San Isidro Labrador, símbolo de lo que defendemos cada día

Lola Merino. Presidenta nacional de AMFAR. Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural. Un año más celebramos San Isidro Labrador, Patrón de las mujeres y los hombres del campo, símbolo de la vida agraria, del trabajo constante y del amor a la tierra. Una figura que, además de lo religioso, representa un modo de vida que necesita ser visibilizado, valorado y protegido.

Para AMFAR, esta fecha no es solo un homenaje; sino también una reivindicación. Porque hablar de San Isidro es hablar de nuestras raíces, de nuestros pueblos, de nuestro mundo rural que, aunque muchas veces maltratado, sostiene y alimenta a toda la sociedad. Celebrar a nuestro Patrón, es reconocer las manos que siembran, cuidan y cosechan; muchas de ellas y cada vez más numerosas, manos de mujeres que siguen apostando por ocupar un espacio justo y digno en el sector agrario.

El 15 de mayo es una fecha profundamente simbólica para los agricultores, pero también para toda la familia, ya que hoy conmemoramos el Día Internacional de la Familia. Una coincidencia que no puede pasar desapercibida, porque el campo español se entiende y se sostiene, precisamente, sobre los valores del trabajo y de la unidad de la familia.

San Isidro Labrador, es el reflejo de mujeres y hombres que, generación tras generación, han labrado el campo con humildad y perseverancia. Pero también es símbolo de un modelo de vida en el que la familia es el eje central.

En AMFAR sabemos bien que las mujeres son el pilar fundamental sobre el que se sostiene la familia. Ellas trabajan la tierra, emprenden, lideran, cuidan, fijan la población y garantizan el relevo generacional. Y sin embargo, siguen enfrentándose a barreras estructurales que frenan su pleno desarrollo: el acceso desigual a la propiedad, la brecha digital, la falta de servicios, la falta de corresponsabilidad o la escasa representación en los órganos de decisión.

Por eso, este 15 de mayo no solo celebramos; también reivindicamos. Este San Isidro debe servir para reconocer el valor real de quienes vivimos y trabajamos el campo y en nuestros pueblos. Este San Isidro debe servir para pedir políticas públicas valientes que fijen la población, que promuevan la igualdad y que apuesten por un futuro en el que el sector agrario sea sinónimo de oportunidad para mujeres y jóvenes.

Y en este contexto, es fundamental reclamar una Política Agraria Común (PAC) justa, que no coarte la libertad de nuestros agricultores y ganaderos, sino que respalde su trabajo con respeto, sin imponer una maraña de condicionantes medioambientales que desconectan de la realidad del campo. La PAC debe seguir siendo una verdadera compensación a la renta agraria, y no un pago condicionado a determinados criterios ecologistas cada vez más alejados de la vida real en nuestras explotaciones. El campo necesita apoyo, no trabas.

Además, el futuro del campo pasa, necesariamente, por sus familias. Pasa por reconocer nuestro modelo agrario como motor de desarrollo. Y pasa por escuchar y apoyar a quienes llevan décadas demostrando que el mundo rural no es pasado, sino presente y futuro.

Desde AMFAR, seguiremos alzando la voz por todas esas mujeres y familias que hacen posible que el campo siga vivo. Que este San Isidro nos inspire a seguir sembrando igualdad. Porque donde hay familia, hay raíces. Y donde hay raíces, hay futuro.

Las mujeres somos parte esencial del campo. Sin mujeres, un pueblo se muere, desaparece.

Este 15 de mayo, celebremos a San Isidro con orgullo, pero también con compromiso. Por un mundo rural con más apoyo, más jóvenes, más mujeres, con más igualdad y con más futuro.

¡Qué San Isidro nos proteja y nos traiga salud y buenas cosechas!.
¡Feliz San Isidro 2025!.

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