Visita a la Catedral Basílica Santiago de Bilbao

Por José Belló Aliaga

Consagrada al Apóstol Santiago, patrón oficial de la ciudad, la Catedral Basílica de Bilbao es un bello templo gótico edificado entre el último cuarto del siglo XIV y principios del XV. Su exterior muestra influencias neogóticas fruto de la profunda reconstrucción de la fachada y la torre en el siglo XIX.

Al acceder a su interior se aprecia su equilibrada planta de cruz latina con tres naves de reducidas dimensiones, pero de gran belleza. Destaca su acogedor claustro gótico, su portada meridional, la Capilla Mayor y la Puerta del Ángel, conocida popularmente como Puerta de los Peregrinos, un ejemplo del mejor gótico florido incluido en el itinerario de peregrinación del Camino de Santiago por el ramal de la costa. Está formada por un gran número de capillas consagradas y en su cripta, aún hoy, se pueden observar los restos de la ermita original sobre la cual fue edificada.

La Catedral Basílica de Santiago fue declarada Patrimonio Histórico y Artístico de España en 1931 y es considerada una de las mejores manifestaciones góticas del País Vasco.

Visita a la Catedral Basílica Santiago de Bilbao

Arquitectura interior

La Catedral de Bilbao está considerada como uno de los inmuebles más perfectos y completos del arte gótico vasco.

Se trata de un templo de tres naves en cuatro tramos, con girola tras la capilla mayor y crucero alineado -es decir, no sobresale hacia los lados del edificio.

Los tramos de las naves bajas son cuadrados, mientras que los de la nave principal tienen forma rectangular. La excepción es el crucero, cuadrado y con los brazos rectangulares. Más peculiar es la solución del espacio de la girola que alterna tramos rectangulares y triangulares tal como sucede en ciertas construcciones francesas, pero poco habitual en la arquitectura del gótico peninsular.

En los muros laterales encontramos capillas de fundación particular pertenecientes a familias notables de la villa. Se abrieron entre los contrafuertes exteriores de la iglesia a partir de finales del siglo XV y principios del siglo XVI, siguiendo fórmulas góticas.

Una de las actuaciones más destacadas durante las últimas obras de restauración del templo ha sido el rebaje del nivel del suelo cerca de 60 centímetros, recuperando la cota del siglo XVIII.

El alzado de la iglesia se distribuye en tres registros formados por arcos formeros, triforio y vitrales. La nave mayor se eleva hasta casi 22´50 metros, mucha más altura que las naves laterales, algo típicamente gótico. Los pilares son robustos, de sección circular, a los que se adosan columnillas que arrancan desde las basas escalonadas, propias del gótico internacional, hasta las fajas-capitel lisas de donde parten los nervios de las bóvedas.

Este sencillo procedimiento resulta frecuente en el gótico vizcaíno y, posiblemente, se deba a la influencia que sobre toda la cornisa cantábrica ejerció la construcción de la catedral de Burgos, donde este tipo de soportes son los habituales.

Las vidrieras se ajustan a la estética gótica. Presentan decoración con vegetales y elementos geométricos, a excepción de las dispuestas en el ábside, la central con la representación de la Santísima Trinidad flanqueada por dos vidrieras que muestran a los cuatro Evangelistas. También en los vitrales del crucero encuentra dos detalles figurativos, el escudo de Bilbao y el Sagrado Corazón.

Capillas

Capilla Bautismal

La capilla del Bautismo presenta en el centro una pila barroca realizada en caliza roja de Ereño hacia el año 1746.

Ésta es una de las capillas más amplias. Se accede a ella por un arco de medio punto. Dos nervios cruzados y policromados conforman la cubierta y se ilumina a través de una ventana de medio punto que da al pórtico.

De especial interés es la puerta del acceso sur que comunica con el pórtico. Data de mediados del siglo XVII, si bien, debido a su precario estado de conservación, ha tenido que ser rehecha aprovechando algunas partes de la antigua puerta y los clavos. El tímpano de la cancela lo ocupa una agraciada talla policromada de la Virgen Inmaculada, obra del guipuzcoano Francisco de Arizmendi en torno al 1783.

También se encuentra en esta capilla la antigua sede episcopal, realizada en madera a fines del siglo XIX y de estilo neogótico.

Capilla Virgen del Carmen

La escultura barroca de la titular que existió en la misma no se conserva en la actualidad. La capilla presenta planta regular, la cubierta es de crucería y se abre hacia la iglesia en arco apuntado.

