Todos los escritores y escritoras a Madrid…

Jesús Millán Muñoz.- No he conocido en mi vida, ningún escritor, pintor y los demás actores de la Cultura que no hayan soñado alguna vez, con ir al poblachón manchego para hacer carrera literaria…

Esta es la realidad, y, supongo que en Estados Unidos será Nueva York, y, aquí pues será Madrid, Barcelona, Sevilla… Creo que muchos son los llamados y llamadas y pocos los escogidos, esta es la realidad. No atan a los perros en Nueva York, ni en Madrid, con longaniza, se dice en el dicho popular.

Pero es la realidad y lo real, durante generaciones las tertulias de Madrid, eran el foco esencial de la cultura, todos y todas iban a esos lugares, se habla del Café Gijón, que no podría entrar nadie de lo rebosante y lleno que estaba, en tiempos de los años cincuenta y sesenta, se dice, y se ha escrito de la decena de tertulias que existían en Madrid antes de la incivil guerra civil y posteriormente, al principio.

Después, dicen, que el fenómeno de las tertulias se fue enfriando, y, no sé si todavía queda alguna en activo, dónde autores y autoras de diversidad de materias y especialidades, o de todas juntas se reúnan algún día –se habla que ahora son las Asociaciones Culturales de Artistas o de Letras-. Hoy, la televisión, los viajes largos dentro de la ciudad, los móviles quizás hayan sustituido todo ello. Quizás, que la mayoría de autores pasan por las aulas universitarias, y, desde allí, o van a los departamentos de Secundaria o de Universidad a trabajar. Y, ya hacen otra carrera para ascender. Hoy, ser profesor en la universidad es una gran medalla para hacer carrera en las letras y en las Artes –según me dicen…-.

Luego existen, el gran grupo, que no van a Madrid, ni a Nueva York, ni a ningún gran centro cultural, sea Berlín o Roma o Paris o… y, se quedan en sus provincias o localidades, como suelen indicar. Estos, existen de dos grupos, los que intentaron ir a Madrid, a hacer carrera literaria o artística, y se vinieron, y, dijeron y dijéronse quedémonos en nuestro terruño local, y, a ver, lo que hacemos, a intentar hacernos un nombre. O, aquellos que estuvieron estudiando en los centros universitarios regionales o de Madrid, y, después volvieron a sus orígenes.

Y, un tercer grupo, de aquellas voces, que se quedaron en sus comarcas y pueblos y provincias, y, se han tirado años, algunos lustros, algunos décadas, intentando tener un lugar en la cultura, de sus provincias, comarcas, localidades, regiones. Algunos lo han conseguido este trayecto a medias o fin a medias, otros, ni siquiera esta realidad…

Siempre se ha dicho que para triunfar en las Letras o en las Artes hay que ir a la Corte y a la Villa, a Madrid. Y, así durante siglos, han ido marchando por esos lugares, ya tenemos la realidad en el Siglo de Oro, y, desde entonces, generaciones tras generaciones. La realidad, que han marchado muchos a esas aguas y a esos aires y a esos vientos y a esas tierras. Y, es cierto, si triunfaban en Madrid o Barcelona, quizás también Sevilla o Valencia o Bilbao, quizás, casi podrían o podían triunfar en el resto de Ibería o Celtiberia o Piel de Toro… Poner nombres y apellidos es o sería ingente, pero todos los olvidados y olvidadas, me temo que son la mayoría, son aún más…

Unos individuos, después de estar en Madrid, de conocerse en mayor o menor grado, a docenas o cientos de agentes e interlocutores de la cosa cultural de su especialidad, sean Artes o sean Letras, y, haber obtenido pequeños éxitos o pequeños fracasos, tienen que buscar una fuente de vivir y sobrevivir. Y, aquí, están las diferencias, según titulaciones, según posibilidades, según azares. Y, muchos y muchas, no dejan de ser escritores, no dejan de ser pintoras, no dejan de ser músicos, no dejan de ser actrices, pero muchos y muchas, los caminos se van languideciendo. Se van debilitando. Al menos, les queda la esperanza qué lo han intentado. Pero en todos o todas o en casi todos o casi todas queda una sinfonía de tristeza, angustia, pena, desaliento… una tristeza y melancolía profunda. Muchos en décadas últimas se asocian a asociaciones del ramo, dónde muchos barcos callados se juntan, barcos y barcas que intentaron pero que no llegaron. Esta es la realidad…

Pero también les queda otra esperanza y otro temor, qué hacer, con las cajas de material documental que han ido conservando metiéndolos en trasteros y cosas semejantes y debajo de sus camas. Qué hacer y qué hacen. Cuándo atravesó la historia Internet, muchos sonrieron, se dijeron ya tengo el instrumento para mostrar mi trabajo. Y, así, lo han hecho a miles, con desigual suerte, pero siempre la misma proporción, algunos y algunas han tenido éxito, muchos y muchas, la mayoría, publican algo de sus trabajos, sean fotografías o trozos de ensayo o poemas o artículos de periódicos o poemas o cuentos o viñetas o… -Y, se tiran, ya años, ya lustros, porque Internet, ya es adolescente, esperando que llame la voz y la llamada de quién le descubra, como Pulgarcito y como la Princesa le saque de su sueño de olvido y de desaliento y de pena…-. ¡Pero en la mayoría no llama ninguna campana…!

Al final, esos escritores y escritoras, muchos se dicen, me/se debería haber dedicado a otra vocación, se dicen, he perdido mi vida en ir detrás de un galgo que nunca he podido alcanzar. De una meta, que siempre se ha ido alejando. De haber escrito y llamado a miles de puertas. Y, siempre o casi siempre el silencio como respuesta, cuándo no el ostracismo cultural o el exilio interior cultural, que también se ha producido, aunque no se diga… Al final, nadie se cae solo del caballo, muchos miran con tristeza o con sonrisa la caída, otros han puesto piedras para que el caballo se caiga, otros, podrían haber dado de comer al animal para que siguiese, pero no han querido. Otros, han caído en algunos de los pecados capitales en las artes y letras, tanto de unos actores u otros. Porque no están solo los que crean o crían ideas, existen muchos dentro y alrededor de este mundo… También el no tener suficiente talento o ingenio o conocimientos o don de gentes o…solo Dios, de existir Dios, sabrá todos estos misterios, y, también juzgará a todos estos misterios…

Al final de la vida, muchos y muchas voces, en sus sueños de sillones olvidados, se preguntan, he perdido mi vida, detrás de un sueño imposible, como El Quijote y Sancho, no hay islas, ni insulas para mí, no existían. Pero se consuelan, pensando, mejor es haber dedicado una gran parte de la vida a este arte o letras, que haberla dedicado a los vasos llenos de algo con alcohol, o, cosas semejantes. Así, se van conformando, con la duda y la tristeza, sabiendo y temiendo lo que vaya a pasar con sus escritos o sus manuscritos o cosas semejantes, que se perderán en el silencio, a los pocos lustros y décadas de que ellos o ellas cierren los ojos… Paz y pan y pax y bien…

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