Puertollano: Una exposición urbana invita a no mirar para otro lado frente a la violencia machista

Quince puertas de quince vecinos invitan a no mirar para otro lado en la violencia machista, en la exposición urbana se puede visitar durante los próximos días en la plaza de la Constitución y en el Paseo de San Gregorio, dentro de las actividades programadas por la Concejalía de Igualdad y el Centro de la Mujer con motivo de la conmemoración del 25 de noviembre.

Un proyecto que se podrá visitar durante esta quincena financiado con cargo a los créditos recibidos del Ministerio de Igualdad, Secretaría de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género

Una muestra de cuatro paneles que empujan a los vecinos de Puertollano a no mirar hacia otro lugar no es solo un gesto de valentía, sino una responsabilidad moral y social que nos concierne a todos y a todas, como ha destacado la concejala de igualdad, Marian Martin-Albo.

El maltrato no es un asunto privado. Es el ruido que no se escucha, el grito que se silencia entre cuatro paredes, pero que la sociedad decide ignorar con demasiada frecuencia. Ante un episodio de maltrato, la indiferencia es un acto de complicidad.

Romper el silencio

No mirar para a otro lado es dar un paso al frente para romper ese silencio. Es el primer acto de una cadena de apoyo que puede salvar una vida. Es recordarle a la víctima que su voz importa y que hay personas dispuestas a escucharla. Es un acto de humanidad que nos define como sociedad. No tenemos derecho a ignorar el sufrimiento de las demás personas. La empatía nos obliga a actuar.

Cuando alguien desvía la mirada, otorga un permiso tácito al agresor. Transmite un mensaje devastador a la víctima: que su sufrimiento no es lo suficientemente importante como para ser visto.

Cada cabeza que se gira, cada paso que se acelera, cada excusa para no involucrarse, contribuye a perpetuar el ciclo de la violencia.

El miedo al «qué dirán» o a las posibles represalias no puede ser mayor que la obligación de proteger a una persona que está en peligro.

Un problema de todos

Intervenir no siempre significa enfrentarse directamente al agresor. La seguridad debe ser siempre la prioridad. Puede tratarse de una llamada discreta a la policía, a un servicio de emergencia como el 016, o a algún organismo de apoyo. Puede ser simplemente preguntar a la víctima si se encuentra bien una vez que la situación de riesgo ha pasado, haciéndole saber que no está sola. La ayuda puede tomar muchas formas, pero la inacción no es una de ellas.

Es un problema de todos. Cada vez que la sociedad actúa como testigo mudo, se debilita la red de protección que debería arropar a las víctimas. Si ignoramos la violencia en la plaza pública, en la escalera de vecinos, en el bar, estamos aceptando un mundo en el que el miedo es un inquilino más.

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