Salvador Jiménez Ramírez.- “Mi Lucilio, los que te parecen rostros son máscaras; no te detengas en lo que ves, sospecha de lo que pueden esconderte”. (F. D. Quevedo).
Puede parecer una bobada, pero el Homo Sapiens Sapiens actual, acude en tropel a los Espacios Naturales, comportándose, en su mayoría, como un cazador- pescador – recolector errante de hace cincuenta mil años…, y en ese abstracto comportamiento e ignorancia, se engendra un repertorio de agresiones muy concretas en los ecosistemas, que no se evalúan ni cuantifican, responsablemente, por los “numerarios” y “diplomáticos” de “turno”…
Al Homo Sapiens actual le cuesta entender y aceptar las complejas normas y medidas, tendentes a obtener un aprovechamiento racional, (mantenimiento y restauración) de los espacios naturales, de sus recursos y por ende de la protección de nuestro medioambiente natural, contra las acciones contaminantes y destructivas…
La conservación de los Espacios Naturales, de la naturaleza en definitiva, se nos presenta como una labor complicada, que enfrenta intereses y actitudes de nuestra privilegiada especie, con las demás especies vivientes…; incluido el medio social, en el cual unos cuantos individuos y “clanes”, intentan satisfacer sus boatos, usuras y también sus “adaptaciones evolutivas”… (¿?). La intervención humana, sin ningún género de dudas, debe respetar y garantizar, con un racional comportamiento, tanto el recurso natural-biológico, como el entorno que los sustenta; teniendo como ética y prudente meta, evitar una sobreexplotación, que dañaría seriamente el “rendimiento” de los ecosistemas y su permanencia…
La mayoría de nuestros Espacios Naturales, reciben un sinnúmero de elementos o agentes contaminantes; aumentando, continuamente, con toda una amalgama de compuestos químico-orgánicos, muchos de ellos muy tóxicos. Cuando esto ocurre sin un control exhaustivo y tratamiento apropiado, causan enormes “lesiones” en los Espacios Naturales o ecosistemas, ya que la naturaleza no puede asimilar y eliminar la carga de elementos nocivos. Para no alterar drásticamente un ecosistema, se deben controlar las actividades causantes de una alteración ecológica o medioambiental insalubre y destructora. Las actividades del Homo Sapiens, deben quedar dentro de los límites de un control científico y políticamente responsable…, para que nuestro medio acuático se vaya liberando de tan tremenda carga de sustancias tóxicas; que tantos efectos desfavorables, inmediatos y retardados, produce en todas las formas de vida, incluida la del ser humano: el Homo Sapiens Sapiens, que sabe que sabe, pero ignora cuánto ignora… Una gestión inapropiada, “ciega” y “sorda”, de nuestros Espacios Naturales, por los abusos humanos, no hace otra cosa que ir agrandando los problemas de la vida en el planeta Tierra…
“Tiempo que abisma, cuando lo venerable no es venerado”. (WOUNDED WATER. AGUAS HERIDAS)