El insólito oasis de las Pocitas de Puertollano

Lejos de una imagen esperada y temida de depauperación por la ausencia de lluvias, sobre todo al ver los pantanos del sur del país más secos que el ojo de Benito y la necesidad vital de que empiece la fiesta acuosa del otoño, la «laguna de los patos» de Puertollano muestra un espectacular e insólito aspecto de vida, de naturaleza desatada sobre una lámina de agua más que generosa.

No parece que el mundo reseco circundante afecte a este pequeño humedal de las Pocitas, que con los años se ha convertido en uno de los rincones emblemáticos de Puertollano. Sea por la humedad subterránea del cazo donde se asienta el charco, sea por alimentación asistida a través de una tubería o mangueras de socorro, el caso es que la fauna que allí se concentra en una densidad considerable no está necesitada de agua, ya que el parquecito luce este domingo en todo su esplendor… a pesar de la pertinaz sequía.

Es seguro que cuando lleguen las lluvias el paraje ganará aún más en la belleza propia del otoño. Tampoco parecía mal cuidado a pesar de los últimos episodios gamberriles que la tomaban con los patos.  Con el minero al fondo, la torre minera de la rotonda y el telón de la ladera del cerro de Santa Ana… los patos son dignos de visitar. El visitante se dará con la grata sorpresa del vigor del agua mientras alrededor escasea… y de qué manera. 

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