En esta capilla se conserva un enterramiento tardogótico adosado al muro, posiblemente perteneciente a la familia Bertendona. Los nervios de la bóveda todavía conservan cuatro escudos con marcas comerciales que serían la divisa de los antiguos propietarios. El sepulcro se corona por una peana decorada con vegetales en la que apoya una deteriorada imagen pétrea de la Virgen, quizás de fines del siglo XV.

Capilla de Montserrat

Esta capilla, una de la más grandes en cuanto a dimensiones, es la consagrada a la Virgen de Montserrat.

Su acceso es apuntado y la bóveda de crucería simple. Además, dispone de una ventana de medio punto con vitrales recientes.

El retablo es barroco, de cerca de 1700, con las inconfundibles columnas salomónicas llenas de vegetales y vides. Presenta un cuerpo con una calle y el ático. La titular es una reproducción escultórica de la auténtica Virgen de Begoña, que estuvo resguardada en esta capilla mientras duraron las hostilidades carlistas. La que vemos, del año 1960, lleva la firma del artista De Teresa. En el ático del retablo se dispone una interesante escultura de Santa María Magdalena con el tarro de perfume, pieza tardogótica quizás de los primeros años del siglo XVI, con generosa cabellera y amplia túnica de duros y quebrados pliegues.

Enfrente del retablo se encuentra un lienzo barroco de Nuestra Señora de Begoña.

También en este espacio hay un sepulcro bajo arcosolio, propiedad de la familia Arana-Basurto.

Capilla de San Antón

San Antonio Abad o San Antón goza de relevante devoción en la villa. El acceso de la capilla es apuntado y el arco descansa sobre ménsulas con decoración vegetal calada. Esta capilla carece de vanos al exterior y se cubre mediante la típica bóveda gótica.

La imagen del santo es una talla policromada de fines del siglo XV que viste hábito de pliegues pronunciados y presenta un magnífico trabajo. Lee un libro que sujeta con la mano izquierda, y a los pies le acompañan el cerdito y las llamas del “fuego de San Antón”, alusivas a su fama como santo curador de enfermedades contagiosas.

En este espacio destaca también el enterramiento tardogótico situado al fondo. Es un sepulcro bajo arcosolio de la familia de comerciantes bilbaínos Arbieto. Presenta al matrimonio yacente esculpido en una piedra oscura y con sendos perros a los pies, como símbolo de fidelidad.

Capilla Virgen del Pilar

La Capilla de la Virgen del Pilar presenta un arco de medio punto levemente abocinado y planta rectangular cubierta con bóveda de crucería simple.

La capilla tiene una sencilla ventana de medio punto que da al claustro pero que está tapada por el retablito barroco.

Su advocación actual proviene del 1725, año en el que el caballero don Felipe de Andirengoechea estableció la Hermandad de la Virgen del Pilar. Fue entonces cuando a la imagen titular, una Virgen de los Prodigios, se le añadió un pilar metálico y la imagen del apóstol Santiago a los pies, convirtiéndose en Nuestra Señora del Pilar de los Prodigios. La capilla recibió esta advocación por los favores atribuidos a su titular, y desde el siglo XVI y hasta casi el XX el ayuntamiento celebraba anualmente tres o cuatro rogativas a las que iba todo el pueblo.

La imagen es una fina talla que se atribuye al taller franco-flamenco de los Beaugrant, de mediados del siglo XVI. El retablo donde se inserta es un mueble barroco de cerca de 1760. Consta de banco sobre el que va un cuerpo de una calle con columnas corintias más el ático, llevando el conjunto ornato de hojarasca y la cruz de Santiago entre veneras en el ático.

Girola

En la girola se sitúan las capillas absidiales que fueron construidas en el siglo XVI. La primera capilla es la de San José. Se accede a ella por un arco apuntado en cuya clave se ve un escudo con árbol y oso rampante. Esta capilla servía como espacio de comunicación con el pórtico sur, y estuvo inutilizada durante mucho tiempo.

Tras la restauración ha sido destinada a recibir los restos de los obispos fallecidos. Una imagen moderna de San José, patrón de la buena muerte, preside este lugar. Lleva al Niño en brazos y sostiene en la mano una vara florida.

Nuestra Señora de los Remedios

La siguiente capilla es la de Nuestra Señora de los Remedios, iluminada por un ventanal apuntado con una vidriera de colores y diseño geométrico. La cubierta se forma con seis nervios, que se unen en una clave policromada con la imagen de la Virgen sedente.

En esta capilla se alza un curioso retablo-relicario, ejecutado hacia 1740 con piezas de estilo renacentista y clasicista reaprovechadas, al arder el retablo precedente en el año 1641.

