Caballero reitera su compromiso con la recuperación del patrimonio en una visita al taller donde se restaura la obra de Andrade

La celebración este 2023 del 130 aniversario del Palacio de la Diputación de Ciudad Real también se recordará por el decidido compromiso del presidente de la Corporación provincial, José Manuel Caballero, con la recuperación del patrimonio en el conjunto de nuestro territorio. Pero, de manera más intensa, como consecuencia del accidente registrado el año pasado, en la sede administrativa de la institución, dedicada desde que fue entregada la obra, en 1893, a albergar el Gobierno de la provincia.

Pasará a la memoria colectiva, por las reseñas y por el empeño manifestado, la restauración de una obra muy significativa que es facilmente identificada por todos aquellos que han tenido la oportunidad de visitar el Palacio Provincial, el lienzo del pintor ciudadrealeño Ángel Andrade, ayudado por el almagreño Samuel Luna, que ha ocupado la techumbre de la Sala de Recepciones hasta que tuvo que ser retirado como consecuencia del desprendimiento fortuito del techo de la estancia, construido a base de yeso y carrizo.

Caballero ha visitado el taller que se ha montado de manera provisional en las instalaciones de la Diputación de la Ronda del Carmen de la capital para interesarse por la evolución de los trabajos de restauración que están llevando a cabo las profesionales de una empresa especializada dirigidas por la conservadora y restauradora de la institución provincial, Elena Gayo.

“Es una actividad complicada y compleja. Quiero agradecer a las personas que la están realizando no sólo su profesionalidad sino también el interés que ponen en conseguir restaurar esta obra tras el accidente que se produjo en la Semana Santa del año pasado”, ha dicho el presidente de la Diputación, quien ha añadido que, además, es un proceso largo, porque se ha fijado el plazo de un año.

Ha añadido que la intervención es también costosa, ya que asciende a un montante muy próximo a los 300.00 euros. Ha querido dejar claro, a este respecto, que “es necesario que conservemos lo nuestro, que tengamos en cuenta que esta obra tiene que ver con nuestro patrimonio artístico, con Cervantes y el Quijote y con nuestros orígenes”. Por eso defiende que es “especialmente importante que la protejamos y podamos disponerla muy pronto en su estado original” para que los ciudadanos que visitan el Palacio Provincial y quienes trabajan en la Diputación de Ciudad Real la puedan disfrutar de nuevo cuanto antes.

Un proceso complejo

Los lienzos de Ángel Andrade y Samuel Luna que cubrían el techo de la sala de recepciones del Palacio provincial volverán a recuperar su esplendor original tras la restauración a la que están siendo sometidos por un equipo multidisciplinar, formado por un total de 8 restauradores y el apoyo técnico de un laboratorio donde se procede al análisis pormenorizado de todos los materiales.

Unos trabajos que engloban no sólo el lienzo principal, sino el conjunto de piezas artísticas que configuraban la sala en la que hace un año tuvo lugar el derrumbe del techo, producido debido a pequeñas filtraciones que a lo largo del tiempo se han ido colando por pequeñas fisuras de unos materiales ya agotados y envejecidos, explicaba la conservadora y restauradora de la Diputación, Elena Gayo.

Unas filtraciones, detalla Gayo, que eran muy pequeñas pero muy persistentes en el tiempo, y que no se veían claramente porque estaban ocultas por los lienzos,. Ha sido cuando se ha procedido a la retirada de los lienzos, destaca, cuando realmente se han visto cómo las traseras de las telas estaban atacadas por hongos y muy debilitadas. “Veíamos algunas grietas del techo se marcaban y habían hecho fisuras en el lienzo, pero no podíamos prever que fuera tan grave”, señala.

El lienzo principal, en torno a la alegoría del Quijote, es el que ha sufrido un mayor daño, afirma, al verse fragmentado hasta en 12 piezas al ceder el techo de escayola donde estaba sujeto al marco perimetral que era un mortero muy pesado que “ha arrastrado y hecho harapos unas telas muy debilitadas con el tiempo, que no han aguantado tanta presión”.

Y es que, según explica la restauradora, toda la estructura estaba fijada al techo con cañizo entretejido con una especie de trenzitas de cuerdas, en la zona que iban pegados los lienzos, que a su vez estaba rematado con escayola, todo ello realizado de forma artesanal, in situ en su momento.

