La pitonisa de Pujol

Los intentos por mejorar la imagen del presidente del gobierno, parecen no dar los resultados esperados. Ni la serie televisiva realizada y no emitida, ni la presencia pública jugando a la petanca con cargos jubilados de su partido, o con la campeona de ajedrez iraní refugiada en España, le han permitido remontar en las encuestas.

Para facilitarle este deseado reconocimiento público, es necesario contribuir con ideas imaginativas o fantasear con ironía sobre su futuro próximo o más lejano, como se propone en este artículo.

Por los numerosos contratiempos que le han surgido al gobierno en esta legislatura, el señor Sánchez —que piensa que le han echado mal de ojo—, ha decidido crear una plaza más en la ya extensa lista de asesores que lo rodean. Se trata del nombramiento de una pitonisa con la que se pretende investigar las causas que han originado los incidentes imprevistos que se han producido en estos años y proponer las medidas necesarias para solventar la situación.

 Los burócratas de Moncloa, establecieron un perfil del puesto de trabajo, en el que incluyeron la acreditación de una experiencia mínima de quince años de ejercicio de la profesión en el ámbito de las administraciones públicas.

Convocaron la plaza, pero a la hora de valorar la experiencia, se quedaron fuera casi todas las participantes por no cumplir el requisito del tiempo mínimo exigido. Además, como habían cobrado en “negro”, no pudieron acreditarla el resto de las candidatas, excepto Adelina, la gallega vidente a la que le adjudicaron el puesto, que había asesorado durante más de veinte años aJordi Pujol. Él fue su comisionista y le regateaba hasta sus honorarios. Para conseguir su certificado, ella, tuvo que abonar una módica cantidad al ex president.

Cuando tomó posesión del puesto, se le hizo llegar la información que requería para diagnosticar la cuestión planteada. En ella le incluyeron, inicialmente, las actuaciones fallidas del gobierno. Pero ella —muy profesional—, las desestimó por considerarlas decisiones que se habían tomado motu proprio o atendiendo a las demandas de sus socios de legislatura, como los indultos, supresión de delitos o la reducción de penas a los intervinientes en el proces o el carajal de la ley del solo si es sí.  La vidente solo estudió los hechos imprevisibles que habían condicionado su actuación, como la pandemia del COVID, el volcán de la Palma, la guerra de Ucrania o la crisis económica internacional.

 Tras semanas de sesudo estudio, la vidente emitió un informe en el que diagnosticaba la situación. Al principio de la legislatura el gobierno acordó la exhumación de Franco del Valle de los Caídos, de forma inminente. Pero Felix Bolaños y Dolores Delgado —que asistieron al desenterramiento—, no debieron informar al presidente sobre la maldición que profirió Merri Martínez Bordiú, por lo que le estaban haciendo a su abuelo. Y esta fue la verdadera causa de los incidentes posteriores que, los legos en temas exotéricos, no supieron ver.

 Una vez detectado el problema, la pitonisa estableció el tratamiento que requería la situación, aunque excedía las facultades que ella poseía. Tenían que acudir a las altas esferas, al Olimpo de los Dioses, para intentar levantar esta maldición. Alguno de los asesores del presidente, propuso utilizar el Falcon para tan elevada misión. Otros se mofaron con la ocurrencia, pero la pitonisa la tomó en serio y dijo que sí. Que el Air For One español, se podía utilizar para que el presidente Pedro Sánchez se desplazara a Portugal, realizara una peregrinación al Santuario de Nuestra Señora de Fátima y allí, junto a su homónimo portugués y casi tocayo, Antonio Costa, implorar a la virgen su intercesión ante el altísimo para que levantara el maleficio.

—Por lo menos —dijo un asesor—, el avión presidencial sirve para su uso en actos del gobierno, como hizo la Vice cuando fue a ver al Papa. Que la maldita oposición está siempre con aquello de que si lo ha utilizado para ir con la señora a un concierto en Castellón; para llevar de farra a los amigos a La Mareta o a Doñana; o para hacerse una foto promocional, con sus Ray-Ban, junto al señor Albares. Y menos mal que el uso del Falcon lo metimos en la ley de secretos oficiales que, aunque fuera de los tiempos de Franco, nos vino fenomenal.

—Por eso no tenemos que preocuparnos —dijo otro—, hasta que no pasen cincuenta años y se desclasifiquen estos documentos, los españoles no conocerán los gustos etílicos de los usuarios actuales del avión presidencial y los kilos de jamón ibérico y de gambas o langostinos que se consumen en él. Pero ni la pitonisa de Pujol, salvaría de la quema al señor Sánchez y, cuando se hicieran públicos aquellos documentos, el expresidente —ya nonagenario—, viviría exiliado en el Caribe, ataviado con su guayabera y tomando mojitos, recordando que los españoles le mostraron la puerta de salida del Palacio de la Moncloa en el año 2023, sin poder cumplir su agenda programada hasta 2030.

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