Anselmo Alañón Alcaide.– Hablamos de capacidades al referirnos a las potencialidades de cada persona, en otro tiempo se definía como cualidades o virtudes. La cuestión es que cada persona tiene sus propios rasgos personales que nos distinguen del perfil de otros. Todos tenemos igualdad de oportunidades.
Capacidades que son inherentes a la personalidad, donde habitan nuestras características: nuestro estilo de aprendizaje, percepción de la realidad, y que tiene que ver con aquello, que se ha ido forjando a lo largo de los años, y por otro lado, también es intrínseco a lo vivido en nuestro entorno.
Esas capacidades o cualidades hacen que entendamos el mundo, desde el prisma que se ha ido construyendo en torno a nosotros, desde la infancia, merced a las vivencias que han ido calando en nuestro interior. Capacidades como capacidad de aprender, capacidad de comprender, capacidad de comunicarnos, capacidad de expresar nuestras emociones… Son de algún modo potencialidades que desde nuestros primeros años desarrollamos como facetas de nuestra esencia personal, a través del aprendizaje y estimulación social y cultural.
