Paseando por Almagro, I

Jesús Millán Muñoz.- Las ciudades o pueblos o aldeas son como una enorme sinfonía y gruta que para cada persona, tienen unas respuestas afectivas y conceptuales. El lugar es el mismo, pero los significados distintos. 

Sé, me han indicado la noticia, conozco a dicha persona, me expresaba su hija –lamentablemente fallecida-, que un día llevó a su padre a que viese Almagro, la plaza con sus colores verdes y el vidrio atravesando los corazones. Y, dicha persona, el padre, se entusiasmó literalmente, y, expresó algo así: “Qué bonito es esto. He venido cientos de veces a este pueblo, y, nunca lo había visto”. Efectivamente, literalmente había visitado dicho lugar cientos de veces, por cuestiones diversas, pero nunca había pasado a la plaza del pueblo… 

Opino que esto simboliza, sintetiza, esencializa la relación que los que habitamos o hemos nacido en la Mancha, tenemos con nuestras tierras y aires y aguas y fríos y calores. Nosotros estamos como extendidos como un tapiz por el suelo, y, salvando excepciones, quizás, no valoramos lo que tenemos, lo que hemos sido, los desvaloramos o desvalorizamos. Cambiar un poco la mentalidad, quizás, sea no el objetivo de estos artículos que voy construyendo, edificando piedra a piedra sobre la Mancha. Mejor, pero sí, diríamos, seamos conscientes un poco de lo que somos o hemos sido, donde estamos y dónde estaremos. De las doscientas y pico regiones que forman y conforman Europa. El sueño de Europa, la flecha y espada y el deseo de Europa. Nosotros, modestamente, somos una mas, incardinados en España, incardinados en Europa. 

De Almagro tenemos múltiples referencias, en la memoria, en los recuerdos, en los progenitores, en los antecesores, en uno mismo, en los descendientes. Decenas de veces, hemos sentido sus terrenos, por diversas razones y causas y silencios y gritos y palabras. Siempre señalo, entre serio y en broma, que si alguien dedica dos semanas a viajar al año, una, la dedique al lugar que desee, pero otra, tenga la costumbre de caminar con sus huesos por esta tierra de quijotes y de sanchos y de dulcineas y de aldonzas y… 

Cada sujeto tiene una acción y reacción en cada lugar, con cada persona, en cada concepto, con cada idea. En un pueblo o aldea o barrio o ciudad sucede lo mismo. Va cambiando el espacio y el tiempo, de fuera y de dentro. Todos los que lean este modesto artículo habrán volado por estos aires una vez o cien o la primera bocanada de aire, desde el engendramiento o hasta el final, ocuparán un espacio por estos lares y viñedos. Se puede comentar-alabar-ponderar-evaluar, piedras o personas, actos o acontecimientos, posibilidades o regularidades. Todos formamos parte de ello. 

Tenemos un cerebro de un kilo y pico, y, es como una estructura que nos condiciona y nos causa muchas de las percepciones, ideas, conceptos, de forma consciente y no consciente. Estamos y somos y resomos y reestamos. Habitamos un lugar/tiempo y ese lugar-tiempo nos habita a nosotros. Es el misterio de la vida-existir-vivir-ser-estar… 

Diríamos que este viaje-tour escrito, será una especie de ecuación no real, sino una síntesis de algunos aspectos, de las cientos de veces que mis huesos han posado por estos témpanos de calores y de nieves calientes de las miradas. Somos tantas cosas, somos un recoveco de pasados y presentes y futuros. Aunque, no nos engañemos, no conocemos todo lo que somos, no conocemos todas las consecuencias de todas las miradas y actos y sentimientos y afectos y recovecos de la carne y de la mente y del alma, de lo individual y de lo colectivo. 

Una ciudad-aldea-pueblo-barrio es más que nosotros, es menos que nosotros, en muchos sentidos. Atraviesas la plaza en el cochecito de tu madre, después jugando en la infancia, en la edad primera adulta, ya en la etapa de la madurez, ya en la ancianidad con nietos o sin ellos. Y, un día, se apaga, aparece una esquela en el ayuntamiento y, has dejado tu lugar en el teatro para otro/a. Esa es la vida en esta tierra. Pasan las generaciones y pasan los siglos. Unos, creen que después habrá Otra Vida Eterna, otros dudan, otros no creen en ello, otros no desean creer pero saben que existe. Así, así son los bípedos racionales evolucionados… 

Bebemos en el Espacio de Arte Contemporáneo, algunas veces, diferentes veces, distintos motivos, distintas razones. Me llegan voces, que ahora están pasando por un desierto. Espero que venga el oasis pronto. Sea modesto o singular o general o importante. Es un color de luz importante para esta comarca, para esta provincia, para esta región. 

Un día oí la historia de un gran marchante o de un gran conservador de un gran museo de Norteamérica, la historia la he ido oyendo en distintas versiones, unos dicen del Norte de Europa, otros de la gran Alemania, otros de Nueva York. E, indicó que deseaba ver algún museo de la zona o de la región o de la provincia o de… Y, los comensales y comentaristas y cicerones le arrastraron varios cientos de kilómetros fuera de la capital de la villa y corte. Y, después, de varias horas de viajes… entraron en un recinto semicuadrado con paredes, y le mostraron algún Miró, Picasso, Modigliani –cuadros y conceptos imaginarios, ¿porque no sé cuántos Modiglianis habrá en toda España?…-. 

Y, dicen que contestó, en esta historia mitad real y mitad fabulada: “No se ofendan ustedes, en mi museo, tenemos varias docenas de Modiglianis, varias decenas de Picassos, varias docenas de… Si vengo a esta ciudad, en un viaje de varios miles de kilómetros, es para percibir y ver, obras de autores y autoras de esta provincia/s, que están olvidados o semiolvidados, y que quizás, como nadie les hace caso, han descubierto algo…”. Y, si han inventado algo, ya lo copiaré yo, y, ya moveré, a algunos artistas de mi nación o sociedad o Estado que lo amplifiquen y lo perfeccionen, y construir con ello un movimiento internacional… 

¿Comprenden ustedes la historia real o ficticia, inventada o imaginada, o, real en un tanto por ciento solo…? 

¡Estos museos pequeños, con secciones de arte actual, o todos dedicados al arte contemporáneo, si es posible con autores regionales, provinciales, nacionales y, si pueden internacionales, ofrecen, una nueva mirada, diversa y distinta…! ¡Por tanto, no dejen morir el Centro de Arte Contemporáneo de Almagro, introduzcan el agua y la corriente eléctrica, porque todo caminar de mil kilómetros empieza por un metro…! 

Relacionados

ESCRIBE UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí


spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img