Por José Belló Aliaga
Ha tenido lugar en la Real Academia de Bellas Arte de San Fernando la presentación de la exposición TORNER. Centenario en la Academia [Obra 1977-2008], en la que han participado Tomás Marco, director de la Academia; María José Barrero García, Coordinadora General del Área de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid; y Arturo Sagastibelza Ruiz, comisario. Asistieron también el vicedirector-Tesorero de la RABASF, Alfredo Pérez de Armiñán y de la Serna y el delegado del Museo, Calcografía y Exposiciones, Víctor Nieto Alcaide.


















Presentación de la exposición TORNER. Centenario en la Academia [Obra 1977-2008]
La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando conmemora el aniversario del nacimiento de Gustavo Torner (Cuenca, 1925) con esta exposición comisariada por Arturo Sagastibelza, e integrada por destacadas pinturas de gran formato de la etapa de madurez del artista, procedentes —excepto la que forma parte de la colección del propio Museo de la Academia— de colecciones particulares que las han cedido para esta ocasión única, y por tanto con el valor añadido de ser en gran medida inéditas.
Exposición
La exposición de la Academia se centra en un periodo y ámbito concreto de su producción, la obra pictórica de grandes dimensiones realizada entre 1977 y 2008, siendo complementaria a la organizada en Cuenca por la Fundación Torner.
La muestra reúne trece pinturas variadas formal y conceptualmente, que configuran una buena representación de esa síntesis de culturas, civilizaciones y tiempos -a la par que de recursos, técnicas y procedimientos- que caracteriza la obra de Torner; un excelente testimonio de la densidad y riqueza de ese momento esplendoroso de su pintura.
Recorrido por la exposición TORNER. Centenario en la Academia [Obra 1977-2008], en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (RABASF)
Gustavo Torner es una figura clave del arte español, perteneciente a la llamada segunda generación abstracta o generación de los años cincuenta del pasado siglo. Su obra, muy diversa y difícil de clasificar, se adscribe por lo general a la vertiente más lírica, construida e intelectual del arte, alejada de esa otra línea expresionista de «veta brava» representada por el grupo El Paso.
La trayectoria creativa de Torner se ha desarrollado a lo largo de más de ochenta años, sin limitarse a los campos habituales en los que suele desplegar su labor el artista plástico. Aparte de su ya extenso catálogo de pinturas, esculturas (muchas de ellas monumentales, repartidas por la geografía española, como Reflexiones I, de 1972, que popularmente ha dado nombre a la «Plaza de los cubos» en Madrid), dibujos, collages o estampaciones en las más diversas técnicas, se ha adentrado de manera muy amplia en ámbitos creativos diversos, como puede ser el diseño de tapices y alfombras, textil y de mobiliario, la vidriera, el mosaico, la fotografía, el diseño gráfico, e incluso en la escenografía y los figurines para obras de teatro, ópera y zarzuela; también ha realizado una labor ingente en el campo de la arquitectura y la ordenación de espacios.
A esa larga lista, debemos añadir su trascendental labor sociocultural en el campo de la museografía, con el diseño y montaje de pabellones feriales, museos privados y numerosas exposiciones.
Ingeniero de montes
Torner, ingeniero de montes de formación, se interesó desde muy joven por el arte. Ya antes de acabar la carrera, sus profesores, captando su habilidad para el dibujo, le encargaron la realización de una serie de láminas de botánica a la acuarela para publicaciones científicas, un reto que resolvió con tal brillantez que lo animó a seguir en ese camino de una forma autodidacta. Su obra de los años cincuenta es acorde con las corrientes figurativas discretamente renovadoras del momento, pero mediada la década su pintura deviene plenamente abstracta, un peculiar informalismo matérico, de ricas texturas y alejado de lo gestual, que despertó el interés de algunos críticos, en especial de Juan Eduardo Cirlot. Es, quizá, la etapa más conocida de Torner, la que culmina con sus composiciones binarias a modo de «paisaje» simplificado en dos zonas contrastadas. Su evolución posterior, en los sesenta, le conduce hacia una pintura más compleja, «construida» y mental, con mucha frecuencia «objetual», hasta el extremo de ser en ocasiones una obra –construcciones o ensamblajes- sin gota de «pintura»; es el momento de sus conocidos homenajes a distintas figuras de la cultura, el arte o la ciencia de todos los tiempos.
En la década de los setenta Torner se dedica con gran intensidad a la escultura, y muy especialmente a la monumental -dejando más de treinta repartidas por la geografía española-. Al final de esa década retorna con energía renovada a la pintura. Aun siendo el mismo artista reflexivo y mental de siempre —sin menospreciar por ello el gran peso de lo inconsciente en el proceso creativo— lo hace desde una posición un tanto distinta, con «un tipo de obra de naturaleza más empática, romántica, subjetiva, o, cuando menos, menos irónica y distante», en palabras de Francisco Calvo Serraller.
Sus nuevas pinturas parecen reflejar el entusiasmo y la vitalidad de una segunda juventud, pero con el dominio y la sabiduría de un artista consumado. Son obras, por lo general, de gran impacto visual y poderosa presencia física, por sus grandes dimensiones, por su exuberancia y variedad de colorido, por su formato —muchas veces irregular— o por su complejidad compositiva, resuelta a través de los más diversos paneles, elaborados individualmente, que se conjugan conformando polípticos.
Arturo Sagastibelza
Comisario de la exposición
Pies de foto
Foto 1: Entrada a la exposición la exposición TORNER. Centenario en la Academia [Obra 1977-2008]
Foto 2: De izquierda a derecha, Víctor Nieto Alcaide, María José Barrero García, Tomás Marco, Alfredo Pérez de Armiñán y de la Serna y Arturo Sagastibelza Ruiz
Foto 3: Tomás Marco, director de la Academia
Foto 4: Imposible vuelo, 1977
Foto 5: Un principio de orientación, 1978
Foto 6: María José Barrero García, Coordinadora General del Área de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid
Foto 7: Archipiélago (Nostalgia de una Grecia que nunca existió. A Hölderlin), 1979
Foto 8: Invierno, 1979
Foto 9: Lo mismo, 1987
Foto 10: Arturo Sagastibelza Ruiz, comisario de la exposición
Foto 11: Simulacro IX(Kabuki), 1988
Foto 12: Simulacro XIV (Brumario), 1989
Foto 13: Cántico (A san Juan de la Cruz), 1991
Foto 14: Exploración de limites: personas XII, 1992
Foto 15: A Unamuno (antes El caballero y la muerte), 1992
Foto 16: Quevedo en Roma, 1996
Foto 17: Oro y ceniza II, septiembre de 2004
Foto 18: Edipo (Homenaje a Strawinsky II) 2008