La vida te da sorpresas y alguna agradable. Como la de un puestecito de libros que alguien ha decidido poner en la calle Gran Capitán, frente al Bar Ruedo, para que la gente que quiera, se detenga, mire y si le gusta alguno, que se lo lleve, como si se quiere llevar dos, sin la presencia del mecenas librero, como si la mesita de libros hubiera aparecido de repente de la noche a la mañana. . Extrañado gratamente por la feliz idea no me he resistido a la tentación de hacer unas fotos. Por el movimiento de lectores y lectoras que se detenían a husmear, ojear y hojear, la insólita iniciativa ha tenido un éxito inesperado.
Pero, causalidades de la vida, resulta que el dadivoso librero es Fernando Nevado, un viejo amigo que comenzó conmigo a publicar en Lanza hasta que se trasladó a Madrid donde trabajó en el ABC hasta que se ha jubilado. No he tardado ni un minuto en llamarlo. Ha llevado libros al quiosco del Paseo y al centro el día del mercado de abastos de manera altruista. El excedente de libros apilados en un pequeño local de su propiedad lo ha llevado a regalarlos de esa manera tan particular. La feliz idea de regalar libros al por mayor en esta suerte de buffet libre de libros libres le ha dado al día un tono alegre en medio de los berrinches cotidianos que inundan los medios de comunicación.

Leed, compañeros que luego no hagáis el ridículo cuando haya que escribir.
Se debe opinar de todo y dar todas las opiniones aunque no nos guste nos hace libre.