humanidad, sus sentimientos siempre a flor de piel, sus reflexiones y sus pasiones y, como no puede ser de otra manera, escribe “por Amor a lo que hago, por pura necesidad. Es vital para mí sentirme en la sangre un poema no nacido, que me ronden los versos los perfiles. Y, sobre todo, por sentirme viva por completo”.

Licenciada en ADE por la UCLM y Diplomada en Gestión del Mercado Cultural y del Ocio y en Animación a la Lectura por la UNED. Coordinadora del Grupo Literario Guadiana (2018-2022) y del Club de Lectura de la Universidad Popular de Miguelturra (Desde 2001). Su obra ha sido traducida al braille, inglés y al francés e incluida en diversas antologías. Ha obtenido una gran cantidad de premios literarios y ha publicado seis libros, además de prólogos y de participar en recitales por toda España.

Hoy tenemos una poeta de aquí, de La Mancha, cuya alma está compuesta y llena de poesía, nace y crece dentro de ella, formando parte de su vida, incluso mucho antes de haber puesto negro sobre blanco su primer verso, toda su vida transcurre con esa inquietud constante que le hace crecer en versos y no puede vivir sin poesía como no puede vivir sin respirar. Adelante saborea nuestra entrevista con Diana Rodrigo y deja que te acaricie el alma, como solo ella sabe hacerlo.

Si le parece, comenzamos la conversación por su infancia. Háblenos de esa etapa.

¡Ah, mi infancia! Éramos nómadas por el trabajo de mi padre. Saltamos de pueblo en pueblo y visitábamos esporádicamente nuestra tierra. Crecí en los patios encalados de los cuarteles criando golondrinas y otros pájaros que se caían de los nidos. Disfrutaba del pan y el chocolate por las tardes y jugaba con mi hermano a las canicas. Dicen, yo no lo recuerdo, que empecé a juntar letras con menos de tres años e iba leyendo hasta los anuncios de las paredes. Desde entonces leía cualquier cosa, La Celestina, El Padrino, novelas de Corín Tellado o Estefanía, cuentos infantiles o tebeos… todo me atraía. Pero sin duda, lo mejor eran las historias que me contaban mis abuelos, las que atesoro en lo más hondo y más preciado de la memoria. En escribir tampoco tardé mucho, sobre los cinco fueron los primeros versos y, desde entonces, en ellos vivo.

¿Qué persigue ahora?

Existir intensamente. Estoy inmersa en la crianza de mi hijo, gozando cada instante libre de mi familia y de mis amigos. Y en el tiempo que me queda persigo sueños y lecturas, versos que anoto en cualquier sitio: servilletas, pañuelos de papel o en el dorso de mi mano. E investigo, curioseo lo que me llama, sumo experiencias para luego enseñarlas. Desde hace más de dos décadas navego en el Club de Lectura de Miguelturra y les ofrezco todo lo que aprendo, todo lo que sé. Por suerte, la Literatura es una fuente inagotable e inmensa de conocimiento y, cada día hallo nuevos autores y obras que me conmueven, y que deseo dar a conocer. Y, por supuesto, los versos, que siempre están conmigo. Ahora, los que me persiguen, están hospedándose en un nuevo libro. Ojalá se queden en él y vea pronto la luz.

¿Qué ama más?

Lo que más amo es vivir en la Poesía. Siempre está presente, en cada hora, en cada segundo de mi jornada. A algunos les sorprende cuando digo que la Poesía es mi forma de vida, que alumbra mis momentos. Sin ella no soy nada, porque soy de ella. Es Todo para mí. Amo a los míos desde ella y camino a través de ella. Los que me quieren lo saben y lo respetan y lo comparten, o lo viven conmigo.  Por eso existo en esa intensidad cuando viajo, cuando abrazo, cuando escribo. Aunque, a veces, intento sosegar esta pasión para que no me consuma, y calmar la alegría y la tristeza, que siempre me hacen estar en el límite mismo del Poema.

¿Cómo le cogió el gusto a la poesía? ¿Por qué escribe?

