Las cartas genéticas

Anselmo Alañón Alcaide.- Cuando nacemos parece que los dados están echados, nuestro destino está predeterminado, a pesar de nuestro esfuerzo por luchar contra las variables; estamos condicionados por el entorno en que nacemos: cultura, tradiciones, aspectos sociales, y económicos. El entorno familiar determina nuestras aspiraciones y metas en esta vida.

El conformismo, al que nos acostumbran desde la infancia, se instala en nuestra vida. Luchamos por cambiar el rumbo de nuestra existencia. La igualdad de oportunidades no siempre es garante del éxito. Las enfermedades que vayamos a padecer a lo largo de nuestra vida son parte de nuestro código genético.

Todo cuanto somos viene determinado en nuestro ADN, al nacer. En este sentido parte de nuestra historia existencial está inexorablemente determinado por nuestra configuración genética. El ambiente social y cultural determina nuestro desarrollo personal: en lo cognitivo, afectivo, social, moral y cultural.

El principio del libre albedrío nos permite decidir sobre nuestro futuro, para desarrollar nuestra creatividad e ingenio. Podemos elegir nuestro proyecto de vida en cierto modo. Para ello tenemos que ser conscientes de lo que queremos o pretendemos alcanzar, con los recursos personales a nuestro alcance, para definir nuestro proyecto de vida con un cierto grado de esfuerzo e iniciativa personales, luchando frente a las contrariedades que se nos presenten, aunque no siempre logremos los objetivos propuestos, y sabiendo adaptarnos a nuestras circunstancias.

Como solemos decir frente a la adversidad, «la esperanza nunca se pierde», es de algún modo el sentido de la vida.

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