La exposición ‘Almodóvar del Campo en miniatura’, de Rodrigo Lara Acero y su familia, que desde hace años despierta emociones al revivir a escala estampas cotidianas de la localidad desde mediados del siglo XX, se ha enriquecido este año al incorporar el automotor ferroviario que unía esta población y la vecina Puertollano.
Con un nivel de detalle que vuelve a demostrar la pasión y la destreza de sus autores, esta nueva maqueta recrea no solo las estaciones de ambas localidades, sino también sus entornos característicos y los tres pasos a nivel que atravesaba un medio de transporte que era muy utilizado por las gentes del pasado siglo, tras abrirse al uso de viajeros.
Esta nueva maqueta, que se ha podido contemplar durante la reciente Semana Santa una vez se desveló durante la Feria de Marzo, tiene entre sus atractivos una vía sobre la cual circula en ida y vuelta el automotor en miniatura, movido mediante un sistema eléctrico, recordando aquellos viajes que marcaron la vida social y económica de la comarca.
Los autores, apasionados de la historia local y verdaderos artesanos de la memoria local, empezaron a concebir este trabajo ya en abril del pasado año, documentándose minuciosamente en planos, fotografías antiguas y testimonios orales, hasta lograr un resultado que no solo reproduce con precisión técnica los elementos del ferrocarril, sino que también transmite el alma de aquellos trayectos.
La línea Almodóvar-Puertollano funcionó desde 1890 para el transporte de plomo, plata, zinc y manganeso en 1890 por parte de la Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya y la abrió al tráfico de pasajeros en 1899, en un servicio que tres años después alcanzaría también a San Quintín.
En 1956 entró en servicio el automotor diésel, que sustituyó al viejo tren de vapor. Aquel cambio supuso una mejora significativa en los tiempos de viaje y se convirtió en un símbolo de modernidad. El servicio estuvo operativo hasta 1970, pero su huella en la memoria popular permanece viva.
En la maqueta se representan las estaciones con sus muros de mampostería, los muelles de carga y descarga, el clásico cartel con el nombre de cada parada, así como detalles como farolas, árboles y figuras humanas que ayudan a contextualizar el conjunto. Se puede observar incluso a una mujer con un cesto, evocando aquellas escenas tan comunes de vecinos que viajaban con gallinas, huevos o productos del campo.
“Cada vez que hablamos con gente mayor del pueblo, surgen anécdotas nuevas”, cuentan sus creadores. “Uno recuerda cómo su abuela le llevaba al médico en el automotor, otro que lo usaban para ir a la feria de Puertollano. Hasta hay quien nos dice en broma que fingía estar enfermo solo para poder montar en él”.
Desde que en marzo volvía a abrir al público, la exposición ‘Almodóvar del Campo en miniatura’ ha recibido infinidad de visitas, no solo de la localidad anfitriona y otras de la comarca o la provincia y otras del país, sino también de procedencias internacionales como Colorado o Toronto.
Entre quienes han pasado por ella cabe citar al alcalde, José Lozano y a la edil de Cultura, Virginia López, quienes, en consonancia con el resto de visitantes, han felicitado a Rodrigo y a su familia, elogiando la gran creatividad artesana de esta nueva concepción y les han seguido animando para que, en la medida de los posible, puedan seguir recreando aquel querido pasado de Almodóvar del Campo.
Cabe señalar por último que, con el fin de aportar toda la información de interés posible, la flamante recreación a escala se complementa en paneles que recuperan cartelería alusiva a la línea ferroviaria, fotografías y paneles con datos de interés que recuerdan asimismo el próspero pasado minero que alcanzó a buena parte de la comarca.