Amaral, Víctor Jara y esa revolución… pendiente

Fermín Gassol Peco.- Siento que llegó nuestra hora, esta es nuestra revolución, porque siento que este es el momento de olvidar lo que nos separó y pensar en lo que nos une. Revolución, este es el día de la revolución Esta es nuestra revolución. Revolución, revolución, esta es nuestra revolución, revolución”… (Revolución, Amaral)

Ayer, con un recinto a rebosar y con un público de edades muy distintas, Amaral ofreció sobre el amplio escenario del auditorio de La Granja un espectáculo grandioso, de gran calidad artística en sus más variadas vertientes de sonido, luz, color y todas esas herramientas técnicas que posibilitan las realidades virtuales. Un espectáculo, ya digo, de primer nivel. Y así Amaral, fue desgranando canciones nuevas y añejas, aquellas que les dieron fama a nivel internacional y que fueron coreadas con pasión.

Era la segunda vez que el grupo liderado por Juan Aguirre y Eva Amaral actuaba en nuestra ciudad, la primera hace ya bastantes años, cuando, en un guiño de Juan Aguirre, podían montarse en las atracciones de la feria sin ser reconocidos. (Es un decir)

Pero hubo dos momentos en esas dos horas de concierto que supusieron para quien escribe, sendos paréntesis en ese ambiente alegre y festivo, con un público entregado. Fue cuando apareció en pantalla Víctor Jara cantando su histórica canción Te recuerdo Amanda  y la canción Revolución. 

Miraba al alrededor y veía a muchas personas que habían sobrevivido ya a la cincuentena, otras que apenas llevaban un cuarto de siglo pisando suelo…y me preguntaba qué sentirían los más jóvenes al oír y reconocer quienes que peinaban canas o ni eso, esas canciones, su contenido, mensaje y sobre todo los hechos en los que se fundamentaban.

Porque uno que ya ha vivido tres cuartos de siglo, que ha asistido a tantas movidas sociales, culturales y políticas, reflexionaba sobre si esas canciones de carne, sangre y huesos rotos, no se habrían transformado en objetos de un museo, en meras imágenes y fotos que han dejado de oler y se han quedado en eso, momentos sentimentales…que se olvidan, pero no arrastran ni involucran es estas nuestras vidas donde casi nada echa raíces, ni nos provoca volver a iniciar otra revolución, la de la inteligencia cultural, aquella que nos procuraría una mucha mayor madurez personal.

Amaral…Víctor Jara…For ever.

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