De mentiras, referentes, instituciones, injusticias y milagros

Carta al director de un grupo de padres del equipo de fútbol cadete B de Almagro.– Antes de comenzar, nos gustaría dejar claro que lo que sigue son solo las reflexiones de un grupo de padres del equipo de fútbol Cadete B de la EMD de Almagro y que no tienen nada que ver ni con los jugadores ni con la Escuela. El hecho de que haya que realizar esta aclaración debería ser, a nuestro juicio, el primer motivo de reflexión.

Por otro lado, queremos hacer públicos nuestros pensamientos no porque los acontecimientos tengan mucha relevancia, que no la tienen, pues no se trata más que de un partido de categorías inferiores, sino porque son un síntoma bastante preocupante de males que explican situaciones mucho más importantes que afectan al conjunto de nuestra sociedad. Lo hacemos ahora, y no antes, para que quede claro que lo importante no es la victoria o la derrota, ni los puntos en juego, sino que hay principios que debería estar por encima de lo práctico.

Como la inmensa mayoría de los padres, tratamos de inculcar a nuestros hijos valores que nos parecen esenciales. Sin duda, dos de ellos son la verdad y la justicia. Lo hacemos, bien es cierto, con las incoherencias y los errores que son propios de nuestra condición. Nos equivocamos a menudo y nuestro comportamiento no siempre es ejemplar. La realidad, muchas veces, juega en nuestra contra al no premiar actitudes que consideramos adecuadas, sino precisamente lo contrario. Cuando hay involucrados, como es el caso, referentes e instituciones, todavía resulta más complicado. Referentes como el señor Diego Rivas, uno de los mejores jugadores de fútbol que ha dado la provincia, cuya trayectoria incluye equipos como el Atlético de Madrid, el Getafe, la Real Sociedad, el Hércules y, por supuesto, el Manchego. A eso hay que sumarle su carrera política como concejal de Deportes en el ayuntamiento de Ciudad Real o su puesto de secretario general de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE). En lo que respecta a las instituciones, la Escuela de Fútbol Base de Miguelturra, admirable en muchos aspectos, y cuyos éxitos, como el ascenso a División de Honor juvenil, hablan por sí solos; y la Junta de Comunidades de CastillaLa Mancha, responsable del programa Somos Deporte 3-18.

Los hechos

Pasemos a los hechos. Solo hechos, que pueden corroborar los espectadores del partido o los protagonistas de los mismos y que, por lo tanto, no están sujetos a opiniones. 24 de febrero, 9:00. Juegan en el Estadio Municipal de Miguelturra el primero del grupo H (el cadete B del Almagro) contra el segundo (el Miguelturra Blanco). Les separan dos puntos, así que el que gane será líder. El partido se decide en la segunda parte y el Miguelturra gana 1-0 con un gol de penalti. Sin consultarlo con el entrenador contrario, el Miguelturra realiza al menos seis cambios.

Cuando desde la grada se le avisa a Diego Rivas, entrenador del equipo local, de esa circunstancia (antes de hacer los cambios), se gira y dice: “Es fútbol base”. El árbitro, muy inexperto, no toma nota de los cambios durante el encuentro. Al final del partido son los entrenadores los que, en su vestuario, tienen que decirle a quiénes han cambiado. El entrenador del Almagro hace constar que el Miguelturra ha hecho, al menos, un cambio más. Diego Rivas miente, le da al árbitro solo cinco cambios de jugadores y se “olvida” de que ha sustituido al portero en el descanso. Repetimos que lo narrado en este párrafo no son opiniones ni interpretaciones, sino hechos.

La impugnación

El Almagro decide impugnar el partido. Lo hace por dos motivos: el primero, claro, porque
pierde; el segundo, porque siente que se le ha faltado el respeto. Y esto sí es una opinión. La presencia habitual del señor Rivas dentro del terreno de juego, el hecho de que invada constantemente el área técnica del equipo contrario, el sacar a más jugadores de los permitidos sin avisar al contrario, los intentos de condicionar al árbitro explicándole lo que hace bien o mal, las risas después de que el árbitro pite un penalti, le resultan, tanto al entrenador como a los padres que acompañan al equipo, ofensivos. Hay que aclarar que la práctica de sacar a más jugadores de lo permitido es habitual siempre que se consulte al equipo contrario y este no ponga problemas, como ocurrió sin ir más lejos, en Miguelturra, ante su equipo Azul, dos jornadas antes.

