El pasado sábado 22 de noviembre, día de Santa Cecilia, protectora de los músicos, el público asistente pudimos disfrutar de un concierto magnífico, titulado «Souvenir de France», una auténtica joya, interpretado con un virtuosismo y una fuerza que nos conmovió.
La actividad estaba organizada por la Asociación Amigos del Museo de Ciudad Real–Convento de La Merced, en colaboración con la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. El evento tuvo lugar en el claustro del Convento de La Merced, un espacio emblemático que volvió a llenarse de música y patrimonio.
El recital proponía un viaje musical, desde el Barroco hasta mediados del siglo XX, con obras de compositores franceses como Guignon, Chevalier de Saint-Georges, Alard y Milhaud; figuras que dejaron una profunda huella en la historia de la música europea, aunque, tal vez, un poco menos conocidas para el público mayoritario.
La performance inició justamente con la obra Nouvelles variations de divers airs et les Folies d’Espagne del compositor franco-italiano Jean-Pierre Guignon. Una pieza delicada a la vez que tempestuosa, donde a través de las sutiles variaciones del tema principal, una danza autóctona de origen renacentista, nos transportó con la imaginación al siglo XVIII. La secuencia armónico-melódica inicial ha sido reutilizada en numerosas ocasiones, y la podemos encontrar, entre otras, en el segundo movimiento de la quinta sinfonía de Beethoven, en la banda sonora de 1492 de Vangelis e incluso en Oops!… I Did It Again, de Britney Spears. Guignon, alumno de Somis, fue uno de los más excelentes virtuosos del violín del siglo XVIII, contribuyendo de manera significativa al desarrollo de la música de cámara francesa, cuyo lenguaje supo orientar hacia un conocimiento más profundo de la técnica violinística italiana.
La segunda pieza era una sonata póstuma del compositor francoguadalupense Chevalier de Saint-Georges, espadachín, atleta, boxeador, violinista, compositor y director, apodado el «Mozart negro», debido a la consideración de genio que tuvo en su época. La sonata, de tinte clásico y refinado, adolecía de estar incompleta, pero aun así, los intérpretes nos brindaron unos momentos muy exquisitos y elegantes.
Después del breve intervalo, la segunda parte inició con la obra de creación más reciente, en términos comparativos con el resto del programa, ya que esta fue compuesta por Milhaud en el año 1945, durante una cena con Yehudi Menuhin, quien le solicitó una pieza como regalo por ese encuentro. Milhaud perteneció al célebre grupo de Los Seis, que buscaba reaccionar contra el romanticismo tardío y el impresionismo, defendiendo una música más clara, directa, ingeniosa y moderna, influida por la vida urbana, el jazz y las formas populares. Este dúo viaja a través de la bitonalidad, alternando ápices disonantes con melodías etéreas y otros momentos de vigor muy rítmicos.
El Duo brilliant n. 11, op. 27 de Alard cerró la velada de manera sublime. Este dúo no solo muestra brillantez técnica, sino también un espíritu de diálogo refinado entre los dos violines, resaltando, si cabe, el segundo movimiento, cargado de un lirismo y una sensibilidad con pasajes casi operísticos. Alard fue un influyente pedagogo de la escuela violinística francesa del siglo XIX, además de un virtuoso violinista. Fue profesor en el prestigioso Conservatorio de París y entre sus alumnos se encuentra el extraordinario violinista y compositor español Pablo de Sarasate.
El Dúo Azuer, integrado por los violinistas Ismael Huertas Gómez y Elena Muñoz de Morales, cuenta con una amplia experiencia sobre los escenarios. Ha sonado en Onda Cero, en la Ser, y ha tocado en el Teatro de la Sensación, en el Antiguo Casino de Ciudad Real, en el Museo de La Merced, en el Castillo de Calatrava la Nueva, en Sindical Espacio 13, entre otros lugares. Las inquietudes de sus integrantes les han llevado a formarse en países como Holanda, Italia e Israel, además de ahondar en otros aspectos musicales como la composición, la improvisación contemporánea y el jazz, entre otros.
