Ser hoy un librepensador es muy difícil

Créanme ser hoy un librepensador o ejercer el libre-pensamiento es muy difícil. Es cierto que existe libertad de expresión y de conciencia y de publicación de forma legal y estatal…

Pero existen multitud de individuos, grupos, colectivos, ideologías que solo desean que los defiendas a ellos, o al menos, ataques a los supuestos contrarios o adversarios. Por lo cual, alguien que quiera observar libremente, recoger datos libremente, escuchar todas las opiniones y argumentos que se han dado, en la medida de lo posible, libremente, y, por tanto, razonar y utilizar el saber o saberes ortodoxos, en la medida que pueda y sepa, lo más libremente posible. Esas personas sobran, esta es la realidad, se le van cerrando puertas. Aquí una, mañana otra, pasado mañana otra. Y, al final, se encuentra que está siempre intentando levantar la cabeza, y, siempre le trocean o un dedo o un pie o una mano o la cabellera. Le van cerrando puertas y ventanas y ventanucos, concepto-término-idea que ya dicen, viene de los antiguos griegos y romanos…

Pondré un ejemplo, muy general, “recuerdo una persona que defendía una postura psicosexual”, que al menos es controvertible, no diré cual –demuestra al no expresarla, que ya tenemos una limitación al libre pensamiento-, pues que defendía esa postura pero después, se le escapaba y decía, aquella persona o el interlocutor/a es o está demasiado obeso-sobrepeso-gordo.

Es decir, le parecía bien esa postura sexual, con operación quirúrgica incluida –miren ustedes, por muy librepensadores que seamos, no decimos el nombre-, pero no aceptaba, no le parecía bien que alguien en vez de tener un índice de masa corporal equis, -lo que mandan los cánones, cosa que debería estar en evaluación y autoevaluación más exacta-, tiene o disponía de un poco más de equis en ese índice de masa y peso…  Hoy Bruno, Voltaire, Diderot, D´Alembert, Agustín de Hipona, Platón, Aristóteles, Sócrates, Tomás de Aquino, Clifford, Montesquieu, Bacon –ambos-, Russell, etc., sobrarían, aunque ahora se alaben mucho…

Por tanto, en la calle se dice, hay que aceptar lo que indica la entidad equis, para así tener acceso a tal o cual puesto o prerrogativa o dimensión de la realidad, o situación psicolaboral y económica, o en el ascenso profesional o… Muchos escritores y pensadores y viñetistas y articulistas, e, incluso del ámbito de las ciencias sociales, no se atreven a expresar opiniones. Todo el mundo se calla.

El ejemplo palmario, es la situación ahora de la Península Ibérica, existen cientos de expertos y especialistas en ciencias sociales y en humanidades, cientos en decenas de universidades, que no hablan, no escriben, no expresan su opinión en periódicos, por la sencilla razón, de “quién habla o de quién se mueve no sale en la foto”. Y, ellos y ellas saben, que en el camino muchos conocidos suyos se han quedado en las cunetas, cunetas de la historia. Y, ellos y ellas, tienen sus finalidades actuales, no quizás ya solo para ellos, sino quién sabe para sus descendientes. Y, por eso, los que saben se callan. Se oyen mil mentiras y errores y medio mentiras en los medios de comunicación, y, ellos y ellas expertos en multitud de saberes lo saben, pero callan y recallan, se silencian y se residencian…

El librepensador no tiene que estar de acuerdo con la última tendencia, igual que el matemático sigue aceptando que el libro de Euclides, tiene todavía ecuaciones que son verdaderos. Es decir, el librepensador, no tiene que aceptar que una idea nueva, tiene que ser verdadera, puede pensar que es falsa, porque ya la expresión o enunciado dicho hace veinte siglos es verdadero. Ni tampoco, que una idea de hace quince siglos, por muchos siglos que tenga, es o tiene que ser cierta.

Ni lo nuevo, todo es error o mentira, ni lo nuevo todo es verdadero y verídico. El librepensador intenta examinar, con sus limitaciones propias, cualquier hecho o dato o idea o argumento o acto, a la luz de su modesta cabeza, pero tomando argumentos y razones de todos los saberes… Y, después tendría que tener el valor de escribirlo, y, después de hacerlo público o publicarlo. Pero es aquí, en estos dos últimos pasos, en el que los librepensadores se reducen. O, no escriben de decenas de temas, porque no quieren complicaciones, o, si lo escriben no lo publican, o, si lo publican lo hacen en sus redes sociales, un blog, como casi todos, que apenas nadie lee…

Un librepensador puede adoptar puntos de vista de la lógica y la racionalidad y la experiencia y la ciencia empírica en temas que son empíricos, pero puede aceptar en temas que las ciencias no abordan, temas que ocupan y preocupan al ser humano, temas humanísticos y metafísicos y morales, puntos de vista de la razón, la razón no científica, pero la razón, hasta que esos temas los aborden los métodos de las ciencias.

Es decir, utilizar otro tipo de razón no científica, sino una razón filosófica o una razón moral o una razón metafísica… Los dos ámbitos de la razón: la razón científica y la razón filosófica-moral-metafísica. Después, están otros saberes, como las artes, las culturas en general, las teologías… -que también hay que escuchar lo que dicen, y, mirar lo que dicen, a la luz de sus metodologías propias, pero también de la razón científica y de la razón filosófica-moral…-.

Créanme ser hoy un librepensador es muy difícil. Más difícil de lo que pensamos. No sé, a veces, pienso más difícil que hace dos siglos y medio con la Ilustración clásica… Porque hoy, al menos en Occidente, el Estado te permite libertad de pensamiento y de expresión. Pero el otro día, percibí como una mujer que iba a misa, un día normal, al despedirse de unas amistades, no dijo es que me voy a Misa, sino dijo, “me tengo que ir”. Es decir, hoy día, en la misma Europa, hay personas que ya no se atreven a decir que van a Misa, a Misa un día normal…

¡¿Algo está sucediendo, qué está sucediendo…!? ¡Pero hoy los librepensadores sobran, no queremos a los librepensadores, pero después alabamos la Ilustración y la libertad de pensamiento hasta la saciedad…!

¡Quizás, usted no haya padecido el peso y la carga y el castigo de ser un librepensador, si lo es, sentirá que de todos los sitios lo irán echando o no le dejarán entrar, y, desde luego, no ascenderá por la escalera de lo social-laboral, excepto excepciones…! ¡Y, si no asciende socialmente en niveles de la enseñanza y la educación y lo laboral, después y antes, todo lo que escriba, no entrará en el mundo académico, y, por tanto, no será valorado por el mundo académico, ni universitario…! ¡Salvo alguna excepción! ¡O, no le publicarán artículos los grandes periódicos nacionales…! ¡Aviso a caminantes…!

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