Alfonsi Álvarez, secretaria general de UGT Ciudad Real.- En nuestro país, la realidad de la inmigración revela una profunda contradicción que merece ser analizada con honestidad y compromiso. Por un lado, observamos cómo a muchos españoles y residentes en España no les molesta la presencia de ciudadanos alemanes, que llevan más de veinte años en nuestras costas, disfrutando de sus derechos y viviendo en nuestra tierra sin necesariamente integrarse plenamente en nuestra cultura o aprender nuestro idioma. La convivencia con estos inmigrantes, en muchos casos, se da sin mayores obstáculos, y su presencia se acepta, en ocasiones, como parte de la diversidad que enriquece nuestro país.
Sin embargo, esa misma tolerancia y aceptación parecen desaparecer cuando se trata de inmigrantes de color o en situación de pobreza, que llegan buscando mejores condiciones de vida. La percepción social se vuelve diferente, y en muchos casos, se les señala, estigmatiza y excluye, alimentando prejuicios y discursos xenófobos que solo dividen y debilitan nuestra sociedad.
Esta dicotomía revela una doble moral que no podemos permitir desde una perspectiva sindical y de justicia social. La verdadera igualdad implica reconocer que todos los seres humanos, independientemente de su origen, color de piel o condición económica, tienen derechos y merecen respeto, protección y oportunidades. La inmigración, en su esencia, es una expresión de la globalización y de las desigualdades que existen en el mundo y no puede ser vista como un problema, sino como una oportunidad para construir una sociedad más plural, solidaria y justa.
Desde UGT defendemos que la integración y la convivencia deben basarse en el respeto mutuo, en la igualdad de derechos y en la lucha contra cualquier forma de discriminación. No podemos aceptar que se juzgue a las personas por su origen o condición social, sino por su dignidad y su contribución a la comunidad.
Es hora de dejar atrás los prejuicios y las medias verdades que alimentan la xenofobia y el racismo. La verdadera ciudadanía se construye desde la igualdad, la solidaridad y el reconocimiento de que todos somos parte de un mismo proyecto común. Solo así podremos avanzar hacia una sociedad más inclusiva, donde la diversidad sea vista como un valor y no como una amenaza.
Desde el sindicalismo reafirmamos nuestro compromiso con la defensa de los derechos de todas las personas, sin excepción, y con la lucha contra las desigualdades que aún persisten en nuestra sociedad. La inmigración no es un problema, sino una oportunidad para fortalecer nuestra convivencia y construir un país más justo para todos”.








