¿La sociedad está hecha polvo a nivel sexual y casi nadie lo dice?

Jesús Millán Muñoz.- Según UNICEF “más de 370 millones de niñas y mujeres en todo el mundo se ven sometidas a violaciones y abusos sexuales en la infancia”.

Dicha cifra está sacada y texto está entresacado del boletín oficial de la Unicef, con fecha del 10 de octubre del 2024, firmados en Nueva York, por Sara Alhattab, de Unicef Nueva York.

¿Hay que hacerse la pregunta, la sociedad, unas más que otras, unas en unos parámetros más que en otros, la sociedad ha caído en la lujuria, en cuanto a la sexualidad ha caído en un nivel ínfimo o pernicioso o patológico del uso y del concepto de lo sexual y de una  sexualidad psicológicamente sana y moral… -y, sálvese quién se salve, más población o menos-?

Sé, que alguien podrá decir con razón, que la mayoría de las personas, no han caído en estas concepciones y prácticas aberrantes, pero estas cifras son apabullantes y escalofriantes y…

Se define la lujuria, o así se ha descrito durante siglos en Occidente y en Europa y en España, “como un uso desordenado de la capacidad sexual”. Ahora, aquí, existen dos dimensiones de la cuestión: “concepciones desordenadas de la capacidad sexual o de la potencia sexual o de la facultad sexual del hombre/mujer”. Y, en segundo lugar, “práctica o uso desordenado de la potencia-capacidad-función-finalidad sexual”. Ambas realidades se confunden mucho. Pero ambas van relacionadas…

En estos días, quizás, ya semanas, cuándo se publique este modesto artículo, -si es que se publica-, pues en nuestro terruño ibérico se ha puesto en pie, un caso que está conmocionando a la sociedad.

¿Pero la pregunta es, es una realidad tan seria y tan grave, que los poderes y gestores de la misma sociedad, no se atreven a ponerlo en la superficie y en la discusión de la misma sociedad…? No digo toda la sociedad, sino una parte importante de la sociedad ha caído en una lujuria, o en la lujuria, o en realidades desordenados de la sexualidad. Unos, en unas temáticas, otros, en otras concepciones y prácticas desordenadas, unos, en un tiempo de sus vidas, otros en otros… ¿Es tan grave la realidad, que nadie se atreve, a indicarlo, expresarlo, a airearlo, y, las victimas, que pueden ser miles, decenas de miles, cientos de miles, de una manera o de otra, sufren esos sufrimientos en el silencio, quizás, no sea por causalidad, sino casualidad, que esta sociedad es una de las que más toma ansiolíticos de Europa, según dicen…?

¿Existe una epidemia de desorden sexual, tanto en las concepciones, como en las prácticas…?, ¿la sociedad y los poderes de la sociedad y el Estado, que puede que lo sepan, no sabe que hacer, sino admitir la tolerancia y el mutuo acuerdo, y, poner esa barrera, y, todas las legislaciones y normas que se están aprobando en estos últimos años y lustros, porque poner límites a esto, no es cuestión de solo hace unos meses o hace solo unos años…?

¿Diríamos que durante siglos, las religiones y las religiones mayoritarias de Europa, en concreto el cristianismo, intentó poner límites, a estas desarmonías, desarrollos inmorales y psicológicos inmorales de la sexualidad…?, ¿pero estamos en una situación actual en la cual, el cristianismo, que era el agente más importante en la sociedad de la enseñanza de la moralidad, ha ido en decadencia, y, quizás, no existe otro factor o agente tan importante que pueda compensar esta realidad, el sistema jurídico, siendo enormemente importante, no es suficiente, la filosofía y la moralidad y su enseñanza en las aulas y en las universidades, siendo esencialmente muy importantes, no son suficientes, la enseñanza y educación de las familias siendo fundamental, no es suficiente, y, la sociedad en general, la enseñanza de este tema, al menos, los límites que pone y aprueba, tampoco son suficientes…? Porque la solución ante este problema que es una verdadera epidemia, si tenemos en cuenta, los números indicados en el titular, es para poner la piel como hielo… ¡Y, si no solo tocamos esa faceta de las niñas, sino abrirla a otras realidades y casos y tipos de casos…!

