Una nube verduzca y tóxica

Manuel Valero.- Una vez le escuché a un argentino decir que el mundo se componía de ciento noventa y tres estados y Argentina. Le seguí la comedia y le añadí que Argentina y España. Ambos nos dimos argumentos y razones para considerar a ambos países como los más atormentados del mundo sociológicamente hablando, es decir, que nos odiamos tanto que el odio, esa pasión tan poderosa o más que el amor, va camino de la costumbre con lo que también la palabra se ahueca y ahueca el concepto y todo se queda en una rabieta  lo suficientemente civilizada como para no salir a guantazos.

Estos días estamos asistiendo en el Parlamento a una digna representación de lo que somos: una panda de odiadores más allá de la política. Al Parlamento  se va a representar al pueblo, comm, il faut, a discutir propuestas de modo que el legislativo alumbre leyes que ofrezcan mayor armonía y concordia al cuerpo social sobre el que se aplicarán.  Pero al Parlamento se va también a discrepar hasta el odio; no son discrepantes unos de otros, son odiadores consuetudinarios hasta tal punto que el odio que no se amortigua detrás de la ventana se filtra por la celosía de la mosquitera hasta hacerlo insanamente respirable.

Hemos socializado el odio como no puede ser de otra manera en un pueblo que hace ocho décadas estaba reventándose a tiros y ese mismo episodio lúgubre sigue siendo hoy vitamina para los pollos. Uno se cansa y piensa qué demonios dirá el electorado cuando vea unas secuencias de los debates parlamentarios sobre el que se cierne una niebla flotandera verdusca y tóxica. Estos días han sido gloriosos. Desde la entrada en vigor de la Ley de Libertad Sexual (solo sí es sí) hasta ayer mismo. La ley debido a su procedimiento acelerado fue aprobada en el Parlamento y aromatizada en el BOE con una vía de agua importante debido al amplio abanico de penas a los odiosos depredadores al eliminar el delito de abuso y convertirlo todo en agresión (todo acto sexual sin consentimiento). Pero eso ha dado pie a una guerra biliosa y vidriosa contra la ministra igualadora. Les supongo informados y al tanto de las criticas: a la ministra no se la ha criticado, se la ha quemado en la hoguera mediática adversa y se la ha llamado de todas las maneras, de forma tan burda y grosera que provoca vergüenza ajena. A mi me pasa. Y lo digo. La crítica, aunque sea dura, es una cosa; la humillación y la vejación del contrario, otra. El odio se retroalimenta, la palabrita (lo mismo que el insulto fascista) la utilizan a diestro y siniestro, tanto políticos como comunicadores. Menos mal que estamos en 2022, si no… madre mía.

De la misma manera que Irene Montero que tuvo un gesto de debilidad humana en primer plano televisivo (pura rabia contenida), cuando se desata tiemblan hasta los cuatro jinetes del Apocalipsis y sus mamporreros. En pleno fragor parlamentario para saber qué coño pasó en la valla fronteriza hispano-marroquí, la ministra soltó a esa pandilla de fascistas que son los del PP que alimentan la cultura de la violación. Y volvió a liarse parda, de tal forma que la soledad del ministro Marlaska se convirtió en un tiberio de mil demonios, quizá para su alivio.

¿Por qué nos odiamos tanto? En los primeros años de la Transición ese odio se canalizó y se mantuvo a buen recaudo. Hoy emerge como la lava de un volcán durmiente  para situarnos frente al espejo de lo que se somos, un pueblo que se odia a sí mismo, que tiene pudor en mostrar su identidad patria, que hay regiones que quieren romper la galleta, una nueva política surgida de los idus de Marzo que favoreció el contrapeso extremo de la otra punta del imán, medios de comunicación que azuzan y jalean y anuncian el desastre bíblico, políticos que no tienen otra cosa mejor que hacer que decir paletamente que qué malo es el que manda cuando el bueno soy yo. Y hay también personajes públicos en activo o recién retirados que viven en un proyecto de venganza permanente. Resumen: rojos contra fascistas. Mucho odio… con lo que cansa. 

