Sobre el rumor, la mentira y la calumnia en la cosa pública

Jesús Millán Muñoz.- Ahora, hablan de falsas noticias, falsas informaciones, falsas fuentes, falsos argumentos, falsos datos, falsas interpretaciones realizadas adrede.

Parto del hecho que toda persona tiene derecho a la realidad-verdad. Que todo el mundo puede equivocarse, pero no puede expresar algo, que sabe es mentira como verdad, algo que sabe es verdad como mentira. Digo, reitero, digo sabe, porque esa persona cree saber, que algo es verdad o algo es mentira. Otra cosa es que esté equivocado o esté en el error sin saberlo.

La verdad nos hará libres, frase evangélica, pero se puede aplicar a todo. Cierto es, que si expresar la verdad te va a llevar a un castigo enorme, y, son muchas las clases que han sido inventados. Entonces, cada ser humano tiene que proteger su vida. Siguiendo a Kant, y reinterpretándolo, o no dices nada, o solo expresa una parte pequeña de ese asunto, siempre dejando claro que no se ha tocado todo el tema –si hay mucha censura, no podrá, ni siquiera ni expresar esa realidad…-.

En los sistemas de graves censuras desde el Estado, sea por un color de bandera o por otra, Eurasia ha estado llena de todo esta realidad en el siglo veinte, en unas décadas o en otras, según tiempos y según zonas. Siempre se dice en las tabernas, que deben existir grandes obras literarias, que no surgen por la censura, que cuándo termine florecerá y renacerá y resucitará. Pero viene la democracia, y, se espera uno o diez años, haber si empiezan a volar esas obras egregias y notables, que están en los baúles, pero pasa el tiempo, y, salvo alguna excepción, o se han perdido, o los autores y autoras han fallecido y los herederos,  no las han conservado, o, no han tenido esperanza de su valor. O, han temido que si las encontrasen en sus archivos, recibirían una sanción… ¡Pero las flores  no brotan…!

En el periodismo sucede lo mismo. En tiempos no-democráticos, se expresa, con razón que no se puede publicar todo –pero también en tiempos democráticos-. Y, siempre me he hecho la misma pregunta. Imaginemos un articulista de opinión. Está bajo la censura, tiene que escribir artículos que atraviesen esas murallas y  sembrados. Con lo cual  hará artículos fáciles  y simples y sencillos y pasables.

Pero me he dicho yo muchas veces, si hace un artículo al día, no podría realizar uno, para publicar. Y, otro, ya sin censura o con menos, no para publicar de inmediato, para ir conservándolo para el futuro… En mi ingenuidad e idealismo y filantropía y humanismo de joven, pensaba que saldrían, cuándo se hiciesen recensiones de artículos en libros, de grandes autores, de un color  y de otro, de los que estaban dentro del pentágono de la Península, de los que estaban fuera, esos otros artículos posibles y esperables e imaginarios. Pero  he ido esperando y esperando y esperando, y, salvo alguna excepción, nunca se han materializado. Volvemos, los descendientes los han perdido…

El escritor y articulista José Bergamín, publica en Luz, 22 de julio de 1933, un artículo titulado: ¡Hay que alambicar! Nos habla de los rumores, mentiras, engaños, falsedades, falacias, y todo lo demás, que queramos incluir e interpretar, que estaba sucediendo en la vida pública y política y sociopolítica de su tiempo, en plena República, pero que también podemos aplicar, suponemos, al ahora, en algunos casos y palabras e informaciones y… ¡La gran tentación del periodismo y de la vida y de la sociedad y de todos los entes sociales…!

Quizás, desde la prehistoria los humanos se engañan y se mienten y no se dicen verdades y veracidades de determinadas realidades, quizás, por no saber la realidad-verdad, quizás por intereses de futuros negocios, quizás, por ideologías o intereses previos, quizás, por mil razones.

En la famosa batalla de Kadesh, entre Ramses II y los Hititas –se ha encontrado en los frisos, una batalla que terminó en tablas, como una gran conquista y victoria del faraón egipcio, que si no recuerdo mal, es el que he citado…-. Además, de ser una de las batallas de la antigüedad, que más carros de combate a caballo entraron en liza, una batalla que se tienen datos, y que dicen, se estudia como estrategia y táctica en las Academias Militares de ahora, y, que se compara con la batalla de Kursk entre los alemanes  y rusos en la Segunda Guerra Mundial –ya que se dice que ha sido la batalla con más tanques de todos los tiempos-. Y, en esa batalla de los egipcios y en la de hace ochenta años, se utilizó también el engaño y la mentira…

Lamentablemente en la vida rutinaria y diaria y social, en todos los ámbitos, hay personas más propensas a camuflar los datos y los hechos, según sus intereses, de un tipo y de otro. Ocurre en todos los ámbitos. En la vida sociopolítica también sucede. Al menos, esperaríamos de los medios de comunicación que nos cuenten los hechos, de la forma más objetiva posible, y, segundo, interpreten los hechos según su ideología. No confundan en un primer momento, hechos e interpretación. Si se consiguiese esto, habríamos avanzado mucho, en el conocimiento de nosotros mismos.

Porque el hombre se merece la verdad. La verdad es el alimento de su ser, y, no solo las proteínas y las calorías, la verdad es la sangre de los individuos y de las sociedades y de los Estados… La realidad-verdad, si es posible con bien-bondad y racionalidad-prudencia… ¡Paz y bien…!

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