El cuerpo se estructura en tres calles, con cuatro registros de reliquias en los laterales, y en la central dos pisos y el ático. Entre las reliquias se encuentra un Lignum Crucis.

Preside el retablo una imagen de la Virgen realizada hacia 1660. Tiene larga cabellera y el ropaje resulta abultado y rígido. Sostiene parte de éste en el brazo, mientras lleva en el otro lado al Niño. En el segundo nicho se sitúa una talla de San Ramón Nonato, mucho más movida, de pleno siglo XVIII. El ático está ocupado por una imagen de la Virgen de La Merced, en madera policromada y de ejecución algo anterior a la imagen del Santo.

En esta capilla también se encuentra el Arca de las Reliquias, que acoge las de diversos santos y santas.

Virgen del Rosario

La siguiente capilla es la consagrada a la Virgen del Rosario. De traza irregular y cinco lados se cubre con crucería de cinco nervios, que se cortan en una clave con la imagen tallada de San Miguel.

El retablo, de un cuerpo más ático, es obra barroca de principios del siglo XVIII. Luce medias columnas con el fuste estriado y adornos florales y vegetales, con la titular situada dentro de la hornacina central de medio punto. La Virgen del Rosario es una talla en pie de mediados del siglo XVIII, con generosa melena y el Niño en brazos. Arriba, en el ático, hay un óleo barroco, coetáneo a la fábrica del retablo, que representa a Santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de los Dominicos, y que pudiera ser realización local.

En esta capilla se sitúa un austero sepulcro en arcosolio, de mediados del siglo XVIII, que perteneció a la familia Gortázar y Arandia.

Sagrario exento

A continuación, se sitúa el excepcional sagrario exento. Este tipo de sagrarios reciben el nombre de torre eucarística y fueron frecuentes en los Países Bajos, Alemania… durante la etapa bajomedieval.

Está esculpido en piedra arenisca, data del siglo XV y procede de la iglesia de San Pedro en Mendexa, de donde pasó al Museo Vasco de Bilbao, que lo ha depositado en la Catedral.

El original sagrario está compuesto por varias piezas pentagonales superpuestas y presenta decoración de vegetales y arquitecturas góticas en el cuerpo central y el copete, este último con fronda calada decreciente y rematado por una figura antropomorfa que lleva un capuchón. La puerta es de hierro forjado, muy fina, y se flanquea por dos ángeles, uno con instrumento musical de cuerda y otro que porta una cruz. Los restantes lados se ornamentan con tracerías, excepto uno, devastado, que nos informa sobre su ubicación adosado a un muro o columna del templo. Este Sagrario se apoya en un pie ornamentado con cinco columnillas góticas labradas.

Escultura barroca

En la siguiente capilla se emplaza una hermosa escultura barroca, castellana, que lleva a Cristo en su regazo. Se trata de la Piedad y es del año 1642. Esta expresiva imagen fue realizada para el retablo de Nuestra Señora de La Misericordia, desaparecido, que se debía al escultor y ensamblador Antonio de Alloytiz, quien la realizó también hacia 1642.

Capilla de San Diego Alcalá

A continuación, se presenta la capilla de San Diego Alcalá, donde destaca el titular franciscano. Es una fina pieza barroca de hacia 1740 que se presenta en madera bellamente policromada. El retablo, seguramente algo anterior a la talla, muestra ornamento de vides sobre columnas salomónicas y profuso follaje en todo el conjunto. Consta de un cuerpo y el ático, donde hay un lienzo con la escena de la Transverberación de Santa Teresa, que se enmarca de igual forma en los primeros años del siglo XVIII y nos recuerda la antigua advocación de la capilla. La escena, indiscutiblemente influida por Bernini, recoge el momento culmen del éxtasis de la Santa, cuando la flecha de fuego enviada por el ángel atraviesa su corazón.

En esta capilla puede verse también el templete del Corpus Christi que aloja la Custodia con el Santísimo Sacramento el día de su procesión.

Capilla de Santa Lucía

La última de las capillas de la girola es la dedicada a Santa Lucía. Presenta traza irregular y mayor altura que las siguientes.

La imagen titular es una escultura en madera policromada de hacia 1545, atribuida al taller de Juan de Beaugrant. Dispone de bastante movimiento y está representada con elegante tocado, sin embargo, la policromía es barroca, de mediados del siglo XVIII. Le acompañan elementos de su condición de mártir, la palma y la bandeja con los ojos que, según una leyenda, ella misma se arrancó.