Tan entrados ya en el siglo, con tantos avances de la ciencia y las comunicaciones… ¿cómo es posible que los españoles nos profesemos ese odio tan nuestro, tan cutre, tan cansino?  Dijo Bertrand Russel que pocas personas consiguen ser felices sin odiar a otra persona, nación o credo.  ¿Será entonces que odiamos para ser felices sin escatimar en insultos, mentiras y vejaciones varias?

Con lo fácil que lo tenemos a la hora de votar que esto afortunadamente sigue incólume

Ay, señor, llévame pronto

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9 COMENTARIOS

  1. Valiente, inteligente y preciosa Irene.
    No, yo no odio a nadie. Pero sí califico a determinados elementos de fascistas, ¿ será porque lo son?
    No estoy dispuesto a blanquear la execrable estrategia seguida por toda la ultraderecha y parte de la derecha en el Congreso y no solo en él, estrategia inspirada en el catecismo de propaganda de un tal Goebbels. Allá cada uno con su conciencia. Espero que la conciencia de algunos, demasiados, no se convierta en mala conciencia por acción u omisión.

    • Valiente es reconocer el error. Inteligente subsanarlo. Lo de preciosa es machismo.

      No hay nada más nazi que el feminismo, el que se pone el hiyab en defensa de la mujer

      Los datos del Ine, son públicos y comprobables

      2021
      8.1.1 Agresión sexual
      Total 445
      Española 245
      País de la UE28 sin España
      País de la UE27_2020 sin España 36
      País de Europa menos UE28
      País de Europa menos UE27_2020 8
      De Africa 86
      De América 61
      De Asia 9
      De Oceanía 0

      Ya cada cual con la conciencia, si hay un elefante en la sala y no se puede hablar de él porque eres fascista, ya está. Os importan las victimas muy poco, pero sacar redito mucho.

  2. Con podemos y Sánchez llegó el escándalo!

    «Con otro presidente, a este país le hubiera ido mejor». Javier lamban.
    Perdón, perdón y mil veces perdón por estás inoportunas y desafortunadas declaraciones.

    Que verían en él sus propios compañeros para ponerlo de patitas en la calle!
    Su regreso, el abrazo con Pablo Iglesias y los pactos con golpistas, independentistas, filoterroristas y demás patulea, es lo que tiene.
    Se avecinan buenos tiempos!.

  3. Lo que es espesamente verduzco es poner en la misma balanza, con una equidistancia cobarde, a los que profieren insultos en deshonra, descrédito , menosprecio… con las víctimas de los mismos.
    Creo que mirar hacia otro lado , cuando ni tan siquiera te estás jugando un sueldo, porque eres un jubilado, es muy poco digno y nada edificante.

    112 visitas parece que has tenido. Demasiadas para los méritos demostrados.

  4. España, mal pais con mala gente. Somos de la estirpe de Cain, en su errar esparció, con generosidad, por aqui su simiente. Menudo ganao los españoles.

  5. Magnífico Artículo. No se puede expresar mejor lo que está sucediendo en España en general, y en el Congreso en particular.
    Sr. Valero, me encanta todo lo que escribe, pero éste desde luego ha sido excelente.
    Efectivamente hay un odio visceral en los políticos. Olvidan que los insultos no nombran a los Gobiernos, sino las urnas.

  6. Excelente artículo Sr. Valero.
    La Cámara Baja actualmente no es más que lo que en la actualidad opinamos unos/as y otros/as en las calles. Y al igual que en la calle, yo al menos, hago frente a camorristas de la democracia con eso que ellos no saben lo que es, la palabra motivada y razonada, pues lo mismo ocurre en el Congreso, y ese razocinio-sensantez cuando no saben con qué rebatirlo acuden a lo único que están acostumbrados insultos, bulos, fakes,…. o sea, se lía la camorra.

    • ….incluidos los que pululan de forma habitual por esa nube verduzca tóxica y disfrazados con los nicks de otros por falta de personalidad propia.

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