Cuándo surgió el movimiento de Holywood con las actrices de cine. Muchos pensaron y pensamos que ese movimiento se iría extendiendo por todas las pequeñas sedes del cine, en todas las sociedades del mundo. Porque nadie en su sano juicio, piensa que los norteamericanos, o parte de los norteamericanos sean solo los malos de esta temática, sino que en mayor o menor grado existirán en otras realidades del cine, teatro, espectáculos, televisiones, actividades  semejantes…

Cuándo surgió el escándalo de Holywood muchos pensaron y pensamos que saltaría del sector del cine al resto de todos los oficios y profesiones, y, por tanto, se empezaría a abrir el melón, en todos los oficios y profesiones, en cientos de sectores de la sociedad, o en general, en todos los ámbitos de la sociedad. Pero ha ido pasando el tiempo y la serpiente del mal y de la maldad, en esta temática, no se ha salido totalmente a la superficie…

Creo que en estas temáticas, complejas y simples, tenemos que oír, a los expertos y especialistas. Tenemos que escuchar sus voces y sus frases y sus ideas, sus soluciones y el problema cuánto es y cuánto no es. Cómo se producen y en qué formas y maneras, y, en todos los sectores sociales y en todos los géneros sexuales y en todas las edades y en todos los ámbitos que se produzcan. Cómo está extendido de una manera o de otra. Y, cuáles son las soluciones…

Pero ha surgido un caso a nivel público y, este país ha quedado atravesado por una espada de dolor, tan grande y tan grave, que de alguna manera, no es exagerado decir que está conmocionada y traumatizada y angustiada la misma sociedad. Pero también hay que indicar, que está conmocionada, por quién no conoce la realidad de los corazones humanos… quién no se ha movido en esos ambientes de la psicología y de la psiquiatría, de la salud en general, de los círculos que estudian la realidad social, de los que tratan de temas de moralidad y semejantes… Porque para estas personas y son muchas, no les ha pillado por sorpresa… Por los que de verdad quieren ver y observar, y mirar debajo de los corazones, no les ha pillado con tanta sorpresa esta realidad –otra cosa es este caso concreto, que es otra cuestión…-.

Es obvio y evidente, que las sociedades mundiales, pero centrémonos en las occidentales tienen un grave problema, que es la lujuria, y, nadie o casi nadie, se atreve a tratar este tema, esta cuestión, esta epidemia a discusión pública. ¿Porque temen, que si fluye y se haga público y surja en la superficie, sería una catástrofe social, si se explica en todos los órdenes de la realidad, y en todas las consecuencias y en todos los parámetros…? ¿Pregunto, temen que el orden social y el fundamento y el pilar de la sociedad, en cierto modo se vería conmocionado…, sólo se ha tocado el caso de Hollywood, el caso de los curas católicas, ni siquiera de otras religiones…, pero se ha echado un manto de olvido en todo el resto de sectores de la sociedad, y, en todos los ámbitos y formas y maneras…?

¿Tenemos que empezar a pensar, esperar que surjan estudios de los casos, que surjan en la opinión pública, no solo en el ámbito de la Política, sino del resto de sectores de la sociedad, incluso de las mismas familias, y, de sus ambientes cercanos…? ¿Podemos esperar, que si existe esta epidemia de lujuria, de desordenado uso de la sexualidad, en multitud de ámbitos y formas y realidades, salgan a la luz, y, así se puedan curar…?, ¿o, solo será este caso, que se irá apagando poco a poco, como el faro cuando se va alejando el barco en la alta mar…?

(No es agradable tocar este tema, créanme, incluso para alguien que lo hace de una forma tan aséptica y tan abstracta y tan general, créanme no es agradable…, pero creo teniendo en cuenta todo el huracán que está cayendo que debo y me veo en la obligación de rozarlo…).

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