El ciudadrealeño Vicente Casero recoge el Premio de las Artes Driehaus por la restauración de los molinos de viento de La Mancha

El Museo de Santa Cruz de Toledo ha sido el escenario de la ceremonia de entrega de los VII Premios de las Artes de la Construcción Richard H. Driehaus, Los galardones están dotados con 50.000 euros y  nacieron con una vocación clara, recuperar y dar valor a disciplinas al borde de la extinción debido al abandono de los antiguos oficios sin los que nuestra arquitectura histórica no podría existir. Además, estas formas de edificar tienen gran importancia importancia para la arquitectura actual y la conservación del medio ambiente, ya que trabajan fundamentalmente con materiales naturales, reutilizables, duraderos y poco contaminantes.

A su vez, se ha inaugurado la exposición Patrimonio Vivo, la construcción tradicional en siglo XXI.

El primero en recibir la distinción fue el maestro carpintero de Campo de Criptana, Vicenta Casero, galardonado por su trabajo en la fabricación y restauración de los molinos de viento tan característicos del paisaje manchego. Casero ha conseguido recuperar un oficio que cayó en el olvido durante más de un siglo. Vicente ha tenido el privilegio de trabajar en los nueve molinos de viento de La Mancha que aún conservan su maquinaria original. Así ha desentrañado estas estructuras y las técnicas y los procesos que se emplearon en su construcción. De esta manera ha podido aplicar estos conocimientos a la construcción de nuevos molinos, con las mismas características que los originales y completamente operativos. Casero ha tenido en su agradecimiento unas palabras hacia los molinos de viento centenarios, “estos nueve gigantes que aún perduran con su maquinaria original, y pese a la inmortalidad que les diera Don Miguel de Cervantes, estuvieron al borde de la extinción, y no por el peso de sus años, sino porque al faltar las manos que los crearon fueron cayendo en el olvido. Hoy están contentos porque con este premio se reconoce la labor tan importante de preservarlos”.

Tras él recibieron los galardones el resto de premiados:

El sevillano Isidoro Gordillo recogió su galardón por su trabajo en la fabricación de la cal de Morón de la Frontera. Gordillo ha mantenido la tradición de sus antepasados y sigue produciendo la cal de manera sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Este material se ha utilizado durante siglos en edificios y sus muchas cualidades han hecho de la cal de Morón una de las más demandadas y de su producción un patrimonio vivo reconocido por la UNESCO.

Javier Goicoa, natural de Navarra, agradeció el premio y recordó la importancia de mantener las técnicas de construcción tradicionales vivas. Goicoa ha sido elegido por su trabajo en la selva de Irati, concretamente en la restauración de la cubierta de la Ermita de la Virgen de las Nieves.

En la categoría del metal, el premiado, Abel Portilla, recogió su galardón haciendo hincapié en la necesidad de conservar este tipo de oficios. Portilla es un maestro fundidor de campanas de Gajano, Cantabria, que lleva más de 5000 campanas y carrillones fundidos de forma artesanal para campanarios de numerosos países. Este cántabro además, se ha embarcado en el proyecto de crear una escuela de fundidores de campanas en Vierna.

La mesa presidencial estuvo formada por la Viceconsejera de Cultura y Deportes de Castilla La Mancha, Ana Muñoz, el Director General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura, Isaac Sastre, el Concejal de Cultura del Ayuntamiento de Toledo, Teo García y el Secretario General del CSCAE, Laureano Matas.

Exposición

Tras la ceremonia, la Viceconsejera de Cultura y Deportes de Castilla La Mancha, Ana Muñoz, inauguró la exposición Patrimonio Vivo: La construcción tradicional en siglo XXI. La muestra recoge los trabajos de los maestros artesanos premiados y de los ganadores de la beca Donald Gray así como la labor de algunos de los más destacados maestros en los diversos oficios de la construcción (carpintería, albañilería, azulejería, forja…) propios de regiones catellano-manchegas, aquellos que con su trabajo contribuyen a dar continuidad a nuestro patrimonio arquitectónico. Además, los visitantes podrán disfrutar de talleres y charlas de los propios artistas. La exposición permanecerá abierta en el Museo de Santa Cruz desde el 2 de junio hasta el 24 de septiembre.

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