Nuestra casa en llamas y el 23 J

En los últimos años se ha abordado una pandemia global como el coronavirus y la invasión de Rusia por Putin, a pesar de lo cual en nuestro país:

  1. se ha incrementado de forma importante la cuantía de las pensiones,
  2. el salario mínimo interprofesional ha subido de forma considerable,
  3. los derechos laborales y la estabilidad en el empleo son ahora mayores,
  4. se han incrementado y extendido aún más las becas de estudio,
  5. se ha contrarrestado el incremento de la subidas de la electricidad con la “excepción ibérica”,
  6. se ha avanzado en derechos sociales y de reconocimiento de la diversidad,
  7. la población activa o las personas cotizantes a la Seguridad Social son más que nunca, o
  8. se han dado pasos importantes en cambio climático, mediante Planes de Energía y Clima, ley de Cambio climático, zonas de bajas emisiones que protegen nuestra salud, o medidas de adaptación, por citar algunas.

Pero no es suficiente. Hay que seguir caminando en esa línea de mejora en las condiciones sociales, de lucha contra la violencia machista, mejoras laborales y derechos ambientales, en suma, más derechos y libertades garantizados o prepararnos mejor para el cambio climático y la escasez de agua, así como la desertificación que puede afectar al 75% del territorio nacional.

Por ello, es importante tener en cuenta los siguientes hechos:

El 17 de mayo, la Organización Meteorológica Mundial anunciaba que “las temperaturas mundiales batirán récords en los próximo 5 años… lo que nos alejará cada vez más del clima al que estamos acostumbrados”.

En el verano de 2022, entre otros Fernando Valladares, científico del Centro Superior de Investigaciones científicas, ya alertaba que el verano pasado podría ser el más benigno del resto de veranos que tengamos.

Acusamos una prolongada sequía, pero la escasez de agua es crónica, lo será cada vez mayor y el régimen de lluvias está cambiando, como dice el Panel de Expertos de Naciones Unidas.

El territorio español en peligro de desertificación es del 75%.

Las evidencias del impacto acelerado del cambio climático es abrumadora desde hace  años, así como la mala gestión de las aguas, y lo que está en juego el 23 J es la clase de medidas sociales, económicas y ambientales con las que tenemos que hacer frente la crisis climática, del agua y de soporte vital y social de la población de nuestro país. Por un lado tenemos una pasividad y negacionismo en contra de la evidencia científica de los partidos de derecha y ultras, y en el otro, propuestas de progreso social que han de ganar en ambición y compromiso pues el tiempo se acaba.

En este contexto hay que añadir, dos graves problemas añadidos que afecta a la calidad democrática de nuestro país, a parte de la clase política y ala convivencia: un líder de la oposición, que entre otros conservadores y ultras miente sin sonrojo y de forma flagrante, desterrando cualquier rastro de ética política comunicativa, y discursos de odio y rechazo al distinto, al extranjero, al inmigrante, negación de la violencia machista… ejemplos ambos muy peligrosos para el conjunto de la sociedad: podemos ser una sociedad cada vez más violenta e injusta.

La encrucijada que vivimos es crucial para tener futuro y prosperidad en nuestro país, y lo que salga del 23 J determinará que eso sea así o nos encaminemos al peor de los escenarios que supondría la pasividad, el retardismo o el negacionismo climático y de la crisis del agua, agua que no se soluciona con más infraestructuras, sino con una buena gestión y ahorro.

Por ello, consideramos imprescindibles recordar las siguientes propuestas:

  1. Que todos los responsables políticos, de todos los niveles, pero especialmente a nivel nacional, escuchen y sigan las recomendaciones de la ciencia, especialmente los negacionistas y retardistas, ante la grave situación climática, hídrica y social derivada y seguir adoptando medidas en la línea de las ya tomadas pero aumentando su ambición, cobertura social y rapidez.
  1. Reducción acelerada de las emisiones de gases de efecto invernadero y apuesta redoblada por las renovables, por el ahorro y la eficiencia energética.
  1. Transición social justa y equitativa y protección especial a los colectivos sociales más expuestos y a los sectores económicos más vulnerables, como la agricultura, bajo criterios de viabilidad.
  1. Restauración, recuperación, renaturalización y protección amplificada de los espacios urbanos y de los entornos naturales como los Parques Nacionales de Doñaña, el Mar Menor o Las Tablas, ordenando y gestionando el territorios bajo criterios sociales y de viabilidad. Sin un medio ambiente saludable no hay vida digna posible.
  1. Instauración de un código ético político que no haga de la mentira y la manipulación una forma de hacer política. Esta forma de actuar tan querida por algunos líderes es peligrosa ya que el “todo vale” genera conductas antisociales, violentas y peligrosas para el conjunto de nuestro país.
  1. Erradicación de los mensajes de odio y rechazo a los diferentes, personas de otras procedencias, negación de la violencia de género, etc
  1. Proteger las bienes y recursos comunes y gestionarlos bajo criterios de interés comunitario, como el agua, los humedales, los acuíferos, etc.

Lo que suceda el 23 J nos va afectar de forma decisiva en un momento decisivo. Está en nuestras manos elegir entre: a) un modelo que hace frente de forma solidaria al cambio climático y la escasez del agua, entre otros problemas,  o b) querer volver al pasado, sin hacer nada o como si el mundo que vivimos fuera el mismo que hace 40 o 100 años. Está en nuestras manos un futuro aceptable para todos y para los más jóvenes o, literalmente, un infierno de calor y sequía. Como dice el Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres, “la humanidad se encuentra en un código rojo” y no podemos mirar a otro sitio o negar la realidad.

RedClima, Mesa del Cambio Climático y Comisión 0,7%

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