El caso es que se presenta un escrito de impugnación ante el Comité Provincial de Disciplina Deportiva, cuyo secretario es José Ángel Ruiz García-Minguillán. Se adjunta a la impugnación dos fotografías: una de la alineación inicial en la que se ve un portero y otra de la segunda parte, en la que hay otro portero diferente. Se da curso a la impugnación y el Comité envía un correo al Miguelturra para que alegue. El señor Diego Rivas vuelve a mentir, se reafirma en los cinco cambios y añade la injuria a la mentira, afirmando, textualmente: “(…) el equipo visitante aporta como prueba, un ‘burdo montaje’ ‘corta pega’ mezclando fotografías del partido que nos ocupa con otras fotografías, que no se corresponde con el partido en cuestión….”.

Dejando de lado la puntuación y la expresión, que no deberíamos por los cargos que ha desempeñado y desempeña, el señor Rivas ha decidido que para defender su postura cualquier cosa vale, ya no solo mentir, sino acusar a otros de manipular fotografías. Él, los jugadores y todo el que estuvo atento durante el partido, sabe perfectamente lo que ocurrió y una defensa honorable es mantener lo que afirmó durante el choque, que no se trata más que de fútbol base, pero alguien con su prestigio decidió recurrir a la injuria para salvar tres puntos de un partido cadete provincial. Lo triste es que este tipo de actitudes han dejado de sorprendernos, pero deberíamos pararnos un poco a pensar en ellas.

El Comité de Disciplina Deportiva considera que las argumentaciones del señor Rivas “adolecen de nulidad por defectos de forma” y que esos defectos son subsanables. No dice cuáles son esos defectos, pero los subsana el secretario del club, Julián García López. Por cierto, que nos gustaría que se hiciera público el expediente completo, solo para descartar que esas alegaciones, además de subsanables por la forma, no sean sancionables, por la forma y el fondo. Las nuevas alegaciones mantienen lo mismo que las “primigenias”, afirma el Comité, que las da por válidas.

Eso dice, porque en realidad no parece tomarlas en cuenta, si es que se corresponden con lo que recoge del señor Rivas sobre los cambios. Nos explicamos, porque a partir de este momento lo que podría haber sido un conflicto entre dos equipos pasa a afectar a toda la competición por obra y arte del Comité de Competición y Disciplina.

La resolución

El programa Somos Deporte 3-18 se rige por una normativa específica, que aparece en el Anexo “11”, afirma la resolución. Es, por supuesto, el II. Para todo lo que no aparece reflejado en esa normativa específica se apela a “los estatutos, reglamentos y disposiciones de las federaciones deportivas de Castilla-La Mancha”, se mantiene en el artículo 5.6.d de la Orden 159/2023 de 24 de agosto por la que se regula y convoca el programa.

La resolución explica que en el punto 4.1.4 del Anexo II se lee sobre las sustituciones: “El número de futbolistas eventualmente suplentes no podrá exceder, en ningún caso, de siete futbolistas. La intervención de estos en un partido será mediante la sustitución de un futbolista titular, como límite en tres interrupciones del partido por cada equipo, previa autorización del árbitro.

Realizado éste, el sustituto deberá salir del terreno de juego por la línea delimitadora del mismo más cercana a su posición y no podrá volver a intervenir en el encuentro”. Ni corto ni perezoso, el Comité “deduce de forma inequívoca e irrefutable que, las sustituciones permitidas durante el transcurso de un partido de fútbol en categoría infantil y cadete son siete”. Volvemos a dejar al margen, que no deberíamos por la institución de la que estamos hablando, la puntuación y las cursivas. Tenemos ahora un problema gramatical: el Comité confunde un adjetivo (suplente) con un sustantivo (sustituciones).

Eventualmente significa que puede producirse o no, suplente es el que sustituye a otro, es decir, que eventualmente suplente quiere decir que podría o no sustituir al titular, sin especificar cuál es el número de sustituciones permitidas. Habría bastado con seguir leyendo el mismo artículo para aclararlo, si es que había dudas. Dice: “(…) en el caso de disputarse una prórroga, ambos equipos llegarán a esta con el número de suplentes y oportunidades de sustitución que no hayan empleado. Además, se podrá realizar una sustitución adicional durante la misma”. Si se pueden hacer siete cambios y una sustitución adicional, es decir, ocho cambios, y el número de suplentes en ningún caso puede pasar de siete, hay algo que no cuadra. Lo que no cuadra es el razonamiento del Comité, que, para dar la razón al Miguelturra y al señor Rivas, acaba de decidir que lo que estaban haciendo todos los equipos y todos los árbitros desde el principio del programa Somos Deporte 3-18, es decir, realizar cinco cambios y llevar un máximo de siete suplentes, estaba equivocado.

