¿Un artículo/columna genial?

Jesús Millán Muñoz.- ¿Debe ser un fin, aunque sea a alcanzar una vez cada año, intentar conseguir un artículo o columna periodística que ralle la maestría o el gran talento o la genialidad? 

Un artículo que pueda ser, potencialmente, quede en el corpus de los artículos/columnas que puedan ser leídos en el futuro, en futuras generaciones, como una pieza de información/periodística y literaria y de contenidos, que sirva a otras generaciones, a semejanza de piezas/torres/columnas de ochocientas piedras/palabras del pasado, hoy, las tomamos como grandes instrumentos de comprensión de lo humano, de situación de ayer y de hoy, como aclaramientos del yo y del nosotros, de búsqueda de la realidad y de introrealidad y extrorealidad… 

Planteo esta cuestión, para que el lector/a real/potencial/de hoy o de mañana, sean muchos o sean pocos, se plantee esta cuestión, porque toda, cualquier actividad humana, siempre que sea legal y moral, se puede realizar con distintos baremos-vectores de calidad, puede ser regular o deficiente o bien o notable o excelente o talentosa o genial. 

Cada autor/a que se acerca a la construcción de un monumento de/en palabras, que denominamos artículo, le sucede lo mismo. Puede pensar, debo realizar una columna que pueda ser, si es que alguien sabe, qué características tiene que tener un artículo para ser notable o genial o excelente. 

Lo primero, que debemos indicar, que sepamos que existen dos grandes clasificaciones, las columnas analíticas o de especialistas, en la cual, los datos y argumentos y hechos y razones y demostraciones es lo que impera, casi siempre realizadas por expertos o especialistas, periodistas expertos en esa materia, o, profesores de universidad por lo general, como es lógico, maestros de esos temas. 

Segundo, especialmente, en España, con una tradición ya de más de dos siglos, lo que se ha denominado de distinto nombres: columna o artículo literario o de opinión o personal… En el cual, aunque el tema importa y importe, está rodeado de un grado importante de subjetividad de la persona que amasa esas palabras/ideas/imágenes/conceptos, y, que estas tengan un grado suficiente de oratoria-erudición-belleza-estética. 

Diríamos que son dos formas de percibir-mirar-analizar la realidad, dos perspectivas-dimensiones de lo humano y en lo humano, de ser y de estar, lo individual en lo colectivo y lo social en lo individual. De esta segunda manera o forma, a lo largo de la historia de nuestra sociedad, sin citar a otras, se han ido construyendo quizás cientos de miles, quizás millones de columnas. Y, han sido rezagadas-olvidadas-silenciadas, aquello de que solo sirven al día siguiente para guardar las aceitunas, las sardinas, los tomates. Es decir, de usar y tirar. 

Pero este es un juicio demasiado frívolo-irregular-injusto. De esta manera de hacer información o periodismo o literatura, porque son las tres cosas, según el escribiente o la autora, según su época o tiempo, según su estado psicológico, se plantean multitud de temas o cuestiones, interiores y exteriores, pequeños o grandes. ¿Pero no cabe duda, no nos engañemos que tal acontecimiento político es esencial, pero dialogar sobre la “tortilla o el churro o el cocido”, esa eterna realidad, también es esencial para el corazón-psique-cuerpo-mente-alma humana…? 

Los articulistas de opinión, entre los que me encuentro, aunque sea un modesto columnista de opinión literario, no quiero ponerme flores de seda o vegetales, ni medallas de hojalata o de bronce, intentamos que las personas, si alguien nos lee, sean conscientes de otras temáticas. 

Nada se puede terminar en ochocientos dóselas-palabras de un modesto artículo, pero si puede servir para que un hipotético oidor-visualizador, sea consciente, que existen cosas en la realidad que quizás no había pensado de/en ellas (personalmente, veo algunos programas de televisión, que creo que se titulan Equipos de Investigación, porque independientemente, de la respuesta o solución a ellos, plantean cuestiones, algunas, que ni siquiera era consciente que existían, por ejemplo: que en un pueblo español del Levante, es el que recicla más ropa, que mucha de la ropa de segunda mano va a parar a un país de África, si es que yo entendí bien…). Son realidades que existen, son realidades que para mí son/eran totalmente desconocidas-ignoradas… 

¿Pero cómo realizar una columna literaria de opinión que sea una obra maestra, que pueda quedar, como una más, en esa ristra de chorizos que siempre se cita desde Larra, y anteriores y posteriores, hasta el momento actual, en el que usted vive…? 

¿Existen, ahora en estos momentos, con más de mil periódicos digitales, de distinta audiencia, solo en nuestro suelo, posiblemente varias decenas de miles de columnistas, la inmensa mayoría, realizando un oficio y arte, sin recibir dínares-dólares-maravedíes…? ¿Por lo cual, cada día, en nuestra sociedad se publicarán varias decenas de miles de este producto que denominamos columna periodística de opinión…? 

Sólo se me ocurre, una forma de solucionar potencialmente esta cuestión, se cree un Archivo Documental sobre el Articulismo de nuestra sociedad, aunque sea virtual. Y, en él, se vayan abriendo las fichas, de los miles, decenas de miles de articulistas existentes. Y, en esas fichas se abran enlaces con sus páginas y sus artículos. Y, así, esas realidades, no solo sirvan para guardar las sardinas o los tomates o los garbanzos… sino que potencialmente estudiosos, investigadores, catedráticos, tengan un lugar-fuente-base, de forma sencilla y eficiente, para ir a beber, y, realizar los estudios posteriores. De ese modo, los críticos, tendrán un mar donde pescar, e, indicar, autores y autoras del columnismo, columnas y artículos que merecen que perduren en la memoria de los hombres, y sean un paso más en ese regimiento desde Larra, Alarcón, Clarín, Azorín, Ortega, Unamuno, Ruano, Alcántara, Vicent, Plá, Pemán, Cunqueiro, Umbral y otros mil. 

Una riqueza que tenemos, una enorme riqueza de interpretación del mundo, un bosque que ni siquiera valoramos lo suficiente. Una enorme cosecha de estética y de contenidos, que pueden servirnos para entender mejor la realidad interiores y exterior. Un enorme bosque de pequeñas piezas/sinfonías/cuartetos de palabras/ideas, que podrían tener la misma altura gnoseológica y epistemológica y conceptual y estética, que muchas piezas teatrales, poéticas, narrativas, aforísticas, etc., que dejamos se olviden generación tras generación… 

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