Capilla Mayor

La Capilla Mayor o Presbiterio fue remodelado en el año 2000 y constituye uno de los elementos más novedosos del conjunto.

Al centro está el Altar consagrado con el santo crisma, “en el que se hace presente el sacrificio de la cruz; es, además, la mesa del Señor y el centro de la acción de gracias que se realiza en la Eucaristía”.

En el frente está la cátedra, desde la que el obispo, en nombre de Cristo, convoca y preside la asamblea. A ambos lados la sillería coral para los canónigos formada por doce asientos. Estos estalos responden a la invitación de San Pablo: “Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y salmodiad en vuestro corazón al Señor”.

En la actualidad no se cubre con otros muebles, ni posee retablo, aunque hasta el siglo XIX contaba con un magnífico retablo renacentista, a juzgar por la calidad de las tallas que han llegado del mismo.

Preside este altar un magnífico Cristo tardogótico, una pieza de hacia 1515 que presenta un plegado del Paño de Pureza muy característico de estas tallas en Bizkaia.

En las columnas al pie del presbiterio pueden verse sendas tallas de la Virgen de Begoña y de Santiago Peregrino. Son copias de las que se conservan en el santuario de la patrona de Bizkaia y en la ermita de Santiago de Ipiñaburu, en Zeanuri, y hacen alusión a las dos advocaciones de mayor presencia en el presente templo.

Sacristía

La sacristía se edificó a fines del siglo XV o principios del XVI. Tuvo una remodelación en el siglo XIX. Consta de tres tramos en los que se disponen sendas ventanas ligeramente apuntadas y abocinadas. La crucería de sus bóvedas es de terceletes y los plementos están vistosamente pintados, al igual que las claves.

La sacristía es el lugar donde se guarda la ropa litúrgica, albas, casullas, estolas, cíngulos… Junto a la ropa también y como se muestra en la vitrina están los incensarios, utilizados para purificar y perfumar; la naveta, recipiente donde se contiene el incienso; un acetre con su hisopo que se utiliza para las aspersiones litúrgicas; bandejitas; vinajeras donde se deposita el agua y vino; Cálices y Copones. El Cáliz es el vaso sagrado donde el vino y el agua se transforman en la Sangre real de Cristo; el Copón, que es el que tiene una tapa, es el lugar donde se custodian las sagradas formas convertidas en el Cuerpo de Cristo.

Tanto en algunos de los armarios como en las vitrinas instaladas sobre la cajonera se exponen piezas de orfebrería y ornamentos (vestiduras) que ilustran sobre la vida y actividad del templo. Las obras más antiguas son unas crismeras de hacia 1530, pero son más abundantes las de época barroca, como el relicario del Lignum Crucis, la magnífica custodia con la que se procesiona el día del Corpus Christi, o el notable conjunto de cálices.

En las peanas adosadas a los muros se pueden observar a los Santos Padres de la Iglesia: San Agustín, San Ambrosio, San Jerónimo y San Gregorio Magno. De madera tallada y policromada, formaban parte del retablo renacentista que los Beaugrant realizaron para presidir el presbiterio del templo.

Resalta el Cristo en la Cruz, una talla de comienzos del siglo XVI, un óleo típicamente barroco del siglo XVIII con la imagen de la Inmaculada y otra pintura barroca que recoge la escena de la Asunción de la Virgen.

Claustro

Un claustro suele ser habitual en los conjuntos catedralicios y monásticos, pero resulta raro agregado a un templo parroquial como lo fue Santiago hasta mediados del siglo pasado.

Fue construido en los mismos años que la sacristía, a principios del siglo XVI, ocupando el lugar del antiguo cementerio norte del templo. Junto con el de San Francisco de Bermeo constituyen los únicos claustros góticos conservados en Bizkaia. Sin embargo, a principios del siglo XX se hallaba bastante deteriorado, por lo que entre 1924 y 1931 se renovaron casi por completo las tracerías de las arquerías, las gárgolas y la crestería, conforme a un proyecto del arquitecto Manuel Galíndez.

Cuatro alas de 24 metros de largo y 4 metros de ancho divididas en 6 tramos cada una forman el perímetro de este espacio. Las bóvedas son de crucería sencilla, salvo la del ángulo cercano al acceso que comunica con la calle Correo a través de la Puerta del Ángel.

Cuatro alas de 24 metros de largo y 4 metros de ancho divididas en 6 tramos cada una forman el perímetro de este espacio. Las bóvedas son de crucería sencilla, salvo la del ángulo cercano al acceso que comunica con la calle Correo a través de la Puerta del Ángel.

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