Ver las polémicas culturales desde el tendido

Jesús Millán Muñoz.- Uno ve todas las corridas y boxeos y competitividades del mundo de la cultura, tanto las más altas y las más provincianas desde el tendido más alejado, cuándo no desde la calle.

De vez, en cuando surge alguna. Ya de muchas provinciales no me entero, ya de muchas locales que existirán ni siquiera conozco a los contrincantes –ni siquiera muchos de ellos conocen que existe un trabajo de décadas realizado por este escribiente y pintante y pensante-.

Las que bullen como característica nacional o de los grandes centros del poder cultural y de los otros poderes, esas si surgen en la prensa de algo me entero. Al final, todas las diatribas culturales siempre tienen varias dimensiones, la cultura en sí, que muchas veces es la excusa, combinadas con los mundos sociopolíticos, y, desde luego, los cargos con cargas de platino o de cobre o de bronce o de oro… porque también en la cultura y Cultura hay buenas cargas con buenos cargos.

Estoy abajo más que abajo, no existe mi pluma-pincel en ningún lado. Incluso se han hecho directorios-diccionarios, varios, en la provincia o región dónde el sol me dio la luz la primera vez, y, después he estado tostándome décadas, sin salir de ella, salvo por las necesidades del existir y de la existencia, y, no han tenido a bien el insertar alguna referencia a mi trabajo realizado, que no lo hayan hecho conmigo como persona, me da lo mismo, al final, qué más da figurar cuándo ni un dólar o euro te llega al bolsillo.

Todas esas polémicas que surgen en la prensa nacional, siempre casi siempre, es por defender una bandera, o siempre es, por defender la necesidad de que a alguien le otorguen una medalla, o un sillón o un cargo, o porque un sector de la sociedad-ideología quiere controlar o gestionar una entidad o institución porque al final quieren gestionar y dirigir las mentes y las almas y las carnes de trozos-sectores de la población, eso es también la cultura, o eso quieren hacerla y convertirla –no es mi caso, yo sólo busco preguntas y realidades con verdad-. Y, siempre hay alguien que aspira a ello. Es quizás normal, quién ha ascendido al escalón siete, desea subir al escalón o planta once… y, así, porque ya decía Pinillos, psicólogo con el que leí y estudié un manual con letra muy pequeña de psicología, que me pareció muy bueno. Supongo que seguirá estando por algún lado de los rincones de los libros.

Decíamos, que siempre habrá un sector formado por individuos que se quejan o quejarán porque aspirarán a más. Pero también los buceadores de la queja y de ser y estar heridos que tienen la posibilidad de quejarse, quizás muchos y muchas se olvidan, de qué muchos que están más bajos que ellos, llamaron a sus puertas o a sus ventanas, hace diez o veinte o treinta o cinco años. Y, la respuesta fue el silencio. Eso se olvida, no se puede recordar tantos noes que se van dando por la vida, cuántas cartas no se contestan, ni siquiera se envían que han sido recogidas… pero de esos y esas nadie se acuerda…

Todas las polémicas culturales, de vez en cuando surge una, en los medios nacionales de comunicación, pues son como paellas, que tienen muchos ingredientes. Muchos. Por eso son tan difíciles de analizar y tan difíciles de curar. Sucedió y sucedía en el famoso Siglo de Oro hispánico, hace cuatro siglos, las graves y grandes polémicas. No sólo eran puramente culturales, que también, también era el control cultural y el vivir de la literatura o no, supongo que en las otras artes, también sería o tendría el mismo color o parecido, aunque las conozcamos menos. En las culturas, no sólo se siente la lucha por el presente, sino si seguirá tu nombre y tu obra en el futuro. Cuándo muchos autores y autoras han llegado a lo máximo, lo digan o no, se preocupan si perdurarán, si su obra perdurará. Porque han podido vivir de ello y de ella. Pero la duda siempre queda, dicen que Umbral preguntaba a sus amigos en sus últimos tiempos: “perdurará mi obra…”.

Esta es la suerte de los que no somos nadie en el mundo de la cultura, que nuestros manuscritos duermen en los cajones, hartos de ser enviados a tantos ojos, que ni siquiera sabemos si abrirán las cartas o los correos electrónicos. Uno, uno se dice, envías miles de páginas, miles literalmente, miles de imágenes fotográficas de arte plástico… y, la contestación es el silencio. La nada. También eso es una especie de polémica. Nadie se da por enterado…

Bueno, bueno, según los medios de comunicación, dan a entrever, no sé porqué y por qué, y, tampoco en qué condiciones, parece ser que hay una polémica por la conquista de la Academia, la RAE, ya fue famosa hace años la de Umbral intentando ese puesto y ese sillón. Nunca lo tuvo, pero también como dijo Raúl del Pozo, no se podría y podía quejar, eran amigos, por tanto, supongo lo expreso con cariño, indicó, más o menos: “Umbral recibió todos los premios”. Era cierto, los grandes premios de la cultura nacional, se le otorgaron, creo que se los merecía, aunque no estemos de acuerdo con todas sus ideas, pero no estamos de acuerdo ni con las ideas de  nosotros mismos. Es cierto a Umbral el dieron todos los Premios, menos el Nobel de la Literatura, menos un sillón o una letra de un sillón en la RAE.

Hace tiempo que escribí, nadie se ofenda, que no hay escritor en España, lo diga o no lo diga, también periodista-escritor, que no espere y no desee cuatro cosas: vivir de sus libros, le otorguen un sillón en la RAE, también el premio Cervantes, y el Nobel literario. Estos cuatro grandes premios, y, también que su obra siga existiendo quinientos años más, al lado de la de Lope de Vega, Cervantes, Tirso de Molina, Calderón, Galdós, etc. ¡Yo, también, muchos miles como yo también, pero no hemos conseguido que ni nos publiquen un libro una editorial de la industria…! ¡Por tanto miles como yo, no somos competencia para nadie…!

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