Como pueden imaginar, el artículo de las bases específicas está copiado de la reglamentación de la Real Federación Española de Fútbol de diferentes categorías y se refiere siempre al número de jugadores que pueden estar en el banquillo, no al número de sustituciones. Para explicar el despropósito proponemos tres opciones, pero somos incapaces de determinar cuál es peor:

-El Comité de Competición y Disciplina no sabe interpretar la reglamentación que emana de la institución que representa.

-El Comité de Competición y Disciplina tiene claro antes de escuchar los argumentos cuál es el sentido de su resolución y esta tiene que ser favorable a una de las partes, ponga lo que ponga la norma.

-Al Comité de Competición y Disciplina le dan igual las apelaciones y las resuelve sin pensarlo demasiado.

Queremos creer que hay otras explicaciones, pero las únicas que se nos han ocurrido son estas y nos preocupan. Y, volviendo al principio de nuestras reflexiones, no por el equipo cadete B de Almagro, sino por lo que tienen de síntoma.

Por último, la resolución asegura que no admite los documentos gráficos aportados. No da ningún motivo que justifique su decisión, que seguro que está respaldada por argumentos jurídicos de peso, aunque al no explicarlos no se permite que haya un recurso efectivo a la
misma.

En definitiva, el Almagro impugna el partido porque afirma que el Miguelturra ha hecho más de cinco cambios, el Miguelturra se defiende diciendo que ha hecho solo cinco y el Comité le dice que puede hacer siete. Pues eso.

Conclusión

Nosotros vamos a seguir intentando inculcar a nuestros hijos los valores de verdad y justicia, aunque no nos lo pongan fácil, y sabiendo que nos equivocaremos y no siempre seremos el mejor de los ejemplos. Nos gustaría que lo ocurrido le sirva al señor Rivas para reflexionar acerca de dos cosas: la primera, si su comportamiento en el campo, que no nos cabe duda de que intenta obtener lo mejor para sus pupilos, no está resultando en cierta manera ofensivo para los rivales; la segunda, y mucho más importante, es que hay que tener el valor de aceptar las decisiones que uno toma y defenderlas sin menospreciar a otros, sin mentir y, por supuesto, sin injuriar. No es de recibo ese tipo de comentarios, porque estos sí que son ofensivos, ya que no afecta a su comportamiento, sino al de otros. Tal vez es más importante que jueguen todos a que ganen, pero lo que es seguro que todos los equipos deberían jugar con las mismas reglas.

Seremos ingenuos, pero pensamos que ese es el camino correcto. Como ya hemos reconocido que nosotros también nos equivocamos a menudo, para solucionar el conflicto sería suficiente una disculpa, pública o privada.

No sabemos cuál es el grado de conocimiento de lo ocurrido de la EMF de Miguelturra, así que no vamos a juzgar lo que ignoramos. Serán los responsables de la misma los que tengan que hacerlo.

Animamos al Comité de Disciplina y Competición a que revise sus decisiones y aclare el lío en el que se ha metido él solo con la resolución del 25 de marzo de este año. Y si decide que se pueden hacer siete cambios, que lo ponga en conocimiento de todas las escuelas y clubes, aunque antes tendrá que modificar la reglamentación. También estaría muy bien que reflexionara acerca de los motivos por los que toma sus decisiones y sea consciente de que representa a todos los actores implicados en el desarrollo del programa Somos Deporte 3-18. Todos, y no solo con los que mantiene mejores relaciones. Estamos convencidos de que al deporte castellano-manchego le iría mejor si somos capaces de ser autocríticos y exigentes con nuestro comportamiento y nuestras actitudes.

Para cerrar, sería bueno que ahora que comienza la fase provincial infantil y cadete para la que tan brillantemente se ha clasificado el Miguelturra Blanco, los equipos implicados fuesen conscientes de que pueden hacer siete cambios, porque así lo afirma el Comité de Competición y Disciplina. Y que si llegan a la prórroga pueden hacer ocho, aunque solo pueda haber siete suplentes. ¿Que cómo puede ser eso? Llamen, llamen, que se lo explican allí.

Firmado por 21 padres y madres.

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