Anatomía de un instante

“El golpe de estado, se ha dicho a menudo, fue la vacuna más eficaz contra otro golpe de
estado”
JAVIER CERCAS

                Estos días se ha estrenado en televisión la serie “Anatomía de un instante”, basada en el libro homónimo de Javier Cercas. Es una novela apasionante, muchas veces frenética, que alterna el estilo policíaco con el de terror.

Se publicó en 2009 y gozó desde un principio del fervor de los lectores y de la crítica, convirtiéndose en una de las grandes obras narrativas de este siglo. Aunque su autor quiso hacer de ella una novela como la exitosa “Soldados de Salamina”, —que había publicado en 2001—, en este caso no lo consiguió, pero la convirtió en una novela de no ficción que es considerada una crónica o un ensayo del hecho histórico más importante de la transición española. El del golpe de Estado del 23 de febrero de 1981.

                El autor se inspira en el momento en el que comienzan los disparos en el Congreso de los Diputados. Tres hombres permanecieron sentados en sus escaños, mientras que el resto se escabullía debajo de las butacas. Eran, Adolfo Suárez, —Presidente del gobierno—, Santiago Carrillo, —Secretario general del Partido Comunista de España—, y, Manuel Gutiérrez Mellado, —Vicepresidente del gobierno y militar—. Si los tres fueron los artífices necesarios de la transición, también fueron traidores para los suyos.

                Este acontecimiento responde a la épica tradicional de los pronunciamientos militares en nuestro país. En la que héroes y villanos se mezclan y confunden. En cuanto a su deslealtad, Suárez, traicionó a quienes confiaban en que los cambios en la transición serían mínimos; Carrillo, lo hizo a sus correligionarios renunciando a sus símbolos y a parte de sus aspiraciones políticas; y Gutiérrez Mellado, al traicionar al conservador estamento militar al que pertenecía y que, como él, hizo la guerra en el bando sublevado.

Sin ser protagonista principal de esta crónica, el mayor traidor —así es considerado por muchos de los intervinientes en el golpe—, fue Alfonso Armada Comín, entonces Teniente General, segundo Jefe del Estado Mayor del Ejército y hombre cercano al Rey. Él, según la verdad judicial establecida por el Tribunal Supremo, fue el cabecilla del golpe, aunque lo negó abandonando a Tejero y a Milans del Bosch. Y al Rey, al que quiso involucrar en la asonada aprovechando su buena relación personal.

Entre los héroes está el teniente general Gabeiras, Jefe del Estado Mayor del Ejército, que retuvo a Armada en un momento crucial del golpe. El teniente General Quintana Lacazi, Capitán General de la I Región Militar, que frenó la participación de la División Acorazada Brunete. O Sabino Fernández Campos, Jefe de la Casa Real, que recomendó al Rey que no recibiera en la Zarzuela a Armada. Cuando preguntaron por él, Sabino les respondió: “Ni está ni se le espera”. Y así comenzó el fracaso del golpe.

Aquel día, pese a algunas insinuaciones en contrario, la intervención del Rey fue decisiva para abortar el alzamiento militar. Con sus llamadas a las Capitanías Generales; rehusando reunirse con Armada, como pretendía el general sedicioso; y con su discurso tranquilizador dirigido a toda la población a altas horas de la madrugada.

Pero más allá de los hechos relatados en esta obra, el autor quiere explorar la condición humana, la virtud o la dignidad de los protagonistas de esta novela. Y ahí está la parte creativa de Cercas inspirada en un poema de Jorge Luis Borges, “Instantes”, para adentrarse en la vida interior de sus personajes, escudriñar en aquello que los estimuló en sus inicios, las decisiones de las que ellos se arrepentían, o los deseos del momento tan crucial que estaban viviendo y que afectaba a un proyecto tan frágil como ilusionante.

Cuando entran los golpistas en el hemiciclo del Congreso, los tres protagonistas de esta historia sentían que ya estaban muertos. Por eso permanecer sentados en su escaño era un último acto de dignidad antes de que se aplastara su legado de concordia y de futuro para las generaciones venideras. Pero, antes del golpe militar, ellos ya se sentían abandonados por los suyos y hasta frustrados personalmente.

Como se lee en la novela, en la serie el papel de la mujer sigue estando infravalorado. Y solo la esposa de Gutiérrez Mellado resulta un personaje más activo. Pero ni la esposa de Carrillo, ni la de Suárez parecen personajes de interés. Aunque aparece Carmen Díez de Rivera, https://www.miciudadreal.es/2022/06/09/la-musa-de-la-transicion/ “La musa de la transición”, —interpretada por la atractiva actriz Alejandra Onieva—, solo se utiliza como la cara bonita de la transición de quien fue una activa y decisiva colaboradora de Suárez y del Rey en los inicios de la transición.  

Estos días el gobierno ha anunciado que a esta mujer se le va a conceder, a título póstumo, la Encomienda de la Orden Española de Carlos III. Aunque sea extemporáneo, —ella falleció en 1999—, este reconocimiento es más que merecido.

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