Ante esta situación, lo primero que se ha hecho ha sido tomar muestras de todas las piezas de los pigmentos de los materiales utilizados por los artistas para intentar conocer lo máximo posible la composición de las diferentes capas que conforman una obra artística de estas características, para adaptarlo lo máximo posible, de modo que los materiales sean compatibles, explica Gayo.

De tal modo, se ha comenzado a realizar catas de los distintos disolventes y materiales que se van a utilizar, y a la espera del resultado de las analíticas de todo lo enviado, se han iniciado los trabajos de limpieza de los reversos de los lienzos para que en el momento que se tenga claro las materiales que se van a utilizar estar preparados para aplicarlos en los nuevos soportes.

Se trata, según subraya, de la fase más delicada del proceso porque tienes que limpiar todo lo que sobra, todos las intervenciones, adhesivos y las piezas quedan en un estado bastante frágil, mientras el final que parece lo más importante, que es el momento de la intervención pictórica y el retoque no es lo es, asegura, porque si no te sale bien lo puedes repetir, al utilizar acuarelas y pigmentos solubles fácilmente eliminables.

En este apartado, cabe destacar que la función de los restauradores es sólo intervenir en las zonas de falta, es decir, donde no hay pintura. “Nosotros no pintamos encima de la pintura, nosotros respetamos, consolidamos y reforzamos todas esas zonas internamente, inyectando dándole los materiales que necesitan para restablecer esa flexibilidad perdida”.

“Lo preparamos todo para que cualquier procedimiento que nosotros podemos llevar a cabo termine siendo reversible, de modo que restauradores del siglo XXII puedan desmontar todo lo que nosotros hemos hecho y pudieran realizar nuevos tratamientos con nuevos materiales, más adaptados que se conozcan en esa época y a la obra no se le añadan en ese desmontaje daños nuevos, es decir que eso que hemos recuperado pueda seguir manteniéndose”.

Durante el desarrollo de esta fase, la parte delantera del lienzo se encuentran protegida con papel japonés y adherida con una cola, que permite no perder poder absolutamente nada de la pintura original, aparte de disponer de plantillas para poder manipularlo con libertad para ver cómo encajaría en los nuevos soportes.

Es necesario destacar que también son necesarias pruebas de montajes para tener claro cómo adaptar el lienzo al nuevo soporte, porque el anterior fue realizado a mano y ninguna de las esquinas igual a otra, y ahora sí embargo toda la superficie será igual y hay que ver si hay que añadir algo manualmente en el soporte para imitar lo más posible la forma que tenían originalmente, destaca.

Y es que todos los soportes serán nuevos en torno a materiales muy ligeros, que no tienen nada que ver con la anterior estructura de escayola, cañizo. Serán materiales adaptados a nueva estructura metálica hecha ex proceso para el techo, explica Gayo, estructura que es la que va a recibir todas las demás que irán superpuestas y dispondrá de varias sujeciones, de tal manera que se garantice la seguridad e independencia del conjunto, y ofrezca la posibilidad de desmontaje en un momento de necesidad.

Este proceso de restauración engloba de suelo a techo, “absolutamente todo”. Se va a limpiar toda la sala, donde ya se ha procedido a hacer unas mejora en el techo, tras desmontar, sanear y hacer una estructura nueva para recibir luego todo el techo con las obras de arte restauradas.

Las paredes también se van a restaurar al tratarse de pinturas murales, junto a los lienzos de personajes ilustres de Ciudad Real, Balbuena, San Juan de Ávila, Santo Tomás de Villanueva, Hernán Pérez del Pulgar, el General Espartero y el Cardenal Monescillo, que también presentan daños por suciedad, polvo, deformaciones y necesitan asimismo un tratamiento en profundidad.

Todo ello, hará que conozcamos muchísimo más toda la obra artística que está en un edificio que es patrimonio histórico-artístico, declara Elena.

Los lienzos se encuentran en un taller de la Diputación que se ha montado temporalmente para acometer todos los trabajos de conservación y restauración del techo de la sala de recepciones porque era necesario un espacio que se adecuara a las medias y necesidades de las dimensiones de los lienzos a tratar.

El lienzo central tiene una dimensión de 7,60 metros x 3, sin contar toda la escocia perimetral ,que es una zona curva que une los muros laterales con el techo, en los cuales estaban pegados los lienzos de los escudos de los partidos judiciales de la provincia de Ciudad Real en el siglo XIX.

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