La Casa de los Vasco de Valdepeñas acaba de ser declarada como Bien de Interés Cultural, con categoría de Monumento, por el Consejo de Gobierno de Castilla-La Mancha.
Una catalogación que ha valorado la teniente de alcalde de Cultura, Vanessa Irla, afirmando que “esta distinción reconoce no solo el valor arquitectónico del edificio, sino también su profundo significado histórico y cultural para nuestra ciudad, lo que incrementa el valor patrimonial de Valdepeñas”.
Irla ha añadido que “durante generaciones, la Casa de los Vasco ha sido testigo de la vida local, reflejo de una época y símbolo de identidad. Su conservación garantiza que las futuras generaciones puedan conocer y valorar sus raíces. Gracias a este reconocimiento, se abre una nueva etapa para proteger, difundir y poner en valor un patrimonio que es de todos”.
La declaración de BIC garantiza la protección legal del edificio, de manera que se impide su alteración o destrucción sin autorización de las autoridades competentes. Además, contribuye a la investigación científica y educativa, potencia la identidad local y puede convertirse en un atractivo turístico que beneficie a la economía de Valdepeñas y de la región.
Este inmueble es uno de los escasos ejemplos conservados en la localidad de casona solariega de época moderna. La Casa de los Vasco constituye un importante ejemplo de la arquitectura barroca popular. A lo largo de su historia, fue habitada por las élites locales, desde oligarcas con altas dignidades municipales hasta miembros de órdenes militares y que, posteriormente, fue utilizada por la burguesía decimonónica y, en la segunda mitad del siglo XX, como centro educativo.
El inmueble destaca por la sobriedad de su fachada original, apenas modificada, con acceso y zaguán de reminiscencias islámico-mudéjares. Presenta un patio central con seis columnas toscanas, vigas de madera y cubiertas con bovedillas, además de una capilla barroca privada en la planta superior con pinturas cenitales. Entre sus elementos más singulares figuran los patios exteriores, el oratorio orientado al este y la cueva-bodega subterránea, con espacio para una docena de tinajas.