Puerta de entrada, puerta de salida

La Puerta de Feria o Puerta del ferial, constituye en algunas ciudades –como Sevilla y Málaga– un emblema anual de las celebraciones feriales y festivas de la ciudad.

Y un reconocimiento –por tópico que sea– de sus ciudadanos mismos en esa alegoría del tiempo, del ocio banal y de la ciudad real.

Donde no llegan los atributos de la Portada y sus metáforas, se recurre a otros emblemas diferentes.

Como los carteles anunciadores mismos, que cuenta con un largo recorrido.

Y con fracasos estruendosos.

Podría realizarse un recuento de la vida, como Feria de Vanidades, a través de las conclusiones visuales de toda esa cartelería ferial que se quiere excepcional.

Donde pueden encontrarse todos los tópicos al uso: carruseles, globos volanderos, bellezas regionales, parada ganadera, siluetas edificadas y cohetería disparada en el cielo impreso.

Incluso, y en un esfuerzo, puede realzarse un inventario de las fuentes pictóricas de la historia local, provincial y regional, a través del desfile de sus creadores más diversos.

Indáguese en el recuento y salen casi todos los artistas del olimpo local.

Desde García Donaire a López Villaseñor, desde Andrade a López Salazar, desde Mon Montoya a Kirico, desde Adela López de Sancho a Adela Cabañas. 

Otras veces, los recursos al uso pasaban por visiones fotográficas de la ciudad dormida y de las noches despiertas.

Como ocurrió en las piezas celebradas de 1914, de 1915 y de 1930.

La ciudad sobria y acomplejada sin estridencias festivas.

Sin intempestivos cohetes y sin majas engalanadas.

Escueta brevedad y breve solemnidad.

Otras veces, el recurso desplegado es al tópico quijotesco –tan querido como mal interpretado– con la afirmación de 1920 y la pieza de grafismo ligero de Larraya.

Como si la feria consistiera en la lectura de la obra de Cervantes.

Ojalá, fuera tal.

Por todo ello, llama la atención que la pieza de 2023 haya dejado en pañales celebraciones carteleriles anteriores, de variada lógica visual, pero afincadas en su época.

Por ello, hay quién pregunte con razón de qué época es tal cartel: ¿De ayer o de mañana?

Tal vez ‘de la cepa vana’ que decía Machado.

Al menos ‘de la cepa vana’ del diseño visual.

Que no se si retrata a la ciudad, a la Corporación –con artistas y para-artistas entre sus miembros visibles y muy visibles– o al artista, Oscar Patón Tenorio.

Lo que si parece cierto es la impronta antañona y viejuna, en una Corporación recién llegada, que quería “modernizar muchas cosas” y ha sido cogida in fraganti, con un cartel del más remoto pasado.

Con cierto tufo de aguas dormidas y recursos retenidos

No todo consiste en rememorar el cielo y la tierra, en un collage sentido y sin sentido, que enmarca la ojiva de la puerta Toledo.

Para dar cabida a un pleonasmo de lo local: piezas monumentales, grupos escultóricos y las siluetas de los Gigantes y Cabezudos junto a un macero de gala en ejercicio solemne.

Más que un pleonasmo, un anacoluto.

La Puerta de Toledo, como Puerta de entrada a la ciudad conocida-desconocida, y como Puerta de presentación de la Corporación nacida del fruto de las elecciones del 28 de mayo, que ha sacado un retrato robot del momento presente.

Corporación con una mayoría del PP junto a VOX, que ha conseguido un remedo del pastiche onomástico.

Y celebrativo.

Hay quien alega que, recién llegados a la Plaza Mayor, no han tenido tiempo material de convocar un concurso y han optado por la vía de la urgencia y la precipitación.

No han tenido tiempo de hacer los deberes.

Por ello la maldad de algunos comentarios: el pésimo cartel es un regalo envenenado de la anterior Corporación de coalición PSOE y C´s.

Que sabedores de su destino dejaron una petardo de efecto retardados.

Un engañabobos que acabó explotando.

Y los recién llegados, lo acogieron con cándida ingenuidad.

Y con gozo.

Menudo regalo, adobado además por la polémica del escudo dispuesto en el centro   mismo de la composición, que no responde a las normas oficiales.

Claro que una cosa es lo desplegado en el Manual de identidad Corporativa, del Ayuntamiento elaborado por Las ideas del ático, y otra las culebrillas pictóricas de la cartelería festiva y bondadosa.

Pero siempre hay soluciones que no han intentado.

Como la desplegada por la Hermandad de la Virgen del Prado y su escueta imagen patronal.

Podían haber optado por alguna foto –se me ocurre, un cambio de tercio y un regreso a los orígenes– de los muchos fotógrafos disponibles y muy solventes, y habrían obtenido mejor resultado.

Sin estridencias y sin alharacas.

Pero han optado por el alambique de Oscar Patón Tenorio, que ha levantado tantos encontronazos: entre la gloria y el basurero; entre la polémica y la obsecuencia.

Por ello, lo que podría y debería haber sido una Puerta de Entrada se ha transformado en una fenomenal Puerta de Salida.

Aunque no se sepa adonde señala esa dirección.

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2 COMENTARIOS

  1. Sea de entrada o de salida el patinazo es notorio. Junto a la bacia, por el suelo, que es esa especie de lanza, puya o estaca?? Se trata de una advertencia??

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