El obispo de Ciudad Real inaugura el curso académico en el Seminario y el Instituto de Teología «Beato Narciso Estenaga»

Eduardo Muñoz Martínez.- En el día de la fiesta de San Francisco de Asís, el Obispo de la Diócesis inauguró oficialmente el curso académico 2023-2024, del seminario diocesano y del Instituto de Teología «Beato Narciso Estenaga», evento al que han asistido representantes del ejército, de la Guardia Civil, de la Policía Nacional, de la Corporación Municipal, de la Universidad de Castilla la Mancha, de distintos centros docentes…, etcétera, y el vice decano de la Universidad San Dámaso, de Madrid.

Veintidós seminaristas, entre menores y mayores, y unos 200 alumnos en el instituto teológico, han comenzado una nueva andadura. Y lo hicieron con una Eucaristía, en primer lugar, presidida por el obispo, Gerardo Melgar, y concelebrada con los formadores, profesores, y otros sacerdotes del arciprestazgo. Participaron en la celebración, además de los seminaristas y alumnado del instituto, profesores, miembros de la asociación Amigos del Seminario, las Religiosas Franciscanas del Buen Consejo, que atienden el centro, las autoridades citadas, familiares de los futuros sacerdotes…, y público en general. Los seminaristas mayores se encargaron del acompañamiento musical.

Tras las lecturas bíblicas, tomadas del Profeta Nehemias y del Evangelista Lucas, el prelado comenzó su homilía, de la que hacemos el siguiente resumen.

«Esta inauguración, esta eucaristía, dijo, es un regalo de Dios». Insistió en que estamos llamados a madurar en la fe, y dar razón de ella, a ser auténticos discípulos de Cristo. «Todos hemos de ser, recalcó, agentes de evangelización, no solamente los sacerdotes, sino también los laicos». Y le preocupan a Melgar Viciosa las vocaciones. «Dios sigue llamando, decía él, pero apenas hay respuesta». Terminó su alocución recordando que los sacerdotes deben tener una auténtica y completa formación integral.

A continuación, los presbíteros responsables de la formación de los seminaristas profesaron públicamente su compromiso de realizar con escrupuloso respeto su misión.

Por otra parte, la «lección inaugural», mediante la conferencia «Los clérigos de la Orden de Calatrava», corrió a cargo del emérito profesor de Historia en el seminario, Francisco del Río Muñoz, a quien previamente le preguntábamos por su experiencia docente, y nos decía: «Para mí ha sido un regalo de la Providencia estar de profesor en el Seminario. Me ha hecho sentir profesor, y eso, en estos tiempos, es muy difícil». También le pedíamos un resumen de su intervención, y lo hacía en los términos siguientes.

«Simplemente, hablar un poco de cómo era el convenio calatravo, cómo estaba constituido, los distintos oficios que realizaban los frailes. Es verdad que se sabe mucho de la organización política, administrativa, militar…, pero hay muy poca literatura sobre los clérigos, poco más que el libro, con el propio título de la conferencia, de Manuel Ciudad y, por ahí va a ir mi intervención.

Decir, para concluir, que el rector, Juan Serna, dio las gracias a todos los presentes, antes de que Gerardo Melgar inaugurase oficialmente el curso, incidiendo en que el seminario debe ser «la niña de los ojos» de todos nosotros. Finalizó el evento con la entrega de «becas», a los alumnos del instituto de teología que han pasado al grado de «Bachiller», y de diplomas a quienes han completado tres años de formación.

La rúbrica fue un distendido vino español, en el patio central del edificio.

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