No recuerdo. Como bien os contaba, leo y escribo desde antes de tener uso de razón. Pero ese gusto se mantuvo porque me encontré con los poetas, con Gloria, Manuel, Antonio, Pablo, Alfonsina o Delmira, y muchos otros que me han querido acompañar con su Arte. Después vino Guadiana y mis lectores u oyentes, a todos les doy las gracias.

Escribo por Amor a lo que hago, por pura necesidad. Es vital para mí sentirme en la sangre un poema no nacido, que me ronden los versos los perfiles. Y, sobre todo, por sentirme viva por completo.

  ¿En qué cosas está más cerca y en qué cosas está más lejos del poeta que era de joven?

Estoy más cerca en esencia, en lo que me mueve al encuentro con la hoja en blanco. En el desbordamiento y en la premura que me urge a escribir cuando lo necesito. Recuerdo la luz que me inundaba, y que sigue haciéndolo, el deslumbramiento de la escritura es el mismo. Pero estoy muy lejos de la cantidad. Ahora escribo mucho menos que antes, será porque estoy más ocupada en otras cosas, o será porque ahora concentro, busco, cultivo, trabajo y tejo y deshago mucho más un poema. Antes todo era rebeldía, huía del estudio, odiaba tener que someterme a la técnica y la métrica; incluso tengo un cuento en el que narro las peripecias de “Versus, el poema liberado”. En la actualidad son herramientas que me facilitan mucho la labor.

¿Qué dimensión le da la poesía al ser humano?

La dimensión de la Humanidad misma. Nos lleva a conocer los entresijos del alma. Con ella podemos saber más, observar mejor y reconocer la belleza más íntima y exacta del mundo. A través de la poesía podemos conjeturar horizontes que no vemos, confesar nuestros deseos, sueños y anhelos de la forma más hermosa posible. Y, sin duda, lo más importante en mi opinión, es descubrir y aprender a interpretar cada una de las emociones de las personas.

Usted va a participar en el próximo encuentro de poetas cuyo lema es Palabras a la Muerte. Antes de ese encuentro, ¿se colaba la muerte en sus poemas?

Siempre. Es un tema recurrente y repetido en mi obra. Desde muy joven la muerte me ha sacudido siempre con preguntas sin respuestas, y cada una de ellas las he llevado al papel. Múltiples palabras y pensamientos le he dedicado a este tema, será por tradición o por costumbre, que ha crecido en mí y en mi poesía como cualquier otra etapa o aspecto de la vida.

¿Se siente más cerca de la muerte o de la infancia?

En este momento de la infancia. Desde que mi hijo está en esta dimensión me he regresado desde el recuerdo. Los juegos, las canciones, los cuentos, el resplandor del descubrimiento de las historias de siempre, vuelven a ser nuevos a su lado. Quizá, poco a poco, cuando vaya creciendo en los años, vaya sintiendo más cerca la muerte.

 ¿Qué es para usted la vida?

Diré el tópico más recurrente: la vida es un regalo. El mejor que han podido hacerme mis padres. La posibilidad de indagar en mi ser estos horizontes y estos tiempos. Es alegría y es sufrimiento, es un monte que verdea en primavera y una sembradura que se agosta, es el otoño palpitando en nuestros pies y el invierno humeante. Es compartir momentos con los míos, como el chocolate de los domingos. Sin duda deleitarme hasta el éxtasis más puro y quedarme sin aliento.

¿Qué es para usted la muerte?

La muerte es parte de nosotros. La naturaleza nos ha nacido y después, irremediablemente nos lleva a otros dinteles. Decía mi abuela, en el lecho de muerte de mi abuelo, que nacemos para morirnos luego, que el viaje que traemos es el mismo que andaremos después de regreso. Que hasta nuestro organismo experimenta las mismas químicas y físicas que cuando salimos del útero.

¿Qué le duele más de la muerte?

La pérdida es el mayor de los dolores. No volver a tener entre las manos aquellas que tanto me arroparon, que tanto me han querido. Eso sí que no puedo perdonárselo, por muy natural que sea su proceso.

El derrumbamiento y el olvido. Y lo que más me duele es la ausencia, la desaparición de aquellos que morirán aún más cuando yo me haya ido, porque entonces no habrá nadie para recordarlos.

Solo me queda escribirlos, dejarlos en estas palabras, para que el mundo sepa cuan importantes y hermosos son y han sido para mí.

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