De la capilla de San Benito a la del Santísimo Cristo de la Caridad

Eduardo Muñoz Martínez.- A modo de introducción a estos párrafos hemos de situarnos, – al menos con la imaginación -, en el templo parroquial de Santiago, Apóstol, -considerado el más antiguo de nuestra capital -, y construido entre finales del siglo XIII y principios del siguiente, pir cuando no había transcurrido mucho tiempo de la fundación de Villa Real, hoy Ciudad Real, en 1255.

Hasta cuándo hemos de remontarnos para comenzar a hablar de la Capilla de San Benito? Nos tenemos que trasladar a bien entrado el siglo XIII, – aunque se levanta bastante más tarde -, y adentrarnos en la leyenda que nos hizo llegar, en su momento, Julián Alonso Rodríguez, que nació en Ciudad Real en 1899 y falleció en Cádiz, en 1963, después de haber sido extraordinaria persona, reconocido profesor, excelente cronista y gran amante de la historia, también de nuestra historia.

Se da por cierto en esa leyenda que la capilla que hoy nos ocupa se construyó como homenaje al Infante Fernando de la Cerda, – hijo primogénito del Rey Alfonso X, «El Sabio» -, fallecido en la Villa Real de la época, en 1275. Con brevedad, eso sí, permítanme una leve semblanza sobre las personas de ambos, Padre e hijo.

Alfonso X, «El Sabio», nace en Toledo, en 1221, y muere en Sevilla, en el año de 1284. Fue rey de la Corona de Castilla y de los demás reinos intitulados desde 1252 hasta su fallecimiento. Su hijo, Fernando de la Cerda, nació en Valladolid en 1255 y retorna a la Casa del Padre Celestial, en nuestra ciudad, en 1275. Fue Infante y heredero al trono castellano.

Cómo en todas las historias, en todas las leyendas…, vamos a encontrar ahora un capítulo marcado por la duda. Si nos amparamos en los anales de la historia encontramos que se dice que los restos mortales del Infante descansaron en un lugar de Ciudad Real, de Villa Real, que parece fue la Parroquia de Santiago, hasta hasta ser trasladados al Monasterio de Las Huelgas, en tierras burgalesas, lo que puede explicar que en su memoria «erigiose en Santiago, pasando el tiempo, la Capilla de San Benito, donde los «Sambenitados de la Cruz Verde» celebraron sus cultos y que hoy se llama del Santo Cristo de la Caridad».

Aunque sin absoluta presión, la capilla se puede echar, -en su fábrica -, entre 1474 y 1492, durante el reinado de los Reyes Católicos, ya que hay pinturas y relieves de sus armas, y antes de la toma de la ciudad de Granada, cuyos símbolos no aparecen, razón por la cual hubo de terminarse, cómo muy tarde, con el primero de los viajes de Cristóbal Colón, que culminan con el Descubrimiento de América. Y surge ahora un interesante interrogante. Quiénes fueron los «Sambenitados»?

Tomo, para describirlos, palabras del investigador, historiador y buen amigo del firmante, Emilio Martín Aguirre, cómo ya he indicado otras veces, cuando escribe «…eran aquellos condenados por la Inquisición a vestir un hábito penitencial, o «sambenito», prenda en forma de amplio escapulario, cuyo fin era avergonzar públicamente a quien lo llevaba durante un periodo de tiempo, o de por vida. Este hábito, una vez «pagada la pena «, se colgaba en los muros de la parroquia correspondiente al condenado, para escarnio y recuerdo perpetuo, haciéndose constar el nombre, el delito y el castigo impuesto. El nombre completo era «Sambenitados de la Cruz Verde «, por ser este el emblema de la Inquisición.

Añade el Sr. Alonso que aquellos «…en la iglesia del Señor San Tiago fundaron la Congregación de San Benito, con capilla propia, donde hoy está la imagen del Cristo de la Caridad», que también fue lugar de enterramientos, pudiendo citar, a modo de ejemplos, – entre los siglos XVII y XVIII -, a José Messia de La Cerda, o Manuel Messia de La Cerda, – cabe suponer que hermano -, coronel, el segundo, de infantería de los Reales Ejércitos, y Regidor perpetuo de nuestra ciudad. Esta capilla, hacia la segunda mitad del siglo XIX, – por 1861-, era mantenida económicamente, en lo que a culto y conservación se refiere, por un tal Fernando Palacios Azaña, a la sazón Conde de Montesinos.

Tocaría hablar ahora del periodo de la Guerra Civil Española, entre 1936; y 1939, y de las obras realizadas en la segunda mitad de la década de los pasados años ochenta, en lo que no me detengo, ya que entiendo que es algo sobradamente conocido.

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