Estamos en 1936 y comienza la guerra en España, como consecuencia de la sublevación contra la democracia de un potente grupo de militares sin escrúpulos. Hay que recordar la polarización política y social existente entonces para entender la gran causa de la izquierda mundial a favor de la República, que lleva a Albacete a miles de personas.
Llegan para combatir a los militares africanistas, entre los que se encuentra el general Francisco Paulino Hermenegildo Teódulo Franco Bahamonde –Caudillo del fascismo español–. Están sostenidos por el dictador portugués António de Oliveira Salazar (1889-1970); el genocida Adolf Hitler (1889-1945), Führer del nazisno alemán; y Benito Amilcare Andrea Mussolini (1883-1945), Duce del fascismo italiano. En el marco de un gran movimiento de solidaridad, los voluntarios combaten por la libertad y la democracia junto al pueblo español y es el primer gran acto de resistencia internacional contra el fascismo.
Son, según un cartel que puede verse en el II Congreso de los Activistas de las Brigadas Internacionales, celebrado el 11 de noviembre de 1938, “republicanos, socialistas, comunistas, sindicalistas, sin partido” que combaten unidos en España y juntos piensan seguir luchando en sus países (“El II Congreso de los activistas de las Brigadas Internacionales. Ha comenzado la
repatriación de los «Voluntarios de la libertad»”, La Vanguardia, Barcelona, 12-11-1938, p. 3).
En cuanto a las nacionalidades hay que recordar que la variedad es la tónica dominante en la mayoría de las unidades militares. Un texto del escritor cubano Alejo Carpentier y Valmont (1904 – 1980) describe bien la diversidad de los brigadistas: “…los ingleses quieren salsa Worcester y sueñan con las mermeladas de Cross and Blackwell, cuando no pelean con los irlandeses; hace días hubo otra reyerta, en Albacete, entre ingleses e irlandeses. La cosa fue de enfermería y todo, / …los franceses detestan el bacalao y el garbanzo: para ellos, no hay nada como el bifteck-frites. /…los cubanos se quejan de que no hay duchas; tienen una obsesión del baño que llega a la “sicosis”…¡coño!” (La consagración de la Primavera, México, 1991).
Una muestra de la diversidad se puede observar en la XI Brigada, en su llegada a Murcia a comienzos de 1937. La vida política, cultural y social de los batallones y de la Brigada consiste en reuniones de compañías y batallones, edición de periódicos murales en las compañías y periódicos de batallón, servicios de información de batallones y de Brigada, veladas culturales con la población civil. La multiplicidad se puede ver en un estadillo del tercer Batallón de dicha Brigada referido a 29 de enero de 1937 (Los comisarios en los primeros días de vida de las Brigadas Internacionales, 1938. Documento mecanografiado. Archivo Estatal de Historia Social y Política de Rusia, RGASPI, Fondo 545. Op. 1. D. 2).
Brigadistas por países del Tercer Batallón de la XI Brigada
(29-1-1937)
Nacionalidades | Número | % |
Españoles | 308 | 48,20 |
Alemanes | 166 | 25,98 |
Austriacos | 39 | 6,10 |
Franceses | 28 | 4,38 |
Holandeses | 23 | 3,60 |
Suizos | 20 | 3,13 |
Checoslovacos | 20 | 3,13 |
Belgas | 13 | 2,03 |
Polacos | 8 | 1,25 |
Daneses | 5 | 0,78 |
Húngaros | 3 | 0,47 |
Albanés | 1 | 0,16 |
Eslovaco | 1 | 0,16 |
Luxemburgués | 1 | 0,16 |
Inglés | 1 | 0,16 |
Rumano | 1 | 0,16 |
Yugoslavo | 1 | 0,16 |
Totales | 639 | 100,00 |
Está formado por 639 hombres de 17 naciones. Aunque casi el cincuenta por ciento son españoles y casi el veintiséis alemanes. Evidentemente, hay problemas diversos de convivencia. Se producen dificultades en el alojamiento de franceses y varios casos de indisciplina. Como los alemanes son mayoría en la policía de la Brigada también hay conflictos entre franceses y alemanes. Tiene que intervenir el Comisario para superar los problemas y se celebra un “banquete de reconciliación” para restablecer “una atmósfera de buena fraternización”.
Mario Nicoletti, primer comisario delegado de guerra de la XI Brigada Internacional (seudónimo de Giuseppe Di Vittorio, sindicalista y político comunista italiano), escribe lo siguiente en 1937: “Cuando la radio lanzó en el Mundo la noticia de que los generales fascistas, traidores a su Patria y a su deber, se habían sublevado contra el legítimo Gobierno de la España republicana, el pueblo de todos los países se levantó en un impulso de indignación contra los verdugos fascistas, y en una profunda simpatía para el pueblo a quien se sometía a tan dura prueba” (“El mundo entero para la España republicana”, Un año de las Brigadas Internacionales, Madrid, 1937).
Esa gran causa es glosada en diversas ocasiones por escritores como Albert Camus, Alejo Carpentier, Pablo de la Torriente Brau, Ernest Hemingway, André Malraux, George Orwell u Octavio Paz, tanto durante la guerra como después. Tiene abundantes luces y pocas sombras. Muchas personas muestran su rechazo hacia la alianza contra la legalidad republicana de militares golpistas y facciosos e Iglesia católica, con la valiosa ayuda de potencias fascistas. Miles de hombres y mujeres reaccionan en todo el mundo y se suman a ella con un gesto de solidaridad que hoy se recuerda todavía con asombro.