Jesús Millán Muñoz.- Debo confesarlo, este artículo no gustará a nadie, pero estoy cansado y agobiado y entristecido de ver como tanta gente habla tan mal de la derecha o de la izquierda, moderada o no-moderada…
Ponga usted las siglas. Y, desde 1950 Europa ha prosperado, a y en todos los sentidos porque ha existido un pacto, explícito e implícito entre esas dos grandes fuerzas ideológicas, filosóficas, económicas, políticas, sociales. Especialmente entre las moderadas, la izquierda y la derecha moderada. Puede que en muchos temas, no estén de acuerdo, pero en el fondo de cómo ir dirigiendo el vehículo de la sociedad y de las sociedades y de los Estados europeos, ahora la Unión Europea, el sueño de Estados Unidos de Europa, en un futuro próximo, eso es lo que ha permitido todas las riquezas –jurídicas, culturales, sociales, económicas, religiosas…-, que tenemos y que queremos seguir teniendo.
En el siglo veinte, especialmente, la primera miad, hubo un terremoto de conflictos enormes, sociales y políticos, entre los diversos estratos sociales, los diversos Estados. Y, eso ha contaminado el corazón de muchos seres humanos. En nuestra Piel de Toro o Celtiberia esas heridas abiertas hace casi noventa años, continúan de muchas maneras y de muchas formas. Lamentablemente. Por eso, existe tanta crítica, tan amarga y tan dura y tan venenosa, de unos seres humanos contra otros que tienen otra ideología, otro bolsillo o cartera, otros contenidos en la cabeza, otras experiencias, porque todos o al menos muchos llevan heridas-traumas de aquellos tiempos…
Pero en Europa, aunque han tenido graves problemas, se han dado cuenta, que las dos grandes fuerzas tienen que vivir y convivir en paz. Con sus diferencias, pero que son los dos motores de las sociedades y de los Estados, en definitiva, la garantía de los derechos, derechos en todos los sentidos, las riquezas en todos los sentidos…
Existe mucho amargor en nuestro terruño, en España, existe demasiado. No somos conscientes que necesitamos a la derecha moderada, porque necesitamos, entre otras cosas, que creen empresas, y, que los emprendedores tengan éxito, porque nos producen mercancías, servicios, riquezas a y en todos los sentidos. Debemos alegrarnos que existan personas que bajo el imperio de la ley, racional y prudente, creen empresas. Y, al mismo tiempo tenemos que ser conscientes, que la izquierda moderada ha traído muchos derechos a las sociedades, han buscado mucho equilibrio en las sociedades, han intentado limar diferencias innecesarias, han buscado que todas las personas vivan con dignidad y honestidad…
No digo, que alguien, individuo o colectivo, critique una medida o norma o actuación de la izquierda moderada o de la derecha moderada. Creo que eso es bueno. Ese es el oficio, directo o indirecto de toda persona que se dedica a la escritura y al pensamiento y a la observación. Pero creo que todos debemos hacer una crítica mesurada, racional, prudente, con sentido común… Creo que tanta acidez, tanto veneno, tanto hierro, tanto acero… es malo para todos y para todas…
Creo que las sociedades y los Estados son y están dirigidos y gestionados por dos grandes ruedas, una es la izquierda moderada, otra la derecha moderada, y, ambas tienen que tener sentido común y racionalidad y prudencia. Después existen otras ruedas más pequeñas, que pueden dar pequeños avisos y toques y matices… pero son las dos grandes ruedas las que tienen que estar de acuerdo en temas esenciales…
No me gusta, oír, ver, escuchar, leer, sentir como hay personas, tantas personas, que sus juicios están tan envenenados contra los del otro color. Creo que en España existe todavía pendiente de la reconciliación profunda, reconciliación de cada uno consigo mismo, de cada uno con los otros. Debemos reconciliarnos de las heridas que han existido en el siglo veinte, hace noventa años… Es justo y racional, que los nietos y biznietos curen las heridas. Demos el derecho a que esta generación, tercera o cuarta de aquellos acontecimientos, curen las heridas. Demos el derecho a esas personas que se curen, por el bien de todos… Paz y bien…
(N.B. Este artículo fue escrito el 29 de mayo y creo que debo mantenerlo. Aunque hayan sucedido todos los acontecimientos de estos últimos días).