Anselmo Alañón Alcaide. Desde hace décadas sabemos que el aprendizaje de idiomas, es perentorio. No solamente el idioma de Shakespeare, sino otros como: alemán, italiano, chino mandarín. La globalización, en un mundo donde las señas identitarias son la diversidad cultural y lingüística, el aprendizaje de un idioma vehicular es menester, no solamente para el contacto con el exterior, sino también para la comunicación e interacción diaria. Aprender un idioma alternativo da lugar, al conocimiento de otra cultura, otra cosmovisión.
Los elementos culturales, inherentes al idioma, despiertan y fomentan el espíritu crítico y la creatividad «ad hoc».
En este sentido aprender inglés, » lingua franca», lengua vehicular, en un mundo que desde el final de la II GUERRA MUNDIAL, impuso el modelo anglosajón, como nuevo modelo de entender la vida.